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domingo, 31 de diciembre de 2023

85. Profesora decente vs alumnas perversas

 

Quien iba a decirle a Margarita que a sus  45 años volvería a estar nerviosa, toda su vida había actuado de forma prudente y pudorosa. Era profesora y siempre se abstenía de hacer cosas que estuvieran mal vistas, pero ahora había conseguido unos ingresos periódicos y ya no trabajaba, así que estaba haciendo cosas nuevas.

Delante de la arena intentaba encontrar el valor para seguir adelante, por primera vez iba a una playa nudista, era una pequeña playa y no había nadie. Siempre quiso probar el nudismo en una playa, la idea del viento acariciando su piel y el agua bañándola totalmente desnuda le parecía una oportunidad de libertad. Se adentró en la arena hasta la mitad de la desierta playa, colocó la toalla en la arena y dejó en el suelo sus enseres, llegaba el momento de desnudarse y sus nervios aumentaban. Empieza quitándose el vestido quedando al descubierto un bikini que tapa totalmente su abultado culo y le sujeta sus tetas, que si bien están firmes, empiezan a sucumbir a la gravedad. Su cuerpo de cuarenta y cinco años nunca ha sido víctima de los excesos, nunca tuvo sobrepeso, no fumaba, ni bebía en exceso, estaba relativamente bien cuidado aunque no realizaba ejercicio a diario.

Estuvo varios minutos mirando en todas direcciones para asegurarse que no había nadie más en la playa, aunque la playa era publica estaba desierta lo que le daba más valentía para desnudarse. Se soltó lentamente el nudo del bikini dejando al descubierto sus pechos, aunque enseguida se los tapó con los brazos. Tomó aire profundamente y abrió los brazos simulando estar en la cruz y sintió todo el aire acariciando sus duros pezones. Con más valentía se bajó de golpe la braga del bikini quedando finalmente desnuda en su totalidad. Rápidamente metió el bikini en la bolsa y sacó la crema solar que empezó a embadurnarse por todo el cuerpo, disfrutando de sus propias caricias expuestas y públicas. En primer lugar decide tumbarse boca arriba, aprovechando que está sola exhibe sus tetas y su vagina la cual está rasurada. Pronto cambia inquieta de posición, se coloca boca abajo quedando entonces su jugoso culo a la espera de los abrazos del sol. Sonríe tímidamente porque ha conseguido finalmente su propósito, realizar la locura de ir a una playa nudista y quedarse desnuda, pero en el fondo sabe que aún queda la prueba de fuego para ella, está sola y quiere saber qué sentirá cuando otras personas se sienten a tomar el sol también desnudas. ¿Qué sentirá cuando la miren detenidamente de arriba abajo? ¿Qué sentirá ella cuando vea penes de hombres totalmente desnudos o cuando compare su cuerpo con otras mujeres? Son pensamientos que invaden su mente mientras se relaja tumbada en sobre la toalla.

Ha pasado un rato desde que se tumbó sobre la toalla, no se ha quedado dormida pero esta tan relajada que no se da cuenta de que dos personas se han acercado hasta ella. Abre los ojos lentamente y sus ojos enfocan los dos cuerpos femeninos y jóvenes que tiene ante ella, dos chicas jóvenes que no están desnudas. De golpe la expresión de Margarita cambia súbitamente al reconocer los rostros de las chicas, son Rosa y Sofía, y no es bueno que estén allí.

Rosa y Sofía son hermanas, se llevan por un año de edad. Ambas fueron alumnas de ella hace cinco años, no alumnas de la escuela sino cuando ejerció como profesora particular. Eran muy malas alumnas y sacaban muy bajas notas además de meterse en líos constantemente, se burlaban de sus compañeros, faltaban al respeto a los profesores, copiaban en clase, se escapaban, se juntaban con chicos mayores y siempre causaban problemas. Los padres de las chicas preguntaron a sus amistades si conocían a alguien que pudiera ayudarlas para mejorar sus notas, una de estas personas les hablo de Margarita y esta aceptó por no quedar mal ella ni dejar mal a la persona que la había recomendado, aunque no le convencia mucho. Fue un desastre total durante los meses que dio clases a esas chicas, al darse cuenta rápidamente las chicas que la mujer no tenía mucho carácter y no estaba protegida por un director como los profesores de la escuela, se reían de ella como querían. Se pasaban gran parte del tiempo haciéndole preguntas obscenas, desde preguntar si usaba tanga o dormía desnuda, a otras más extremas como si lo había hecho con dos hombres a la vez o con negros, además le daban pellizcos mientras le decían culo gordo y Margarita sospechaba que le robaron dinero en varias ocasiones mientras no miraba su bolso. Fueron de las peores experiencias como profesora, llegaron una vez a echarle laxante a su bebida haciendo que tuviera que correr al baño, mientras cagaba abrieron la puerta y se rieron de ella por su ropa interior. Estas situaciones llegaron a descontrolarse y Margarita renunció, terminó diciéndoles a sus padres las cosas que le hacían y que no podía seguir aguantando esos comportamientos, mirando a las chicas a la cara les dijo que no llegarían a nada con esa actitud y que terminarían siendo una lacra de la sociedad.

