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miércoles, 13 de diciembre de 2023

79. El mejor fin de semana de mi vida

 

Esta es la historia del mejor fin de semana de mi vida, tres días de puro placer. Todo comenzó con una conversación en un juego de móvil, normalmente me canso rápido de este tipo de juegos, pero empecé a tomar confianza y  establecer lazos de amistad con ciertas personas del juego y con un grupo de Telegram todo se masificó. Con una chica en particular empecé a hablar más de la cuenta y vi que le gustaba mucho bromear, el tema sexual no era un tema prohibido como suele ser y en lugar de eso, era lo principal de nuestra conversación. Eso hizo que nos calentáramos mucho y a eso le empezamos a añadir fotografías, videos e incluso audios en pleno orgasmo. En ese punto había que demostrar que todo no era de boquilla y decidimos salir. Los dos éramos de muy lejos así que pusimos un sitio más o menos en medio y quedamos en un hotel.

Ese día estaba muy nervioso a la par que ansioso por llegar a tiempo. Era raro lo que iba a hacer, nunca había quedado con alguien así, pero tenía ganas de probar todo eso que había visto simplemente por fotos. Llegué al hotel antes que ella y tomé la llave dispuesto a esperarle ya dentro de la habitación. En pleno verano como estábamos, aproveché que tenía tiempo para darme una ducha y estar bien limpio antes de que llegase. Antes entrar a la ducha ya me di cuenta de que estaba realmente caliente, que la situación me estaba excitando mucho y ya sin ropa miré hacia abajo y vi mi verga bien dura, con todas sus venas marcadísimas. Si estaba así antes de que llegue que pasará cuando la tenga delante. Entré a la ducha y decidí usar el agua fría para bajar aquello, cosa que no conseguí. Cuando salí de la ducha e iba a vestirme tocaron a la puerta, así que solo con la toalla abrí la puerta y me la encontré.

Ella era magnifica, una chica de 1,60 metros de altura aproximadamente, con un pelo rojo que se notaba que no era natural pero que le quedaba espectacular. Tenía un cuerpo pequeño como me gusta en las mujeres y unas curvas muy bien marcadas. Además, llevaba un vestido muy ceñido que dejaba al aire un impresionante escote. Me encanta que la mujer sea pequeñita comparada conmigo, mi metro ochenta de altura y me envergadura de hombros en comparación con una chica así es muy notable y eso me calienta.

Sus ojos se abrieron mucho por el shock de encontrarme prácticamente desnudo, pero esto le duró unos segundos, sin mediar palabra se lanzó a besarme tirando su maleta y cerrando la puerta en un solo movimiento. Fueron unos besos súper apasionados, nuestros labios tocándose, nuestras lenguas juntándose, nuestras manos acariciándonos. En esa postura estuvimos dos minutos, pero había algo que nos estaba separando, verga estaba erecta y se le estaba clavando en el estómago, para solucionar esto, se separó un poco, me quitó la toalla y se agachó. Ya con su cabeza a la altura de mi verga, sin usar las manos se la metió directamente en la boca, yo di un gemido de placer en ese momento mientras notaba su boca húmeda tragándose todo el glande. Después de varios segundos de placer se la sacó y me miró desde abajo con unos ojos de lujuria y soltó la primera frase que me dijo en persona: “Si soló con esto ya estas gimiendo, prepárate porque te voy a hacer gozar hasta que me pidas parar”. Me disponía a contestar, pero sin darme tiempo tomó con una mano mi verga, la levantó un poco y de un lengüetazo que empezó en mis testículos y termino en mi glande hizo que otro gemido saliera aún más fuerte que los anteriores, que placer me estaba dando nada más comenzar, que bien pintaba esto.

