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viernes, 22 de marzo de 2024

114. Los amigos de papá

 

Mi nombre es Emily, 19 años; estoy en un instituto de peluquería. Ese día llegué muy cansada de clases y me fui a dormir una siesta, pero mi cansancio era demasiado. Mis hermanos habían ido a visitar a la abuela y bueno, de mamá nunca se sabía dónde estaba, ya que no era contar lo que hacía pero supongo que poniéndole los cuernos a mi papá quien sabe con quién.

No sé que hora era, pero me despertó el ruido de muchas voces de hombres, supuse que nuevamente papá había llegado borracho pero esta vez trajo amigos. Tal vez pensó que no había nadie en casa, me asomé disimuladamente y vi 3 hombres y a mi papá, a todos los conocía. Uno era don Pedro el señor de la tienda, que me la quería meter hace tiempo el hijo de puta me había mostrado su verga varias veces cuando iba a comprar. Los otros dos no recuerdo bien sus nombres pero andaban mucho con mi papá, sus mejores amigos.

Traté de quedarme en mi cuarto porque me daba vergüenza salir, decidí quedarme en el cuarto viendo videos hasta que caí en la tentación de ver porno, así que estuve viendo algunos vídeos hasta que caí en la tentación de ver algo de porno y tocarme bien rico ya que hacían mucho ruido y no sabían que yo estaba aquí. Comencé a ver videos de sexo anal, luego de tríos y terminé en un gangbang de doble penetración de una rubia diminuta y 5 vergas negras enormes reventándola toda. Me mojé tanto y empecé a tocarme rápido y metiendo mis dedos cuando sentí a alguien en el rabillo de la puerta, nunca supe quién fue pero se parecía mucho a mi papá. No pude continuar mi paja, pero si me dio tremenda sed así que dejé la vergüenza de que me vieran esos viejos morbosos y tuve que salir. Además, cuando estoy caliente no siento vergüenza de nada. Salí con una faldita corta negra y un top rosa. Cuando salí todos se asustaron, me preguntaron qué hacía y solo dije que estaba dormida. Fui por agua y ellos me llamaron a ver una peli que verían todos. Mi papá me sentó en sus piernas y me dio algunos sorbos de cerveza, me fue gustando la sensación y seguí bebiendo, pero solo fue un poco. Lograba sentir como estaba de mojada, sobretodo porque vi a don Pedro con tremendo bulto tieso marcándose en sus pantalones, él intentaba taparlo pero no dejaba de verme las piernas.

Me mandaban por cerveza y cuando iba de espaldas sentía cómo me miraban. No los culpo, tengo un culo redondo, grande y firme. Además, el alcohol y mi paja fallida ya me tenían bien caliente y a veces me agachaba mostrando un poco más para sentir sus miradas o ver algunas vergas paradas bajo el pantalón. En un momento estando en las piernas de papá sentí como su verga se ponía dura y palpitaba bajo mis nalgas, yo trataba de ignorarlo para que él no se sintiera incómodo, pero admito que eso solo me provocaba porque tenía muchas ganas de verga. Mi papá se paró diciendo que estaba muy ebrio y se fue a su cuarto. En ese momento me sentí como una presa indefensa en medio de una hambrienta jauría de lobos. Yo me quedé ahí parada mientras los 3 me decían que no me fuera y me tomara otra cerveza. Ellos me pasaron el vaso pero lograba ver algunas sonrisas cómplices, yo solo me lo tomé y empecé a sentirme muy mareada, todo me daba vueltas y no había bebido tanto. Fue entonces cuando entendí que esos hijos de puta me habían drogado. Fui a la cocina por agua y estando allí sentí un fuerte jalón del brazo para luego ser abrazada y besada por el cuello por uno de ellos mientras apretaba mis tetas, mi culo, mi vagina, todo me tocaba mientras pasaba su lengua por mi cuello y me decía que tenía ganas de metérmela todita. Me asusté, me gustaba el sexo pero eso no me quitaba el miedo de que me hiciera algo malo.