De vuelta al momento actual. “Hola profe, que sorpresa saber que es una exhibicionista, ya se notaba que eras toda una  puta” –le dice Rosa con una cara de superioridad. “Con lo frígida y tonta que eras, tenías que habernos dado clase desnuda, te hubiéramos hecho más caso” –le dice Sofía mientras examina todo el cuerpo desnudo de su ex profesora. Margarita recuerda  lo mal que acabó su relación con estas chicas, por entonces aún estaban en el instituto pero ahora y eran mayores y empezó a actuar como si nada, pensando que con los años habrían madurado, pero la maldad no pasa con los años. “Hola Rosa, Sofía, cuanto tiempo hace que no sabía nada de ustedes, que casualidad encontrarlas aquí. Es una playa nudista y no suelo venir mucho” –dice ella para defender su desnudez ante ellas que están vestidas. Sabe que es una situación rara e intenta incorporarse para tomar la ropa de su bolsa y ponerse el bikini, no quiere estar desnuda delante de ex alumnas y menos de estas. Al intentar tomar la bolsa las chicas son más rápidas que ella y reaccionan, Rosa se sienta delante de la bolsa, impidiendo que la mujer tenga acceso a sus pertenencias, de forma inocente para el brazo para que no alcance el bikini. Sofí, por otra parte, se sienta encima del cuerpo de Margarita inmovilizándola y evitando así que pueda incorporarse. “Pues nos gusta pasear por esta playa de vez en cuando, caminamos por la orilla y miramos a los nudistas y exhibicionistas como tú. Nos fijamos en si algún chico tiene una buena verga, en mujeres con tetas gordas y nos reímos de los micro penes y las pecho plano” –comenta Sofía. “Hoy por sorpresa te hemos encontrado a ti, nosotras no venimos en pelota como ves, pero a ti si te gusta quedarte desnudita culo gordo” –le dice Sofía mientras le da una nalgada con fuerza.

Ya se ha dado cuenta que la situación no es buena para ella, su actitud y sus miradas le demuestra que aún tiene mucho remordimiento y ellas maldad pura. La mujer está un poco asustada, decide seguirles el juego y esperar a ver si puede zafarse de ellas, piensa que es verdad que eran traviesas, pero eso no implica que vayan a hacerle daño. “Sofí estarás más cómoda si te sientas en la arena, cariño” –le dice con voz amable. “No, es que no quiero que la arena se me pegue en la ropa, solo puedo sentarme aquí para qué no pase, como tú estás tumbada tomando el sol” –termina la frase Sofía con otra nalgada. “¿Cómo es que estas desnuda en la playa? Cuando eras nuestra profesora te escandalizabas si hablábamos de llevar bikinis muy pequeños” –le pregunta Rosa dándole otra nalgada. “La verdad es que es la primera vez que lo hago, ya no trabajo, estoy retirada así que decidí probar lo del nudismo. Pero la verdad es que ya es suficiente debería vestirme e irme”  –responde ella esperando poder escapar de la situación. Las hermanas se miran y emiten una leve risa. “No, ahora que nos hemos encontrado pongámonos al día, además la primera vez que uno hace nudismo siempre quiere irse rápido” –con otra nalgada Rosa le deja claro que debe seguir allí además de alejar un poco más la bolsa de Margarita. “Si, además nos has contado que te retiraste pero no has preguntado aun por cómo nos ha ido la vida, parece que no te despierte curiosidad” –le dice Sofía, dándole una nalgada más fuerte. Margarita sintió que las nalgas le ardieron. “Cierto, ¿cómo les ha ido a ustedes? ¿Cómo les fue en los estudios?” –pregunta Margarita buscando con la mirada a otras personas, pero en la playa solo están ellas tres. “Pues, ahora que lo preguntas nos fue muy mal, suspendimos todas las asignaturas y terminamos en módulos de esos especiales para repetidores hasta que acabamos nuestros estudios” –le dice Rosa intimidándola con la mirada. “El enojo de nuestros padres fue monumental, nos quisieron echar de casa en cuanto pudieron, con lo angelitos que somos, ¿Lo recuerdas?” –continúa diciendo Sofía, después de darle otra nalgada. “Pero ahora nos va muy bien, tenemos una pequeña tienda, mi hermana Sofía es una gran tatuadora y vienen muchos clientes para que les haga tatuajes. Recuerdas que era una artista, hacia dibujos en todos los libros de la escuela” –le dice Rosa con otra nalgada que la hace estremecer.  “Mi hermana hace perforaciones y lleva la caja, le quedan unos piercing preciosos, te anilla lo que sea donde sea” –dice Sofía  acompañando la explicación. “Me alegro mucho por ustedes, que tengan un negocio propio y hayan encontrado su vocación, en verdad me alegra mucho oírlo. – dice  la mujer totalmente inmóvil.

