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viernes, 16 de febrero de 2024

104. Feliz día de la madre, puta

 

No es para menos la gran estima que le tenemos a la figura de la madre, pues ellas son las mujeres que nos criaron, nos cuidaron y que, en algunos casos, dieron su vida para que nosotros estemos bien. Es por todo lo anteriormente mencionado que, para muchos, la figura materna es santa, sagrada, pura y, en pocas palabras, un ser sin ningún tipo de imperfección y/o malicia. Sin embargo, y a pesar de la imagen idealizada que podemos tener de las madres, debemos recordar que ellas siguen siendo humanas y como tal, tienen defectos, cometen errores y, por supuesto, tienen oscuros y lujuriosos deseos reprimidos, los cuales esperan el momento ideal para salir. La historia que les voy a contar el día de hoy habla acerca de ese lado oscuro que las madres intentan ocultar y que saldrá a la luz en la fecha más sagrada que existe para ellas.

Todo comenzó en una humilde casa de los suburbios, en donde vivía una pequeña familia conformada por Alanny, 42 años. Es una madre soltera físicamente muy hermosa, poseedora de unas piernas gruesas, músculos marcadas aunque sin perder su figura femenina, una piel blanca y suave carente de todo tipo de bello, una cabellera marrón larga y sedosa, un par de tetas monumentales, y un trasero enorme y redondo que haría a cualquier actriz porno tener complejo de inferioridad. Johnny, 18 años. Es un joven delgado, carente de mucho musculo, y con un rostro muy hermoso. Ayuda en las tareas de la casa y es un estudiante muy atento. Ese día en particular era uno muy importante, pues era ni nada más ni nada menos que el día de la madre, y Johnny había preparado todo para que Alanny disfrutara al máximo su día especial. En cuanto la MILF culona regresó del trabajo, se encontró con una deliciosa comida hecha, toda la casa adornada limpia y con su hijo esperándola en la sala. “¡Feliz día, mama!” exclamo Johnny, contento “¡Pero qué grata sorpresa! ¡Gracias hijo!” –exclamó Alanny, contenta y abrazó a su hijo. Luego de que él y su madre almorzaran, Johnny le entregó una caja de obsequio. “¡Feliz día de la madre! ¡Espero que disfrutes tu regalo” –dijo el joven con una sonrisa. Alanny abrió la caja y de su interior sacó una taza que tenía escrito a un lado: “La mejor mamá del mundo”. El regalo más ñoño que le puedes hacer a alguien en un día tan especial. “¡Está hermosa, me encanta!” –dijo Alanny, contenta. “¡Me alegro mucho que te haya gustado! Sabes que yo haría cualquier cosa por ti mami” –dijo con alegría el muchacho. “¿Lo que sea?” -preguntó la madre, con curiosidad e intriga. “Sí, lo que sea” –respondió el baboso muchacho. “Bueno, existe algo que quiero pedirte, pero no me gustaría abusar de tu generosidad, porque ya has hecho mucho por mí el día de hoy” –le dice la sensual madre. “No estás abusando para nada, además de que es tu día especial y tienes derecho a ponerte caprichosa” –le responde Johnny. “Ya que estás tan dispuesto a complacerme, te tomaré la palabra” –dijo Aria, quien estaba sonrojada y se mordía el labio inferior. “Pero, antes de pedirte lo que te voy a pedir, quiero hacerte una pregunta: ¿me seguirás respetando como madre después de lo que te voy a pedir?” –añadió. “¡Por supuesto que sí!” –exclamó el joven, con entusiasmo e inocencia. “No importa lo que hagas, siempre te respetaré como madre y como mujer porque eres la mejor persona que conozco. Pero bueno, ya dejemos de dar tantas vueltas ¡dime de una vez que quieres que haga!” –dijo el curioso muchacho. “Si estás tan dispuesto, pues entonces sígueme a mi cuarto” –dijo la sensual MILF.