Después de unos lengüetazos que hicieron que cada vez estuviera más caliente siguió con una mano paseándome mientras con su boca agarraba unos de mis testículos y lo succionaba. Apenas habíamos empezado y con dos movimientos maestros estaba ya cerca de mi primera eyaculación, no me lo creía, suelo durar mucho, pero entre la situación y su arte, veía que no aguantaría mucho más. Esto lo debió de intuir ella y se metió la verga en la boca casi entera, me agarró del culo con las dos manos y empezó un balanceo mortal a una velocidad cada vez más rápida. Entonces le avisé que estaba por acabar, ella no dijo nada y aumentó el ritmo aún más. Le agarré la cabeza y la apreté contra mi verga y exploté. Mi semen estaba todo dentro de su boca. Después de unos segundos de sacudidas la saqué, miré hacia abajo y ella me estaba mirando con la boca abierta y el semen en la lengua y un segundo después se lo tragó entero, como me calentó eso, después de acabar mi verga seguía dura.

Me disponía a devolverle el gran placer que me había dado, ese placer que hizo que acabara en apenas dos minutos. Así que la levanté con una mano y con la otra empecé a quitarle el vestido. Por suerte, era muy sencillo, una pequeña cremallera y dejarlo caer, menos mal puesto que la sangre no estaba en mi cerebro y no podía pensar en nada más que follármela. Debajo de ese vestido tan ceñido llevaba un sujetador de encaje y una minúscula tanga que combinaba con la parte de arriba. Empecé a besarle el cuello mientras mi mano quitaba el sujetador y dejaba al aire sus pechos, los cuales no eran muy grandes, pero si lo suficiente para que cubrieran mi mano, con sus pezones completamente duros, lo cual daba una imagen espectacular. La empujé hacía la cama y empecé a besarla mientras agarraba sus manos y las apretaba contra la cama, notaba como eso le gustaba y sin soltarla empecé a bajar por su cuerpo como mi lengua y mis labios, primero su cuello, luego sus pechos, cuando metí unos de sus pezones en mi boca se le escapó un gemido y aproveché para soltar una de sus muñecas y con esa mano agarra la teta que mi boca no estaba devorando. Seguí en esa postura un par de minutos, cambiando mi boca de teta cada cierto tiempo, como disfrutaba de esos pezones y estas bonitas tetas, me encantaba esa sensación y por los gemidos que ella iba soltando también le estaba gustando. Seguí bajando con mi lengua recorriendo todo su estómago y con mis dos manos agarré esa diminuta y trasparente tanga de encaje y lo quité, así pude contemplar esa deliciosa vagina lampiña repleta de humedad, tenía justo la depilación como más me gusta, hizo que me calentará aún más y no pude resistir echarme directamente con mi boca en su vagina, fue tan rápido y fuerte que a ella se le escapó un fuerte gemido. Estaba completamente humedecida, notaba sus fluidos cayendo y con mi lengua los saboreaba, era espectacular, estaba deliciosa y me calentó aún más. Empecé a lamer todo, mi lengua iba loca desde su clítoris hasta introducirla dentro de ella, ella gemía sin parar y yo cada vez iba más rápido, ahora de un lengüetazo iba desde su clítoris hasta su culo y volvía a subir, noté que eso le encantaba y seguía haciéndolo, ella me agarró la cabeza y me apretó, yo apenas podía respirar, pero seguía como pude y su primer orgasmo llegó. Mi boca saboreó todos sus fluidos saliendo. Soltó mi cabeza y aflojó sus piernas, lo que yo aproveché para tomar más aire y seguir, no estaba dispuesto a parar de comer esa deliciosa vagina; ella que apenas se había repuesto siguió gimiendo y con sus manos agarraba la sabana mientras mi lengua seguía jugando con su clítoris y dos de mis dedos se metían con lujuria en su sexo húmedo y palpitante. El segundo orgasmo fue incluso más rápido, apenas llevaba un minuto en esa posición y ya me estaba apretando con sus muslos, esta vez sus gemidos eran incontrolables.