Ya no hay azotes por parte de las jóvenes, pero sus siguientes movimientos alertan y desconciertan más a la pobre Margarita. Los dedos de Rosa están acariciando la depilada vagina de la aprisionada mujer, levemente se introducen por su abertura alternando con el estímulo de su clítoris. Sofía aprovecha para acariciar y estimular levemente el ano de la mujer, el juego de querer meter el dedo por el apretado agujero tensa a la antigua profesora. “Lo bueno, es que se te ocurrió depilarte la concha antes de venir a exhibirte a la playa” –dice Rosa. “Te vas a broncear por detrás y poco por delante, date la vuelta culo gordo” –le ordena Sofía. Margarita está asustada, una cosa era que la azotaran porque le tenían rencor, pero ahora están tocándola en sus partes y se siente abusada. Piensa en simular que va a cambiar de posición y aprovechar el momento para salir corriendo. Sofí se levanta devolviendo así la movilidad a la mujer, pero cuando Margarita intenta incorporarse para ponerse de pie las hermanas reaccionan y la tumban de golpe sobre la toalla, de esta forma queda con las tetas y la vagina en dirección al sol, y su espalda sobre la toalla y la arena. Sofía se vuelve a sentar sobre ella arrebatándole otra vez la libertad de movimiento y le dice: “Qué suerte que te encontraras con nosotras, no te preocupes porque te veamos desnuda, estamos acostumbradas, si te contara la cantidad de tetas, culos y coños que he tatuado te sorprenderías, aunque lo mejor es cuando viene algún chico con una buena verga” –le advierte Sofía mientras  le acaricia los pezones, los pellizca para que se pongan duros y excitados. “Yo también he hecho muchos piercing en los pezones y en muchas vaginas, pero ninguna estaba depiladas no como esta” –añade a lo comentado Rosa mientras ahora ya sin piedad mete uno y dos dedos en la vagina de Margarita.

Margarita está recibiendo muchos estímulos y aunque no le gusta la situación, la excitación produce que empiece a mojarse y que sus pezones estén duros, sabe que si siguen va a sucumbir a un orgasmo. “¡Ey!, probablemente culo gordo no sepa la nueva moda para tomar el sol, como somos más jóvenes tenemos que mostrarte la última tendencia para broncearse” –le dice Rosa mientras hace un gesto a su hermana. “Si, te encantará, seguro que empiezas a tomar el sol de esta manera todos los días” –le explica Sofía. Las chicas agarran de los tobillos a la intimidada Margarita y levantan las piernas de forma exagerada, hasta que el culo de la mujer se despega de la toalla y acaba totalmente alzado. Cada una de las hermanas coloca la mano libre sobre un glúteo y tiran de él, separándolos y dejando el ano totalmente expuesto a los rayos del sol. Las risas de las jóvenes son muy sonoras y burlonas mientras la humillación hace que a la ex profesora le empiecen a caer lágrimas. “Esto se llama broncearse el ano y tienes que hacerlo una vez al día, en una zona publica que da más morbo” –le grita Sofía. Aprovechando el cambio de posiciones Margarita se retuerce y se levanta agarrando la toalla para taparse. Rosa muy hábilmente sigue custodiando la bolsa con la ropa para que no pueda recuperarla. “¡Dejenme! Se están pasando, me han tocado y manoseado, no se acerquen más” –les grita la mujer aterrada por cómo han abusado de ella.

De un movimiento rápido y aprovechando el nerviosismo de la ex profesora, Sofía da un tirón a la toalla que era lo único que cubría el desnudo cuerpo de Margarita y la aleja de ella. “No sabes lo que te espera, te vamos a follar duro y sin piedad hasta que gimas como la puta que eres. Vas a salir de aquí con la vagina y el culo rotos, te recomiendo que corras” –le dice calmadamente Rosa, ya sin aparentar ser niña buena. El terror que inspira Rosa con esa frase hace correr a Margarita desnuda por la arena en dirección al mar. Cuando llega al agua y sus pies están mojado gira la cabeza para mirar a sus verdugos, están tranquilas al lado de las posesiones de Margarita. Empiezan a desnudarse sin prisa, se quitan las camisetas con grupos de rock estampados y se bajan los pantalones cortos a la vez que se descalzan. Al descubierto quedan los bikinis que traen puestos, el de Sofía es azul oscuro y el de Rosa es blanco. Sus cuerpos jóvenes son hermosos, símbolo de la belleza de la juventud, los tatuajes que llevan resaltan su piel tersa. Margarita esta parada, por un segundo es como si esperara que las chicas también se desnudaran por completo, pero una mirada acechante de sus caras la devuelve a la realidad, ellas no van quitarse el bikini, no tienen por qué seguir las normas de la playa, van a atraparla y a hacerle cosas malvadas. Esta asombrada porque las chicas tienen un aspecto jovial y alegre que encierra a dos demonios de pura maldad, pero eso es algo que descubrirá en breve. Rosa y Sofía comienzan a correr en su dirección, esta se adentra en el agua para huir de sus perseguidoras. En el fondo sabe que no es un buen plan, aunque se adentre en el mar no hay lugar a donde huir, además está desnuda y aunque las perdiera no podría volver a su casa ni pedir ayuda. De golpe, una mano la agarra del pecho desde detrás, las jóvenes chicas la han alcanzado y la están sometiendo, no tiene oportunidad contra dos chicas mucho más jóvenes. Mientras que Sofía la aprisiona desde la espalda, Rosa empieza a meterle los dedos por la vagina. “Prepárate perra, te vamos a sodomizar hasta que acabes como una zorra. La fantasía erótica de toda profesora, que se la follen sus alumnas” –le dice Rosa mientras acelera el movimiento de sus dedos. Margarita ha dejado de luchar, no por el placer aunque lo siente intensamente, sino porque sabe que no puede librarse de ellas y teme que si se retuerce la golpeen. Solo se concentra en como su cuerpo se excita y empieza a sufrir espasmos que avisan que está muy cerca del orgasmo. Al leer su estado, ambas chicas levantan a la mujer por encima del agua sin parar de masturbarla, en ese momento llega el intenso orgasmo que se traduce en un gran chorro que es visible debido a que está por encima del agua. “¡Ah, mierda, voy a perder la cabeza!” –grita enloquecida la ex profesora. 