Una vez que madre e hijo estuvieron en el cuarto, Alanny cerró la puerta y coloco la taza que Johnny le había reglado sobre su mesa de luz. “¡Bien, se terminó la espera, vamos a coger!” –exclamó la madre cachonda, mientras se sacaba el cinturón de su pantalón. “¡Qué buena broma, mama, casi me la…!” –exclamó Johnny pero, antes de que pudiera terminar de hablar, su madre lo besó apasionadamente. La lengua de Alanny se metió tan profundo en la garganta de su hijo como pudo, al punto de que el joven muchacho por poco se queda sin aire. Durante el intenso besuqueo, la culona madre aprovechó para bajarle los pantalones a su hijo, sin desconectar ni un segundo su boca de la de él. Una vez que el beso terminó, las bocas de ambos siguieron unidas por un fino hilo de baba que colgaba entre ellos. “¿Sigues pensando que es una broma?” –preguntó Alanny con la respiración agitada. “Eres un chico muy guapo y dulce, al cual me he querido coger desde hace mucho, pero decidí esperar hasta que cumplieras los 18 para poder hacerte esta propuesta indecente. ¿Qué dices? ¿Quieres continuar?” –le dijo mirándolo a los ojos. “No voy a negar que esto es un poco raro, pero ya dije que te iba a cumplir todas tus peticiones en tu día especial y si eso incluye tus fantasías sexuales, entonces lo haré” –responde Johnny con firmeza. “¿Solo lo haces porque yo te lo pido?” –le preguntó su madre. “No del todo, la verdad es que tú también tienes un cuerpo glorioso, mamá. la verdad, una vez me masturbé pensando en tu culo, y me sentí muy mal por ello” –dice el joven, mientras acaricia el cuerpo de Alanny. “No te preocupes, yo me masturbo contantemente pensando en ti, así que estamos a mano. Como sea, basta de charlas. ¡Es mi día especial y lo quiero disfrutar al máximo!” –dice la sensual madura y le pasa la lengua por la cara a su hijo.

Una vez que madre e hijo se desnudaron por completo, Alanny se acostó boca arriba sobre la cama, mientras su hijo se colocaba encima de ella y la comenzaba a besar, a acariciar y a lamer todo el cuerpo, de arriba a abajo. “¡Ven aquí, quiero que sientas mi corazón!” –exclamó la caliente madre, mientras presionaba la cabeza de su hijo contra sus tetas. “¡Qué suave que es y que rico olor tiene!” –pensó Johnny, mientras frotaba su rostro contra las inmensas tetas de su madre y mientras él acariciaba la vagina de Alanny, haciendo que esta gimiera con fuerza. Tras un rato de intenso manoseo, Johnny bajó hasta la vagina húmeda y perfectamente depilad de su madre, empezó a deslizar su lengua por los hinchados labios vaginales y metió su lengua, lo que provocó que ella soltara un grito de placer. “¡Eso, comete mi vagina como si fuera un helado!” –exclamó ella con lujuria, mientras cerraba con fuerza sus piernas para no dejar salir la cabeza de su hijo. “¿Te gusta que lama tu vagina y que gimas como pervertida? ¿Verdad?” –preguntó Johnny con confianza. “¡Sí, me encanta, mueve más tu lengua! ¡No te detengas!” –suplicó la madre y su hijo la complació, haciéndola estremecer y jadear de placer.

