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viernes, 13 de octubre de 2023

61. Todo por un ascenso


Olga es una mujer madura de 42 años, alta, de cuerpo atlético y femenino. Cuida su figura yendo al gimnasio a diario. Cabello negro, ojos verdes, piernas gruesas, pechos grandes y un culo gordo, firme por los ejercicios y parado. Ella es muy dedicada a su trabajo como oficinista en una agencia de seguros, y su aspiración más grande es ser la gerente de la empresa, lo que le daría muchos beneficios, un sueldo más alto, estacionamiento reservado, vacaciones pagas, etc.,  y un mayor estatus social. Divorciada hace algunos años. No era indiferente para nadie en la oficina, menos para los clientes; se destacaba por ser una mujer con sus límites bien definidos y su gusto por los perfumes caros. Nelson, su hijo, tiene 18 años. Es un joven amable, tan alto como su madre, aunque es flojo (según dice Olga) ya que salió de la secundaria hace poco y aun no tiene claro que estudiar, aunque por sus calificaciones puede ir a la universidad que elija y estudiar la carrera que desee.

 

Una tarde en la que Olga acababa de regresar a su hogar después de un duro día de trabajo. Cansada, ya que se la había pasado en reuniones y con clientes, la MILF vestía con una camisa blanca y ajustada que ayudaba a resaltar sus enormes senos, una minifalda negra que apenas podía retener sus gigantescas nalgas y usaba tacones altos que hacían destacar sus largas piernas. “¡Nelson, ya volví!” –exclamó la madre, mientras se sacaba sus tacones y dejaba su maletín en el suelo.  “¡Hola, mamá, que bueno que llegaste!” –dijo el muchacho con alegría al verla y la saludó con un beso en la mejilla “¿Cómo te fue en el trabajo?” –le preguntó. “¡Muy bien, y te tengo excelentes noticias! Te lo explicaré en la cena” –respondió contenta Olga. Un rato después, madre e hijo se sentaron a comer y Olga con mucha emoción le comenzó a contar a su hijo lo que le había ocurrido. “Mi jefa me llamo a su oficina esta mañana y me dijo que está considerando seriamente darme el puesto de gerente a mí” –dijo emocionada. “¿De verdad? ¡Te felicito mamá! ¿Cuándo te dirá si te da el puesto o no?” –dijo preguntó Nelson contento. “Dijo que aún lo tiene que pensar, pero que me tendrá en mucha consideración. Por cierto, ¿Tienes algo que hacer mañana temprano?” –dijo Olga. “No ¿Por qué?” –le preguntó su hijo. “Bueno, la jefa sabe que yo soy madre y me dijo que está interesada en conocerte y en hablar contigo, así que me preguntaba si podrías acompañarme mañana al trabajo” –le dijo Olga a su hijo llena de emoción. “¡Por supuesto, no tengo problema! Lo que no entiendo es porque tu jefa quiere verme” –dijo el muchacho. “No lo sé, a lo mejor quiere saber cómo soy como madre, lo cual creo que serviría para definir si soy apta para el cargo de gerente o no” –le dijo ella.

Olga se fue a dar una ducha para acostarse temprano y descansar. Tal vez presa de la alegría se empezó a excitar mientras el agua caía por su cuerpo. Tomó el jabón y la esponja, la pasó lentamente por su cuerpo húmedo, rozó sus pezones que casi al instante se pusieron duros. Siguió recorriendo su pecho, notando cada vez lo excitada que estaba. La esponja bajó por su vientre y llegó hasta su entrepierna, sin darse cuenta sus piernas se separaron y la esponja comenzó a deslizarse por su vagina. Olga, gimió suavemente, no quería ser oída por Nelson. Su mente estaba perdida en pensamientos morbosos para motivar su deseo y disfrutar de su calentura en la soledad del baño. La esponja cayó al piso pero sus dedos siguieron el lujurioso estimulo. Para ella era un deleite estar bajo el agua de la ducha y presa de la excitación. Sus dedos jugaban perversamente con su clítoris que se hinchaba, cada vez sus gemidos eran contenidos pero querían escapar sin control. Su cuerpo se retorcía y sus piernas temblaban; entre la espada y la pared no sabía qué hacer, si seguir conteniéndose o simplemente dejarse llevar, aunque tenía claro que había llegado a ese punto de no retorno, pero en su mente intentaba mantener la cordura. Ya no podía contenerse más, dejó que su cuerpo decidiera por ella y sin más terminó gimiendo como una loca a causa del placer que la invadía, era como si hubiera perdido el control de su cuerpo y solo se dejó llevar por ese orgasmo que recorría su ser de manera despiadada. Una vez ya en calma, salió de la ducha, secó su cuerpo y se puso su camisón para dormir plácidamente.