Tras el intenso momento sueltan de golpe a Marga que cae sobre el agua provocando una gran salpicadura. Cuando saca la cabeza del agua esta confusa por lo que está viviendo pero aun así sus ex alumnas no tienen intención de parar, esta vez es Rosa la que inmoviliza a Margarita y Sofía ataca el culo desprotegido. La mujer se asusta y recupera las ganas de intentar huir cuando ve que desfloraran su virginal culo, nunca ha experimentado ningún tipo de práctica sexual por ese orificio. Intenta incorporarse y tensar el ano, pero las chicas la obligan a inclinarse, su cara está cerca del agua otra vez y eventualmente la meten dentro unos segundos para desconcertarla. Sofía pasa de introducir un dedo a usar dos de forma más dura y rápida, el ritmo que lleva es más acelerado, pero realmente empieza lo duro para Marga cuando ya entran tres dedos. “Ah, mierda, me lo estás rompiendo, para lo suplico, me estoy rompiendo el culo” –grita Margarita. Te deberíamos haber follado cuando nos dabas clase, en cuanto nos quedábamos solas te hubiéramos arrancado la ropa y follado fuerte, unos videos y un par de amigos de la calle, ahora serias puta profesional y sumisa” –le dice Sofía con maldad y rencor. La destrozada Margarita sucumbe por el segundo orgasmo del día, esta vez no eyacula pero la intensidad sigue dejándola agotada. Se queda flotando en el agua mientras siente a la vez el dolor por la penetraciones anales y el placer de los orgasmos sufridos. Mientras se intenta recuperar las dos hermanas salen del agua tranquilamente y se dirigen hasta sus cosas. Cuando la mujer las ve, están vistiéndose y recogiendo sus cosas, le hacen un gesto que la inquieta pero es muy claro, van a robarle todas sus cosas y dejarla desnuda. En su bolso lleva el bikini, el dinero, las llaves para volver a su departamento, esta todo y ellas van a robárselo. 

Se dirige usando todas las fuerzas que tiene hacia la arena, está agotada pero no puede permitirse que la dejen desnuda, pero Sofía, que está vigilándola, le señala a la derecha de la playa. Por la arena vienen caminando un niño de cerca de 9 o 10 años junto a su abuelo que es mucho mayor que Margarita, cerca de 70 años o más. Ella se para de golpe y se pone de rodillas para que el agua tape totalmente su desnudez, no quiere bajo ningún concepto que un hombre tan mayor junto a su adorable nieto la vea desnuda, piensa que puede traumatizar al inocente niño o causarle problemas al viejo. Parecen que doblaran la playa y dejaran de tener visión de ella en breve, así podrá alcanzar a las malvadas muchachas, pero Sofía que es muy lista empieza a jugar con el niño de forma cariñosa y este le sigue el juego haciendo que se detengan y dándole tiempo a Rosa para recoger todas las posesiones de Margarita. Rosa hace un gesto a su hermana y esta se despide del niño y del abuelito de forma muy dulce, ellos jamás se imaginarían las cosas horribles que le ha hecho a su antigua profesora. Desaparecen por la playa, casi a la vez, las hermanas y los inesperados visitantes. Margarita derrotada sale del agua pero no le han dejado ninguna de sus cosas. Está totalmente desnuda, sin nada para taparse y recién follada.

Pasa el tiempo, obviamente Marga no puede seguir a sus ladronas porque esta desnuda y no puede salir de la playa. Está de pie y los rayos del sol secan las gotas del mar que se deslizan por el cuerpo de la profesora. Una vorágine de sentimientos surgen en ella, tiene miedo y no sabe cómo volver a su casa, aunque llegara a la puerta no tiene las llaves, se lo han robado todo después de fornicarla en el agua. Decide hacer lo único que se le ocurre, intentara volver a su casa escondiéndose por las calles, sabe que le llevara un buen rato y pueden pillarla formando un escándalo, incluso puede que la detenga la policía. Pero si se queda puede llegar a anochecer y sería más peligroso volver a casa. Se acerca al principio de la playa y mira a ambos lados, se agacha y espera diez minutos hasta que la calle esta desierta. En su mente le pesa mucho la idea de qué hacer cuando llegue a su casa, está sola y no tiene llaves así que piensa en que quizás puedas entrar por una ventana escalando pero le aterra que la vean. Con los brazos tapando sus tetas, se mueve rápido e intenta ir por los callejones, tiene mucho miedo y avanza muy lentamente y con cuidado. Un suceso inesperado sorprende a Marga, un azote muy fuerte impacta contra su glúteo derecho, provocando un gran ruido: “Mierda una puta exhibicionista por la calle, tienes tremendo culo puta, ven aquí que le quito el sillín a la bici para que lo disfrutes” –le grita un hombre desde una bici. Como la bicicleta es más silenciosa que un coche la pobre mujer no la ha oído y le ha tomado por sorpresa esa nalgada del desalmado hombre. Muerta de vergüenza corre hacia unos callejones oscuros, agita los brazos para ir más rápido lo que provoca que sus pechos se muevan libremente y provoca que la visión del ciclista sea más excitante.