Después, Alanny le pidió a su hijo que se parara y esta se puso boca abajo con la cabeza colgando del lado de afuera de la cama. “¡Atragántame con esa verga que tienes!” -exclamó la caliente MILF, mientras abría bien grande la boca y sacaba la lengua para afuera. “¡A sus órdenes, señora!” –dijo Johnny, y metió violentamente su verga en la boca de su madre, al tiempo que le agarraba le masajeaba esas exquisitas tetas. “¡Me encanta como me coge la boca, siento que me va a reventar la garganta!” –pensó Alanny, al mismo tiempo que ella se masturbaba con una de sus manos. “¡Valió la pena esperar hasta que estuviera bien desarrollado para este momento!” –siguió maquineando en su mente. “No puedo creer que se la pueda tragar completamente. Ninguna de las chicas con las que he estado se ha podido meter la mitad de mi verga en la boca siquiera. ¡Se nota que mamá sabe cómo chuparla!” –pensó Johnny. Luego de haber recibido tremenda mamada por parte de su progenitora, el caliente muchacho se colocó encima de su madre que lo esperaba con las piernas abiertas y se la metió, lo que hizo que ambos gimieran de placer. Tomó el cuello de su hijo y lo besó con perversión. “¡Olvídate de ser caballero. ¡No quiero que me des amor, quiero que me des duro, como si fuera una putita barata!” –exclamó la candente mujer. “Pero…” –alcanzó a musitar el muchacho. “¡Nada de peros, es una orden de tu madre, jovencito!” -gritó Alanny con furia y con lujuria. “¡Bueno, si eso quieres, eso tendrás!” –dijo él y empezó a cogerse a su madre bruscamente. Alanny solo podía gemir y jugar con sus tetas, lo que a la vista de su hijo era todo un espectáculo. “¡Así, cógeme, dame fuerte!” –decía Alanny en medio de sus agónicos gemidos. Johnny seguía dándole con fuerza a esa vagina húmeda y caliente, en los ojos del muchacho se notaba la perversión al estar cogiéndose a su madre. Luego de un muy buen rato de duras embestidas, Alanny tuvo un fuerte orgasmo, su vagina quedó entumecida a causa de la feroz cogida que su hijo le había dado. “Creo que ya es suficiente” –dijo Johnny con la respiración agitada. “¡Aún no estoy satisfecha y no te voy a dejar ir hasta que me entregues tu semen!” –dijo la madre aun jadeando. “Pero mamá, tu vagina ya está muy inflamada, ya no te puedo seguir cogiendo por allí” –le dijo él. “¡Te dije que no quiero que seas caballero, quiero que me cojas como a una puta! ¡Aún tengo otro agujero, úsalo!” –le dijo Alanny mientras se daba vuelta y agitaba sus enormes nalgas. “Antes de seguir, quiero que me des un buen beso negro. ¡Quiero sentir esa lengüita de víbora en lo más profundo de mi culo!” –añadió. Acatando la orden de su madre, Johnny enterró su cara entre las nalgas de su madre y empezó a lamerle el ano, al mismo tiempo que la nalgueaba con fuerza. “¿Te encanta mi culo? ¿Verdad?” –preguntó la mujer mientras disfrutaba el beso negro. “Bueno…” –dijo Johnny a medias. “¡No respondas! Tú solo sigue lamiendo hasta que te ordene dejar de hacerlo” –dijo la sensual MILF mientras jadeaba al sentir como su hijo se metía fuertemente contra sus nalgas.

Tras un largo y apasionado beso negro, Alanny se colocó en cuatro y Johnny, con algo de duda, acerco su verga al ano de su madre. “¿Alguna vez has tenido sexo anal?” –preguntó el joven. “¡Jamás, esta será mi primera vez! Me alegro de no haberlo hecho antes, porque así le podré entregar mi virginidad anal a mi amado hijo” –respondió Alanny deseando ser penetrada en su culito apretado. “Pero, es posible que te pueda lastimar” –le dijo el muchacho. “¡Me importa un carajo! Tú solo métemela, que la voy a aguantar como una mujer. Una mujer de verdad no le tiene miedo al tamaño, sino que lo busca y lo recibe de frente como toda una amazona. ¡Así que deja de dudar y rómpeme a vergazos! ” –dijo la madre con firmeza. “¡Si eso quieres, eso tendrás!” –exclamó Johnny y de un solo movimiento metió la verga en ese agujero apretado que se abrió ante la fuerza de la penetración. Alanny soltó un grito desgarrador de dolor. “¡Eso, más duro! ¡Cógeme el culo hasta que no me pueda sentar!” –gritó ella y luego mordió las sabanas de la cama, al tiempo que su hijo se la cogía fuertemente.