Intenté zafarme y llamé fuerte a mi papá pero ese hombre solo me dio un bofetón que me tiró al piso mientras se bajaba el cierre y me decía que ahora me iba a arrepentir de no ser una niña buena. Lloré, vi cómo se sacaba su verga mientras se acercaba a mí, me escupió y luego me levantó del pelo para ponerme de rodillas. “¡Abre la boca!” –me ordenó. “No por favor, por favor no le diré a mi papá, no le diré a nadie” –le dije. “¿No entendiste? ¡Qué abras la puta boca maldita zorra!” –me dijo mientras me abofeteó nuevamente. Yo lloraba y trataba de irme pero no sabía si me dolía más la mejilla por el golpe o el cuero cabelludo por la forma violenta en que me tenía agarrada del pelo. No respondí, estaba petrificada del miedo, solo temblaba y lloraba. “¡Qué conste que te lo pedí por las buenas!” –dijo apretando mi nariz, cuando no pude respirar y abrí la boca él me metió su verga. “¡Si siento tus dientes, te voy a abofetear hasta cansarme!” –dijo en tono de sentencia. Me asusté mucho porque esos dos golpes habían dolido bastante. Así que empecé a chupar, total no era la primera verga que me metían a la boca ni iba a ser la última. Así que, mientras él me tenía del pelo yo sacaba mi lengua y la pasaba por todo su glande dando a veces pequeñas succiones. “¡Eres tan puta como tú mamá! ¡Como mueves esa lengua! ¡Ah, te voy a follar esa bonita boca Emily!” –me decía con lujuria. Lo hizo, me agarró la cabeza y empezó a chocar su verga contra mi garganta, las arcadas y las lágrimas solo lo hacían excitarse más y más, cada vez más duro y no sacaba su verga de mi boca, casi no podía respirar y sentí que mi vista se nublaba por la falta de oxígeno cuando sentí un chorro caliente en el fondo de mi garganta que me hizo toser. Él de inmediato me la sacó y me echó el resto de su semen en mi cara mientras me insultaba de la forma más sucia; por alguna razón escucharlo hacía que mi vagina se mojara mucho más. “Si podías hacer lo que te pedía, ¿no? Pero tenías que resistirte. Aún no hemos terminado” –dijo con una perversión en su voz que me hizo estremecer.

Se sacó el cinturón y lo puso en mi boca como mordaza, me llevó tirando de él hasta la sala. Ahí estaba don Pedro y el otro hombre masturbándose, esperando con paciencia por su presa. “Ya le usé esa boquita rica, les dejo los otros dos hoyos a ustedes” –dijo el amigo de mi papá. Yo estaba muy drogada para ese entonces, ya casi no podía estar de pie y veía borroso. Perdí la consciencia. Cuando desperté de nuevo estaba acostada en el sillón, desnuda y tenía esos dos hijos de puta, cada uno metiendo su verga al fondo de mis agujeros, me tenían en una doble penetración que a medida que iba despertando me iba doliendo más. Sentía el culo partido en dos. Traté de gritar pero ahora tenía mis bragas metida en la boca y asegurada con cinta. Don Pedro tocaba mi clítoris mientras me la metía por el culo. “¡Ay Emily, mi amor que bueno que despertaste! Me moría de ganas de que me vieras rompiéndote el culito” –decía aferrado a mis caderas. Me dolía, estaba asustada, pero los dedos de don Pedro en mi clítoris me hacían palpitar y mojarme. Comencé a darme cuenta que ya no había nada que hacer, tal vez me iban a rellenar de semen. Así que o seguía llorando y pasándola mal, o empezaba a disfrutar. Al fin y al cabo era como los vídeos que veía. Además, tampoco era la primera vez que me metían dos vergas al tiempo, solo me sorprendía que fuese en mi propia casa por 3 viejos borrachos.

Mis nalgas ardían, supongo que me pegaron tanto que era por eso. Mi vagina chorreaba y realmente quería otra verga en mi boca, pero no podía ni hablar con mis bragas tapándome. Solo sentía como esos dos cerdos se deslizaban sin delicadeza dentro de mí, gritándome que era una puta como mi mamá y que habían esperado mucho para poder tenerme ahí clavada. Me daban como si quisieran romperme, no sé pero ser tan bajita siempre permite que puedan darme duro y meterla toda. Alcancé a tener un orgasmo mientras pensaba en esa verga tan gorda y torcida que tantas veces me había mostrado don Pedro y que ahora yacía en lo más profundo de mi culo dejándolo bien abierto, y adolorido mientras otro hombre me estaba rellenando de semen todo mi útero mientras gemía y mordía mis tetas. Yo estaba con mi pecho sobre el de él y don Pedro estaba arriba de mí.