Corriendo por los callejones se detiene para mirar atrás, parece que el ciclista ha desaparecido, tiene las plantas de los pies sucias y esta confundida, tanta prisa tenia que no se da cuenta hasta que se gira de la presencia de cuatro jóvenes, la rodean mientras observan su cuerpo desnudo. Deben tener entre 19 y 23 años, y uno de ellos resalta porque es más alto, mientras el resto, aunque de diferentes estaturas, son muy flacos. “Una puta desnuda, seguro está buscando verga. ¿Será una ninfómana de esas?” –dice uno de los muchachos. “No, no chicos en serio necesito ayuda. ¿Me pueden traer algo de ropa?” –explica Margarita para intentar tranquilizar la situación. “¿Quieres que robemos ropa para ti? Ni de chiste puta, si vas desnuda por la calle será porque quieres” –dice otro. “No, miren, estaba en la playa, admito que estaba haciendo nudismo y me han robado todas mis pertenencias incluida mi ropa. Por favor soy una persona decente, en serio, era profesora en un instituto” –intenta explicar la mujer para que le ayuden los chicos. Los muchachos se miran entre ellos y uno de ellos sonríe y le dice a Margarita: “No te preocupes, te vamos a ayudar, mira en este lugar hay ropa que se ha caído de los vecinos, cuando puedas vienes y la devuelves” –le comenta mientras le indica una caja que está en el suelo. Cuando Marga se da la vuelta para escuchar al chico, el alto se baja los pantalones hasta los tobillos quedando suelta su verga, el chico, de apenas veinte años, está son su miembro erecto debido al cuerpo desnudo de esta extraña mujer. Cuando Margarita se agacha para mirar la caja el joven aprovecha para meterle de golpe toda la verga mientras le levanta los muslos de forma que sus pies no tocan el suelo. A la mujer se le desencaja la cara al recibir tremenda embestida en la vagina, levanta la mirada hacia el muchacho que le había guiado a la caja y ve que también tiene los pantalones en los tobillos y la verga apuntando hacia ella, él la agarra del pelo y se la mete hasta los testículos en la boca, empezando a follarla por ese agujero de forma dura. Los otros dos chicos también se han bajado los pantalones y colocan las manos de Margarita en sus vergas obligándola a que los masturbe.

La desdichada mujer está suspendida en el aire, empalada por una juvenil verga y otra que le produce arcadas. Está concentrada en respirar bien, aunque el chico eventualmente le saca la verga entera de la boca, apenas tiene un segundo para coger aire antes de que vuelva a introducir todo el tronco junto a los testículos. Las pajas las hace torpemente pero mantiene el ritmo lo que parece suficiente para los muchachos. Durante media hora la follada de los cuatro no ha parado, parece que la empotran con más fuerza, le han agarrado las tetas y sus pezones vuelven a estar duros. Los que estaban siendo pajeados se eyaculado pero los otros siguen destrozando sus agujeros, mientras celebran y gritan. “Nos ha caído del cielo una puta para que nos desfoguemos” –dice uno. “Eres profesora, mis profesores siempre me suspendían los muy gilipollas, tú vas a pagar toda la rabia que les tengo” –dice el otro mientras aumenta el ritmo con que profana su vagina. La mujer solo puede aguantar mientras los orgasmos sacuden su cuerpo hasta que los chicos terminan eyaculan, la verga que se está comiendo eyacula tan dentro de su boca que pasa directo a la garganta, el otro eyacula de forma bestial, inunda totalmente las entrañas de la extasiada caminante nudista.

La confundida Marga intenta recuperar el aliento tras el placentero destrozo, oye un choque de palmas procedente de los chavales, que se felicitan por someter a la mujer que dice ser profesora y llegó sin ropa. “Aquí no hay ropa que darte, la caja está vacía como puedes ver, además no te vamos a ayudar porque nos pone caliente que estés desnuda” –le dice el chico alto mientras ríe. “O te vas así, con las tetas sueltas, o te quedas y llamamos a los del barrio para organizar una orgia. Así les cobramos por follarte y nos sacamos un dinero” –dice uno de los muchachos. Margarita sale corriendo para huir de los jóvenes, sabe que es posible que cumplan sus amenazas, son unos cabrones que la han follado a lo bestia. Mientras huye tiene la vagina muy abierta debido a la follada que ha sufrido, sus partes no están acostumbradas a tener tanto sexo y menos a recibir un verga de forma tan brutal. Cruza un par de calles aprovechando que están desiertas, y cuando vuelve a sentirse segura se limpia el cuerpo con lo que encuentra. Poco a poco, con mucho miedo, avanza la mujer por las calles y aceras en dirección a su casa, se oculta a la vez que avanza. El camino es largo y ella tiene miedo debido a sus experiencias. El dolor en su cuerpo ha remitido, pero los acontecimientos que ha vivido están muy presentes en su mente. Está pasando los peores momentos de su vida y daría cualquier cosa para llegar a su casa.