Cuando aflojó, me tomó de la cara y me dijo: “¡Méteme la verga, por favor!”. Me disponía a buscar un condón, cuando gritó: “¡No, uso pastillas, métela ya!”. Sin dudarlo, me erguí y le metí la verga, estaba tan húmeda que no costó nada que entrara, nada más entrar los dos soltamos un gemido al unisonó. Estaba deseando metérsela desde que abrí la maldita puerta, su vagina estaba tan caliente y húmeda. Varias embestidas fuertes seguidas y ya notaba que con ella no tendría que controlarme. Sabía que con ella podía dar rienda suelta a toda mi pasión y descontrol.

Después de varios minutos de misionero me puse sobre mis rodillas y tomé sus piernas poniéndolas en mis hombros, en esta postura tenía el control y la potencia para darle verga bien duro. Ella no solo no se quejaba, sino que me incitaba a que diera más fuerte. Empecé a meterla muy profundamente y cada vez con más potencia, mis testículos estaban golpeando en su culo, me calentaba demasiado ver su cara de placer en cada embestida. “¡Métela con más fuerza! ¡Quiero que me dejes bien abierta!” –me decía con sus sensuales gemidos. No quería acabar otra vez tan rápido, pero notaba que ella estaba a punto de hacerlo. Así que seguí dándole con vehemencia. Su orgasmo llegó enseguida y sus gemidos eran ya gritos de placer.

Se la saqué y le iba a dar la vuelta para ponerla en cuatro, pero me dijo: “Me toca a mí, tú descansa, que luego quiero que me des con toda tu potencia por detrás”. Sin poder quejarme ya me había puesto boca arriba y ella bajo a chupármela un poco antes de meterla en su vagina. Yo pensaba que con ella encima iba a estar más relajado y así alargaría la eyaculación, pero otra vez me sorprendió. Su ritmo no era normal, se puso en cuclillas y empezó a a subir y bajar endemoniadamente sobre mi verga. Nunca me habían follado con esa potencia, y esto no podía seguir. Ella se dio cuenta como la otra vez, pero no quería que acabara, así que se la sacó y se puso en cuatro y con su mirada me estaba diciendo: “¡Métemela fuerte!”.

Me incorporé y me puse detrás, se la metí mientras la agarraba por la cintura, desde el primer momento comencé fuerte y le di una sonora nalgada, ella soltó un gran gemido, lo que me incitó a darle más y más fuerte, mi palma quedo marcada en sus exquisitas nalgas y aún pedía más, seguí bombeando varios minutos con mucha potencia y mis testículos golpeando en su clítoris, hasta que ya no podía más, se la saqué y ella en un movimiento rapidísimo se dio la vuelta, me tomó la verga y se la metió en la boca, empezó con un rápido movimiento balanceante de boca comiéndose prácticamente la mitad de mi verga mientras me masturbaba con su mano el resto, le dije que acabaría pronto, la sacó y siguió pajeándome ahora con las dos manos, acabé directamente en su cara, primero un chorro, luego un segundo y terminó con un tercer chorro más copioso, ella se la metió en la boca y se tragó lo que quedaba por salir.

Caímos empapados en sudor y cansados. Este sería el primero de los incontables polvos que echamos ese maravilloso fin de semana. El mejor fin de semana de mi vida. Lo digo así, ya que casi no salimos del hotel, estábamos como poseídos por la lujuria y el placer. ¿Quién quiere salir a pasear si puede estar cogiendo como endemoniado?

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®

3 comentarios:

  1. Nadie quiere salir a pasear si se coge como endemoniado.
    Hermoso, excelente y excitante relato. 😘😏

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  2. Me encantó esta historia cuando se está con quien una quiere no le dan ganas fe salir y mucho menos que pase el tiempo de prisa que le hagan delirar y le hagan de complacer en todo sentido es exquisito.
    Como siempre un buen relato Caballero

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  3. Excelente relato, la descripción en cada una de las letras llena de lujuria y perversión como siempre. Gracias por compartir JOL

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