El hombre eyaculó dentro de mí pero no me la sacó, don Pedro seguía bombeando pero no lograba acabar. El tipo de abajo dijo que ya se quería levantar. Entonces don Pedro se acercó a mi oído y me dijo que tenía una idea para hacerlo más rico. Me giró la cabeza, no podía creer lo que veía. “¡Ah así sí! Te voy a dejar todo el culito lleno de semen mientras Carlos te ve” –dijo en un tono muy morboso. Carlos es mi papá y ahora estaba sentado frente a mí masturbándose mientras el señor de la tienda me ponía en cuatro, de cara contra el sillón, ponía mi culo en pompa metiendo dos dedos, escupía, jugaba con mi culo de una forma perversa que me hacía sentir más caliente. De repente me metió toda la verga en el culo y me daba tan duro que solo escuchaba el sonido de sus testículos golpeando mi vagina, su verga cada vez me habría más el culo, mi papá se masturbaba como si quisiera quedar con la verga separa de su cuerpo, decía mientras me miraba: “¡Oh, qué buena es mi niña! ¡Has que tu papi acabé deliciosamente viendo cómo te cogen el culo!”.  Por alguna razón eso me puso más caliente,  saber que mi papá estaba excitado viendo cómo me reventaban el culo me hizo tener otro orgasmo, sé que blanqueé los ojos y vi como salía semen disparado de la verga de mi papá. “¡Ah, sí, qué rico! Eres un afortunado Carlos de tener una hijita así de putita, que se deja coger y que la mires mientras te pajeas” –le decía don Pedro entre jadeos a mi papá. Siguió dándome duro por el culo y dijo: “¡Qué rico culo apretadito tienes, te lo voy a dejar lleno de semen, perra!”. Aunque intentaba gemir para demostrar mi placer, él sabía que lo estaba disfrutando, por eso me clavaba entera su verga con fuerza, gemía como un animal y me apretaba las nalgas. Sentí como su verga se descargó en mi culo, me estremecí y lo disfruté perversamente; me dejó el culito lleno de semen caliente y abierto. Cuando la sacó me empujó con el pie y caí del sillón, me temblaba todo y sentía mis hoyitos escurrir.

Siguieron viendo películas y me dejaron ahí amordazada, no querían dejar ir, ya que si alguno se calentaba usaba mi culito para cogerme otra vez. Cuando uno de sus amigos me clavaba la verga en culo, mi papá se masturbaba como un maldito voyerista pero en vez de esconderse lo hacía para que lo viera. Cuando todo acabó, todos me dieron algunas palmadas en el culo y se fueron. Mi papá me quitó la mordaza y me besó la frente, con ternura me dijo: “Ve a dormir mi amor, ya es tarde. Eres una niña buena”. Me levanté con todo ardiendo y chorreando, me fui a bañar y luego dormí feliz, acababan de follarme 3 hombres maduros frente a mi papá. ¿Cuántas personas han vivido algo así? ¡Qué rico me cogieron! Me dormí con una sonrisa de oreja a oreja aunque mi culo me doliera. Cuando me desperté lo hice de una manera inusual, jadeando y gimiendo. Cuando abro los ojos veo a mi papá que está degustando mi vagina con su lengua. Me hice la dormida, pero mi vagina ya estaba reaccionando a esas placenteras lamidas, me tenía toda mojada entre su saliva y mis fluidos, estaba envuelta en un exquisito placer, por ser abordada de esa manera y también porque mi padre no pudo conformarse solo con unas pajas. Jugaba con sus dedos metiéndolos en mi concha humeda y caliente, no podía resistirme más y empecé a gemir desesperada, él pareció no inmutarse al saber que estaba despierta, siguió con ese delicioso juego incestuoso. Cuando me tenia al borde del orgasmo se detuvo y me sacó mi braguita, me tomó por las caderas y me puso en cuatro, al tenerme en esa posición, me dijo: “No solo mis amigos pueden disfrutar de mi pequeña zorra”. “¡Oh, sí, papito! ¡Meteme tu verga y hazme gritar como puta!” –le respondí.

Acomodó su glande en la entraba de mi concha y de una embestida me la metió toda, arrancando un exquisito gemido de placer. “¡Oh, qué rico! ¡Cógeme papito!” –le dije. Empezó a moverse de forma brutal, tomado de mis caderas me embestía con beligerante vigor, haciendo que mi cara se enterrara en mi almohada. Como pude me quité el camisón para que pudiera cogerme con más comodidad, él seguía con esas brutales embestidas, me sentía como la protagonista de un video porno que era cogida sin compasión. “¡Oh, dame verga papi! ¡Me gusta como me coges!” –le decía entre gemidos y jadeos. No pude contenerme más y me dejé abrazar por el más intenso de los orgasmos, era tan exquisito ser usada por mi papi que me estremecí por completo, al punto de caer rendida sobre la cama. A él no le importó y separó mis nalgas, invadió mi adolorido culo con su verga que se metió de golpe, haciéndome gritar y retorcerme. “¡Ay, mi culo papito!” –le dijo de manera agónica, me dio una nalgada y se movió con la misma fuerza que me había por mi conchita que aún seguía palpitando. Sentía como mi agujero se adaptaba al tamaño de su verga y a la brutalidad con la que se lo cogía. Sus testículos chocaban en mi vagina con fuerza, yo mordía mi almohada y me aferraba a las sabanas, si sus amigos habían sido bestiales al cogerme, él lo era más. Me tenía hipnotizada con sus embestidas, no podía hacer nada más que gemir y perderme en el placer.