Aprovecha para entrar a un baño sucio y poco vigilado de una estación de servicio, se echa agua del lavabo para asearse y vuelve a salir, pero para su desgracia se encuentra de frente con un hombre. Él es mayor que la mujer, tiene cerca de cincuenta años, tiene una barriga abultada y un cuerpo grande y grueso, mira a la mujer impresionado por la desnudez de ella. Lleva puestos unos jeans viejos, una camisa a cuadros roja, cabello largo hasta los hombros, con una gorra y una barba que tapaba su cuello. “Por favor no me haga nada, necesito ayuda, por favor ayúdeme, no me haga nada” –dice Margarita viéndose atrapada. “¡Tranquila, tranquila! ¿Qué le ha pasado? ¿Está usted bien? ¿Por qué esta desnuda? ¿Hay alguien en el baño con usted?” –le pregunta el hombre intentando calmarla con un tono apaciguador. La forma de actuar del hombre tranquiliza a la mujer, respira profundamente mientras se tapa las tetas y la vagina con las manos, toma aire y con la voz quebrada le cuenta su situación al hombre. “Estaba en la playa y, tonta de mí, decidí bañarme desnuda para refrescarme” –dice intentando obviar la parte de sus ex alumnas. “Me robaron todas mis pertenencias y mi ropa”. Estoy intentando volver a casa pero estoy muerta de miedo, es una situación horrible” –añade y le explica la desventurada mujer. “¡Qué desgracia! Es que este país está lleno de ladrones, es horrible lo que le ha pasado. Mire yo no tengo más ropa pero soy camionero, súbase conmigo al camión y la acerco a su casa, yo vigilo para que no la vea nadie subir. No se preocupe, yo soy un caballero y la voy a intentar ayudar” –le dice amablemente el hombre. Margarita espera a que el hombre se acerque a su camión, es un tráiler pero en ese momento no tiene carga enganchada, solo es la cabina. Le hace una señal y la mujer va corriendo mientras no despega sus manos de su cuerpo, le abre la puerta y ella sube con dificultad al no querer ayudarse de los brazos par no exhibirse. Una vez dentro el hombre le dice que se ponga el cinturón, lo cual obliga a separar los brazos dejando por fin sus tetas a la vista lujuriosa del hombre. “Dígame tu dirección, la llevaré hasta allí, nadie la podrá ver bien porque estamos elevados en altura. ¿O prefiere que te lleve a mi casa y le dé algo de ropa vieja, así podrías pasar desapercibida?” –le ofrece camionero de buena fe. “No, esta es mi dirección, por favor llévame y déjame en el descampado de al lado sin que nos vean” –dice la mujer, aunque el hombre es amable decide no fiarse, intentará colarse por una ventana trasera poco vista del edificio. 

El camión arranca, por un pequeño lapso de tiempo consigue relajarse un poco, es verdad que al ir en un tráiler los otros coches no la ven mucho. El conductor la mira de reojo cuando ella no se da cuenta, le da alguna frase de apoyo, le dice que es muy valiente. Ella se relaja e intenta animarse, pero claro no le ha contado al hombre lo que le hicieron sus ex alumnas ni los chicos del callejón. El camión baja por una calle que le resulta extraña a Marga, está cerca de su casa pero cree que era la siguiente salida, no dice nada. De pronto el camión reduce velocidad hasta aparcar en un área de descanso de camiones alejada. El camionero desabrocha su cinturón y el de Marga una vez apagado el motor del tráiler, la mujer está extrañada por la actuación, se suponía que la iba a llevar directamente. Se acerca mucho el hombre a ella, están a apenas unos centímetros, entonces alarga la mano y abre la puerta del asiento donde esta ella sentada. Grita a todo pulmón mientras la empuja hasta la puerta para sacarla del vehículo: “¡Venga muchachos! Traigo a una zorra caliente que quiere que se la follen duro y que la miren”. Los ojos de Margarita casi se salen de sus orbitas cuando ve que se acercan entre 15 y 20 hombres, todos camioneros rudos, grandes gordos y viejos. Mientras los ve acercarse el conductor le amordaza la boca con un pañuelo sucio, se lo amarra tan fuerte que no se entenderá ninguna palabra que quiera gritar, además nota que se ha bajado los pantalones. Le levanta las piernas y empieza a meterle su gorda verga por la vagina de esta nudista perdida. Empieza a fornicarla de golpe, con fuerza y brutalidad,  los hombres que están ahí empiezan a aplaudirlo, vitorearlo y silbarle para animarlo, mientras que los gritos de Margarita suenan como gemidos brutales de orgasmos. “¿De dónde sacaste tremenda puta viciosa? Está hambrienta de verga y esta medio loca” –le dice uno de los camioneros que los anima. “Esta mujer es rica, tiene un esposo que es jefazo de una gran compañía pero tiene la verga enana, ha salido como loca buscando un macho que la rompa por la mitad y me ha pedido que la encule en público, me lo ha suplicado” –les dice mintiendo el camionero, busca que ellos se calienten y se ha inventado la historia para divertirse.