Al día siguiente, por la mañana, madre e hijo van a las oficinas de la empresa, Olga deja a su hijo en su cubículo de trabajo y se va al despacho de Paola, su jefa, la cual era una mujer hermosa, con un cuerpo muy similar al suyo. “¡Buenos días jefa!” –exclamó Olga. “Buenos días, Olga ¿Cómo estás?” –preguntó amablemente la mujer y añadió: “¿Hiciste lo que te dije que hicieras?”. “Sí, ya traje a mi hijo, está esperándome en mi cubículo” –respondió ella. “¡Excelente! Cuando te de la señal, llévalo a la sala de reuniones y luego ya sabes que hacer. Estaré viendo todo desde mi oficina” –dijo Paola. “¡Cómo ordene, jefa!” –dijo Olga un tanto nerviosa. “Por cierto ¿estás segura de que quieres hacer esto? Mira que luego no me haré responsable si te arrepientes” –dijo Paola en tono serio. “Por mí no hay problema. ¡Ya le dije que estoy dispuesta a lo que sea con tal de que me del puesto de gerente!” –dijo Olga, con confianza. “¡Esa es la actitud que me gusta! Entonces quedamos así dijo Paola contenta.

Un rato después, cuando llega la hora de almorzar y aprovechando que todos los empleados se habían ido al comedor de la empresa, la jefa le manda un mensaje a Olga y esta lleva a su hijo a la sala de reuniones. Dicha sala era una habitación amplia sin ventanas, la cual tenía una larga mesa de madera y con unas cuantas sillas. “¿Por qué me trajiste hasta aquí, mama? ¿Cuándo veré a tu jefa?” –preguntó Nelson con curiosidad. “De hecho, ella ya nos está viendo desde la única cámara de seguridad que ahí en toda la habitación” –dijo ella, y señala la cámara. Añade: “Espera que le demos un gran espectáculo”. “¿Cómo que espectáculo?” –preguntó él confundido. “¡Espera vernos coger como animales!” –dijo Olga, mientras se desabrochaba la camisa y su sostén dejando libre sus enormes y pesadas tetas. “¡Qué!” –gritó Nelson sorprendido. En la cara del muchacho se veía el desconcierto ante tamaña confesión. “¿A qué te refieres?” –preguntó sin dar crédito a las palabras de su madre. “Verás, hijo, resulta ser que mi jefa es amante del incesto entre madres así como yo, que cuidan su cuerpo e hijos debiluchos, ella me prometió darme el puesto de gerente si le daba un espectáculo porno en vivo, por eso te pedí que me acompañaras” –explicó ella, mientras se acercaba con firmeza a Nelson.  “¡Así que quítate los pantalones ahora mismo y démosle a ella lo que quiere ver!” –le dijo con autoridad. “¡Ni se te ocurra acercarte o gritare!” –dijo el muchacho preocupado. “Hazlo si quieres, pero nadie te oirá. Esta sala de juntas fue diseñada para que ningún sonido que previniera dentro de ella se pudiera escuchar en el exterior ¿Por qué crees que te traje hasta aquí?” –le dijo ella mientras ya estaba cerca. Rápidamente, Olga se abalanzó sobre su hijo, lo levantó con mucha facilidad, lo acostó boca arriba sobre la mesa de la sala y de un solo movimiento le quitó su pantalón y su ropa interior. La sorpresa que se llevó la MILF fue mayúscula al ver la verga de su hijo, la cual venia acompañada de dos inmensos y pesados testículos. “¡Puta madre, que inmensa que la tienes!” –gritó Olga, sorprendida “¡Dios, jamás vi algo tan inmenso!” –le dijo con cara de caliente. “¡Mamá, no hables así! Haces que esto sea aún más vergonzoso de lo que ya de por sí es” –dijo Nelson, sonrojado. “¿Te digo algo? Antes dude si cometer incesto o no pero, después de ver la verga que te cargas, ahora no me queda ni la menor duda. ¡Quiero de hacer de todo contigo!” –le dijo ella con sus ojos encendidos en lujuria. “Pero, pero…” –intentó decir Nelson. “¡Pero nada! Solo relájate y disfruta. ¡Deja que mami se ocupe de esta verga!” –dijo Olga mientras lamia el cuello de su hijo.