Se puso de espaldas y me dijo: “¡Móntame puta!”. Obediente me subí a horcajadas encima de él, mi conchita no tardó en darle acceso a su verga. Me empecé a mover lentamente como para tomar aire, pero papi golpeó mis muslos y dijo: “¡Muévete zorra, quiero que cojas como la puta que eres!”. “Si, papito” –le dije, empezando un movimiento más violento sobre su verga. Mis tetas bailaban al ritmo de mis movimientos, lo miraba a los ojos y él sonreía al ver como su nenita era una puta cuando de coger se trataba. “¡Eres tan puta como tu mamá!” –me decía mirándome con lujuria. Me calentaba escucharlo, ya que para él yo era mejor que mi madre cogiendo, aunque la fama que tenía mamá entre los amigos de él era que era una puta complaciente. Estaba aferrado a mis muslos y los apretaba, podía sentir sus dedos presionando, lo que producía una corriente que llegaba directo a mmi conchita. “¡Ay, papi, qué rico! ¡Me tienes tan caliente!” –le decía entre gemidos. Sentía su verga invadiéndome hasta la base, me calentaba al punto de agarrarme las tetas y apretarlas, incluso darme unos golpes en los pezones para que se pusieran más duros de lo que ya estaban, los pellizcaba y me los retorcía con fuera, solo para aumentar la sensación de placer. Nuestra lujuria podía percibirse en el aire, llenaba cada espacio de la habitación, también el morbo y la perversión de una cogida entre padre e hija, pero en ese momento de calentura lo menos que importaba era el parentesco directo que teníamos, sino el placer que ambos sentíamos al tenernos como dos amantes calientes y deseosos del uno por el otro. En el extasis absoluto tuve otro orgasmo violento que me dejó caer sobre el pecho de papá. Él me besó con lujuria, correspondí ese beso incestuoso jadeante por el orgasmo. Papá siguió moviéndose hasta que me ordenó: “¡Quiero que me la chupes como toda una puta!”. Le obedecí y busqué su verga, la escupí y lo empecé a masturbar, él estaba tan caliente como yo. Metí esa verga llena de venas y de glande amoratado a mi boca, se la chupaba como poseída por el diablo.

Mi lengua se deslizaba por esa tiesa verga y la engullía con placer, haciendo que papi gima de placer. Mordía su glande de forma suave y a veces fuerte para que supiera que era su putita. Él solo gemía consumido por el placer. “¡Se nota que sabes chupar verga, puta!” –me dijo, mientras me sujetó del cabello y empezó a marcar el ritmo con el que quería que me comiera su verga. Estaba tan caliente comiéndole la verga a mi papi que no me importó cuando su semen llenó mi boca, incluso lo disfruté como una verdadera zorra; tragué hasta el último chorro que inundó mi boca, incluso se la seguí chupando para sorber hasta el último hilo de semen que nos unía lujuriosamente. Fue tan exquisito pasar la mañana cogiendo con papá que no nos dimos cuenta de la hora. Nos metimos a la ducha y nos dimos un baño pero seguimos jugando morbosamente, hasta quedar otra vez llena de semen. Les puedo decir que nos pasamos casi todo el día cogiendo de no ser que llegó mi madre, la puta olía a alcohol, sexo y semen. Quien sabe con cuantos se acostó pero ella no sabía que así como ella le ponía los cuernos a papi con cuanto hombre se la quisiera coger, papá tenía otra puta en casa para jugar y saciarse. Descubrí algo muy importante y placentero con el correr de los días. Me di cuenta que era la puta de papi y de sus amigos, él no se conformaba ya solo con verme coger con sus amigos y pajearse hasta eyacular, sino que se atrevía a dejarme la cara llena de semen y disfrutar junto con ellos de la zorrita Emily, su hija.

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®

2 comentarios:

  1. Que rico relato cada línea es exquisita y delirante .
    Como siempre Caballero delicioso relato

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  2. Waoooo exquisita lectura muy exquisita

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