Esto provoca que ellos le animen más furiosamente y se sacan la verga para masturbarse al ver el espectáculo, pero el camionero que se la está cogiendo de golpe su verga gorda de la vagina para meterlo en el culo sucio de la golfa que tiene atrapada con sus manos. La sodomizada mujer grita como loca, está siendo desvirgada analmente en frente de muchos camioneros que la miran y por un gordo que no tiene ningún respeto por su agujerito. Sus gritos de dolor se transforman en gemidos a los oídos de su público debido a la mordaza y solo consigue aumentar la excitación. Pasan cerca de veinte minutos en este frenesí de sexo anal duro cuando el hombre empieza a emitir señales de estar cerca del orgasmo, sus resoplidos son fuertes y seguidos. “¡Uffff, toma puta!” –grita el hombre mientras eyacula dentro del culo de la destrozada Margarita. Acto seguida la suelta, cayendo al suelo delante de los demás hombres. En el pavimento Marga esta tumbada y derrotada, no aguanta más la situación y su culo le arde como nunca antes. Empieza a notar que cae líquido en forma de chorros sobre su espalda y culo, el resto de hombres se están acabando sobre ella, bañándola en semen tanto en el pelo como en la espalda, también caen algunos chorros en su cara. Cuando han acabado todos, se acerca el hombre que la ha traído a este lugar y le dice al oído: “Estás cerca de tu casa, deberías levantarse y salir corriendo para llegar, porque si te quedas aquí mucho tiempo te lo van a meter a lo bestia”. Estas palabras activan a Margarita que se levanta y sale corriendo ante la mirada de los camioneros que se ríen y disfrutan del movimiento de sus tetas y el bamboleo de su culo gordo. Mientras corre se quita el pañuelo que tenia de mordaza y lo agarra con la idea de usarlo para limpiarse semen que lleva pegado en su cuerpo.

Han pasado dos horas desde el incidente de los camioneros y está en frente de su edificio, escondida. Se ha limpiado como ha podido con el pañuelo, pero aún se siente sucia, está en cuclillas esperando a que no haya nadie para intentar escalar hasta una ventana de su departamento que siempre se deja abierta. Realmente está, agotada, ha sido probablemente el peor día de su vida, no le queda dignidad, solo tiene la esperanza de volver a casa y olvidarlo todo. Tan absorta está en sus pensamientos que no se da cuenta de dos personas que se colocan detrás de ella, una mano rápida pone un paño delante de su boca y su nariz. Al olerlo produce que se desmaye, pero antes de perder el conocimiento ve las mismísimas caras del demonio, las caras de Rosa y Sofía. No sabe bien donde está ni cuánto tiempo ha pasado, solo sabe que tiene todo el cuerpo entumecido, está tumbada de costado y tiene las muñecas atadas a lo que parece una mesa. Siente su cuerpo muy pesado pero no lo percibe bien, imagina que esta desnuda como desde que empezó este infierno. Abre los ojos lentamente y ve a sus malvadas alumnas, Sofía está masajeando su muñeca, como cuando una persona esta mucho tiempo escribiendo o dibujando, Rosa está muy sonriente, como si estuviera muy satisfecha por haber hecho algo increíble. Las chicas se percatan de que Margarita está recuperando  el conocimiento así que se dirigen a ella con una amplia sonrisa: “Vaya, vaya, te estás despertando, pero esta vez no vamos a volverte a dormir –le dice Rosa. “Mierda, sabes el esfuerzo que me ha costado trabajar en ti, tengo la mano destrozada, me gusta cómo te hemos dejado pero ha sido muy trabajoso” –se queja Sofí, pero Marga no entiende bien a que se refiere. “Calla, no le desveles la sorpresa, quiero verle la cara –dice Rosa. Ambas toman un espejo de cuerpo entero y lo colocan enfrente de la destrozada mujer, las lágrimas de sus ojos salen como torrentes cuando se da cuenta de lo que le han hecho esas diablas. En sus tetas tiene tatuados dos soles, usando el circulo que forma el pezón han tatuado un dibujo alrededor que simula el fuego que envuelve el astro, al mirar sus tetas resaltan los diseños del sol en ellas. También han anillado sus pezones, tiene una argolla colgando de cada uno de ellos y en estas hay un objeto, una llave cuelga de cada pezón. Mirando más abajo entre lágrimas ve otro piercing, esta vez en su ombligo, con una piedra roja muy vistosa, y alrededor del ombligo un diseño tribal tatuado que centra la atención en su vientre. Bajando más la mirada encuentra su coño totalmente depilado y también ha sido víctima del arte del tatuaje, su diseño es muy específico pues es un libro que aprovecha la raja de chocho como si fuera dos páginas cada labio vaginal, así al separarlos parece que se está abriendo un libro.