Un rato después, Alanny tuvo otro orgasmo y al ver que su madre había acabado, Johnny dejó de penetrarla. “¡Mamá, ya no aguanto!” –dijo el muchacho sintiendo la mano de su madre que lo masturbaba con suavidad, estaba a punto de acabar ante la sensual paja que su progenitora le estaba dando. “¡Espera, no lo hagas aún!” –le dijo Alanny. Rápidamente, la caliente mujer agarró la taza que su hijo le había regalado, la que tenía escrita en un lado “la mejor mama del mundo” y se la coloco en la verga a Johnny. Inmediatamente después, el joven finalmente pudo eyacular, derramando su semen en la taza. Alanny sorbió el contenido viscoso y lamió de manera perversa, dejó caer el semen acumulado en su boca, que escurrió por su mentón, cuello y tetas. “¡Sin duda alguna esta tasa fue un excelente regalo!” –dijo Alanny, mientras ambos se tiraron en la cama agotados. La madre se recostó en el pecho de su hijo, él le acariciaba el pelo y le dijo: “¡Me alegro que te haya gustado! ¿Disfrutaste también tu otro regalo?”. “¡Sí, fue el mejor del mundo! No me habían cogido tan rico desde la universidad” –le dijo ella suspirando. “¡Qué bueno, porque estoy agotado!” –le dijo el muchacho con una sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios. “Pues será mejor que descanses porque, si crees que lo de hoy fue duro, solo espera a ver que te pido que hagas la próxima semana, cuando sea mi cumpleaños” -dice Alanny con una sonrisa maliciosa y Johnny se queda preocupado pero intrigado.

Cuando los primeros rayos del sol se empezaron a asomar, también asomó la lujuria de Alanny al ver como su hijo dormía plácidamente. Vio la erección matutina y dijo: “Esto no se puede desperdiciar”. Pegó sus labios a la verga de su hijo y se la empezó a lamer lentamente, lo hacía desde el glande a la base, hasta los testículos del muchacho. “Es tan deliciosa como para no aprovecharla” –pensaba. Engulló esa verga con la lujuria que había en su interior, disfrutando cada centímetro que se tragaba con vehemencia. A medida que la chupaba sentía como su vagina se mojaba, se sentía caliente, perversa al estar devorándole la verga a su hijo mientras duerme, pero le venían a la mente los pervertidos recuerdos de la noche anterior, de cómo su hijo la sodomizaba su tener ni un ápice de compasión. Su sexo palpitaba, estaba hambriento por sentir otra vez esa verga entrando y saliendo, hasta hacer que se pierda en un intenso orgasmo. Decidida o más bien movida por la calentura se montó en la verga de su hijo que seguía sin reaccionar, empezó con movimientos lentos, suaves, hasta que ya perdida en la perversión sus movimientos se hicieron más intensos, sus hermosas tetas se movían con un ritmo desenfrenado mientras ella gemía con locura.

Al fin el inerte muchacho se despertó, ya que era imposible no hacerlo con los gemidos de Alanny llenando el ambiente. Al ver el sensual espectáculo le pregunta a su madre: “¿No pudiste despertarme antes?”. Ella lo miró con una sensual sonrisa y le respondió: “¿Para qué? Si ya estaba lista para ser disfrutada por mí”. Johnny, ya despabilado se tomó de las caderas de su madre, quien se movía frenética, con su boca abierta gimiendo y jadeando. No podía detener sus movimientos, su cuerpo reaccionaba solo a los estímulos que su vagina recibía, en los ojos de la sensual madre se podía ver lo mucho que disfrutaba de la verga de su hijo. La mujer sentía como la vagina le palpitaba, su corazón estaba acelerado al máximo y su respiración cada vez se acortaba más, estaba al punto del orgasmo. Cuando su cuerpo ya no pudo dar más pelea, el orgasmo la atrapó con sus firmes brazos haciéndola sacudir de manera violenta, gimiendo y gritando dijo: “¡Qué rica verga tienes!”. Cayó sobre el pecho de su hijo pero no dejaba de moverse. “Quiero irme con tu semen dentro, hijo” –le dijo. Él acompasaba sus movimientos al ritmo de los que su madre hacía, la besó con lujuria y ella metió su lengua hasta el fondo de la garganta del muchacho. No pasó mucho tiempo cuando la verga de Johnny explotó en la vagina de su madre. “¡Oh, qué rico!” –gritó ella al sentir como se vaciaba en su interior. La mujer sonrió con morbo y le dijo a su pequeño: “Bueno, ya es hora de que mami se arregle para irse a trabajar. Cumplió su promesa, sudada y llena se vistió, al despedirse, le dijo a Johnny: “Recuerda que debes estar listo para mi cumpleaños”. Él sin saber que responder se quedó tendido en la cama pensando en lo que su madre le pedirá en ese día especial.

 

 

 

 

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