Rápidamente, Olga le dio un intenso beso a Nelson, en el que sus lenguas se entrelazaron. Dicho beso provoco en Nelson una gran erección, la cual Olga vio de forma lujuriosa y lasciva. “¡Eso no está bien, esto no está bien!” –dijo el joven intentando retener toda la excitación que sentía. “¿Qué importa que no esté bien? ¡Lo que importa es que se siente muy bien!” –dijo Olga con la excitación a flor de piel y soltó un tremendo escupitajo contra la verga de su hijo, lo que le hizo a este emitir un leve gemido. “A juzgar por tu expresión, creo que te sientes muy bien aunque lo niegues” –le dijo ella. La MILF envolvió la verga de su hijo con sus enormes tetas y le empezó a hacer una paja rusa mientras le chupaba el glande. Nelson, con la cordura que aún le quedaba, intentó detener a su madre, pero esta le agarró las manos, se tiró más adelante, luego, Olga centró su atención en los testículos de Nelson, los lamió, chupo y escupió. “¡Se ve que fuiste un buen chico y no te has masturbado!” –dijo ella, mientras le mordía levemente un testículo al joven. “¡Estoy ansiosa por dejar estos hermosos testículos sin una sola gota de semen! Pero primero quiero que me devuelvas el favor” –dijo ella con perversión en su voz. “¿De qué favor estás hablando?” –preguntó el joven confundido. “Yo te hice sentir bien, ahora quiero que tú me hagas sentir bien a mí con tu lengua” –respondió Olga. “¡Lo hiciste porque quisiste, yo no quiero esto!” –dijo Nelson indignado. “Eso no te lo crees ni tú mismo. ¡Ahora has tu trabajo!” –dijo ella. Agarró la cabeza de su hijo y la coloco contra sus abdominales perfectamente marcados. “¡Pasa la lengua por aquí!” –ordenó. Nelson, con mucha excitación y vergüenza, acató la orden de su madre y le comenzó a besar y lamer los abdominales. Olga utilizó la lengua de su hijo como si de un juguete sexual se tratase, forzándolo a este a lamerle no solo los abdominales, sino también los bíceps, los muslos, las tetas y el cuello.

“¡Que linda lengüita tienes!” –le dijo Olga, quien le dio un beso encendido en perversión a su hijo, el cual fue tan intenso que a ambos se les corto el aliento. “¡Quiero todavía más de ella!” –le dijo. Olga hizo que su hijo se acostara boca arriba, con la cabeza apoyada sobre el borde de la mesa de reuniones, y se levantó levemente su falda en frente de la cara de él, mostrándole no solo que nunca había usado ropa interior, sino también dándole una vista perfecta de su coño húmedo y perfectamente depilado. “¡Fuera ropa!” –dijo ella mientras le sacaba la remera a su hijo, dejándolo completamente desnudo. “¡Ya basta, esto ya es demasiado!” –dijo Nelson, quien ya no podía aguantar la vergüenza que sentía “¡esto es muy humillante!” –añadió. “Te quejas de lo humillado que te sientes, pero tu verga sigue tiesa. Además, de que tampoco has puesto mucha resistencia” –dijo Olga mientras recorría el pecho de su hijo con sus manos. “¿Será que, en realidad, te gusta ser violado pero tienes miedo de admitirlo?” –añadió con perversión. “¡cállate, yo no…!” –dijo el joven pero no pudo terminar su frase, pues su madre lo cayó violentamente, obstruyendo su boca con su vagina. “¡Solo cállate y chupa!” –le ordenó. Olga restregaba su vagina contra la boca de Nelson, al mismo tiempo que le masajeaba y le pellizcaba los pezones. La MILF gimió con fuerza al sentir la lengua de su hijo estimulándole el clítoris y tras un buen rato de estar recibiendo sexo oral, ella se dio vuelta, se levantó un poco la parte trasera de su minifalda, y se sentó en la cara de Nelson. “¡Chúpame el culo, hijo de puta!” –le ordenó mientras presionaba con fuerza sus nalgas contra el rostro de su hijo.