En un silencio total la humillada Margarita está llorando, sabe que su vida está destrozada totalmente, el shock es abrumador y no puede emitir sonido alguno, sus ojos están tan empañados que no puede ver. Sofía le indica que cierre los ojos y le limpia cuidadosamente las lágrimas para que pueda recuperar la visión. “Quiero que veas bien, porque las sorpresas aún no han acabado” –le dice Rosa con un todo que inspira más miedo. Detrás de la mujer colocan otro espejo y utilizando ambos permiten a la antes decente profesora ver su espalda y culo, para que pueda seguir admirando la obra de arte en que la  han convertido. A lo largo de toda la espalda tiene dibujadas unas alas gigantes de diablilla, aunque no tiene color, todos los tatuajes son en tinta negra, se pueden distinguir que son las típicas alas rojas que tienen los diablillos en sus habituales representaciones. Justo encima del culo, en la parte más baja de la espalda, tiene tatuada la cola puntiaguda a juego que tiene estos personajes cuando se los representan en otras obras, aparece doblada y empieza en el centro pero llega hasta un lado de la espalda para doblarse hasta el otro. Para terminar tiene dos tatuajes más, uno en cada nalga, en la parte derecha tiene una rosa tatuada, en la izquierda el diseño es de un lienzo y un pincel. “Toda la parte de atrás te la he hecho yo, han sido horas tatuándote, tengo la mano molida” –le dice Sofía. “Unos amigos vinieron para encargarse de la parte delantera y yo te hice los piercing, por cierto como pago por los tatuajes dejamos que se divirtieran con tu cuerpo” –le explica Rosa. “Llevas mucho trabajo duro encima” –termina diciendo Sofía.

A la cabeza de Margarita vienen recuerdos de medio levantarse, beber agua, y volver a desmayarse. “Supongo que te habrás dado cuenta que los tatuajes de las nalgas representan a mi hermana y a mí, un recuerdo para siempre” –le comenta melosamente Rosa. “Pero para divertirnos más te hicimos uno más profundo” –le dice Sofía mientras le separa las nalgas.

Alrededor del agujero de su orto se aprecian en pequeño la letra R y la letra S en mayúsculas. Margarita, antes una mujer decente y responsable, está rota a nivel emocional. No hace ningún tipo de movimiento ni emite ningún tipo de sonido, está totalmente subyugada. Es desatada y la levantan de la camilla, está de pie enfrente de las chicas pero no hace ningún movimiento para taparse, esto hace saber a las muchachas que ya no tiene espíritu de rebelarse. Mientras Sofía le coloca los parches típicos para tatuajes Rosa le explica ciertas cosas de importancia: “Ahora te vamos a echar de la tienda desnuda, es bastante tarde, pasada la medianoche. Las dos llaves que tienes en los pezones son de tu casa, una del portal y la otra del departamento, tu casa está a cuarenta minutos así que puedes intentar ir, por las horas quizás nadie te vea. El resto de tu vida solo podrás vivir como una puta y te aconsejo que cuides los tatuajes y no te quites los parches hasta pasados 5 días, en los que no deberías ducharte mucho, luego te pones otros y te echas cremita. Para terminar le hace un comentario al oído y la llevan a la puerta de la tienda de tatuajes.

La ex profesora camina como una zombi, desnuda, recién tatuada y con piercing nuevos, pero sin ningún tipo de esperanza. Todo el camino esta absorta, es la mujer más cerda de la calle a esas horas. Llega al portal de su piso, no hay nadie, intenta sacar la llave de la argolla del pezón, pero no hay ranura por donde sacarla, esta como pegada, probablemente a propósitos. Introduce la llave sin sacarla del pezón y gira su pezón para poder darle la vuelta a la llave en la cerradura. Tiene que girarse ella misma para poder abrir el portal, luego saca la llave y se dirige al ascensor, deberá repetir la jugada en la puerta de su departamento. Es la última puerta que tiene que cruzar para alcanzar su hogar, no siente que esté llegando al final de su pesadilla.  Esta vez no intenta sacar la llave de la piercing del pezón solo la mete y gira el pezón y ella misma todo la que puede, entra en casa. Se dirige al baño, sabe que no puede ducharse pero moja una esponja y se la pasa por los lugares que no está tatuada. Llora hundida y destrozada, sin esperanza, y recuerda las últimas palabras de Rosa: “Tengo tu móvil, lo hemos grabado todo, y mañana llegara el video al correo de todos tus conocidos, se te vera ser tatuada y follada, y parecerá que te gusta por como gimes. Nunca debiste meterte con nosotras. Ahora solo serás una puta para el resto”.

 

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®

4 comentarios:

  1. Que experiencia terrible para ella al ser cogida de esa manera.
    Como siempre Caballero u excelente relato

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  2. Ahora espero la venganza de la profesora. Es rico ser follada como una puta, pero cuando una disfruta.
    Excelente relato.

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  3. Señor exquisita lectura un placer y un deleite infinito

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  4. Gracias por compartir JOL

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