Nelson, con rabia y excitación, acató la orden de su madre, primero pasándole la lengua alrededor de su ano y luego metiéndola tan profundo que pudo dentro de este. “¡Eso es, buen chico!” –le dijo ella entre gemidos de placer. “¡Has que mami acabe! Démosle a la jefa la visión de un excelente orgasmo” –le dijo con toda la calentura desatada.  Luego de varios minutos de un intenso y largo beso negro, Olga tuvo su primer orgasmo, y fue recién allí cuando despego su culo de la cara de Nelson. “¡Yo no sé cuánto pueda aguantar! ¡Ya es suficiente!” –dijo Nelson agitado. “¡Esta sensación entre culpa, vergüenza, y placer que estoy sintiendo me está matando por dentro!” –le dijo intentando apelar a la emotividad de su madre, pero ella no estaba para esas cosas, disfrutaba con perversión exacerbada el placer que estaba recibiendo, por lo que no daría pie atrás para lograr su objetivo. “Pues, aún no hemos terminado” –dijo Olga mientras tomaba las piernas de su hijo. “Aún falta el plato fuerte del espectáculo y el que mi jefa más ha estado esperando. ¡Una larga e intensa sesión de sexo anal!” –dijo con lujuria. “¡No lo hagas, mama! ¡No quiero perder mi virginidad de esta manera!” –dijo el joven suplicando. “¡Lamento decirte que no tienes opción!” –dijo ella, completamente eufórica por la excitación del momento mientras se quitaba la falda. “¡Te guste o no perderás la virginidad en el culo de tu madre!” –sentenció.

Antes de comenzar el último acto de su perversión, Olga se subió a la mesa de la sala, se dio vuelta, y le muestra a su jefa y a su hijo su gigantesco culo el cual, en su nalga derecha, tenía escrito “madre violadora” con lápiz labial y en letras muy grandes y llamativas. “¡Creo que no existe mejor frase que me defina mejor que esta!” –dijo Olga mientras se nalgueaba a su misma.  “¡Te sacaste la lotería al tener una madre tan degenerada y con un culo tan grande, Nelson!” –le dijo con voz caliente. Rápidamente, Olga se tiró sobre su hijo, se colocó encima de él, se puso en posición amazónica, la verga del chico entraba lentamente, él gemía al sentir como el frenillo de su prepucio se rompía en el apretado culo de su madre. Ella empezó a follar la verga de su hijo con movimientos siniestros, lo miraba a los ojos y veía la cara de su hijo, quien evidencia dolor al ser su primera vez, pero ella disfrutaba del sexo anal arriba de la mesa de la sala de reuniones. “¡Me duele el la verga, tu culo es muy apretado!” –dijo Nelson entre lágrimas. “¡Siento que me va a triturar la verga!” –replicó. “¡Solo relájate, que ya viene lo bueno!” –dijo Olga mientras le daba fuertes sentones al joven, y luego escupió dentro de la boca de este. Sin duda la mujer había perdido la cordura, ya no había razón en ella debido al placer y al saber que Paola la observaba en su oficina. Ella se la imaginaba tocándose ante tan morboso espectáculo del cual ella había sido la autora intelectual. Los sentones de Olga fueron aumentando progresivamente su ritmo, de lo más bajo a lo más alto y, mientras más rápido se metía y se sacaba la verga de su hijo del culo, más temblaba la frase “Madre violadora” que tenía escrita en las nalgas. Tras un buen rato de sexo anal intenso, Olga decidió cumplir un último fetiche, pero no uno que su jefa le había ordenado que hiciese, sino una propio que deseaba concretar. “¡Maúlla como un gato!” –ordenó la MILF entre gemidos y sentones

“¿Qué? ¿Cómo se te ocurre tal cosa? ¿No es suficiente con todo lo que estás haciendo?” –preguntó Nelson, quien tampoco podía dejar de gemir al sentir los bruscos movimientos de su madre. “¡Dije que maullaras como si fueses un gatito!” gritó ella con enfado mientras lo estrangulaba con su brazo derecho “¡Maúlla, no seas desobediente!” –le ordenó. Él obedeció quizá motivado por el miedo o la excitación. “¡Eso es, que lindo gatito!” –dijo Olga y besó apasionadamente a su hijo. “¡Sigue maullando, ya casi llego a mi clímax!” –le dijo ella. El joven maullaba y ronroneaba para satisfacer a su madre. Finalmente, madre e hijo tuvieron un orgasmo al unísono y Nelson vació todo el semen que tenía acumulado dentro del culo de su madre, el cual manchó gran parte de la mesa. “¡Dios, que bueno que estuvo!” –dijo Olga mientras se bajaba de la mesa agitada. “¡Así si da gusto venir al trabajo!” –añadió. Al ver el semen que había salido de su culo desparramado en la mesa, pasó su lengua con el afán de limpiarlo y tragarlo. “No puedo creer todo lo que paso” –pensó Nelson, quien aún seguía sonrojado y acostado sobre la mesa de reuniones. “Mi madre, mi propia madre me ha violado y lo disfruté” –pensó en sus adentros el muchacho.

Unos instantes después, Paola ingresa a la sala de reuniones y ve a Olga y Nelson todavía desnudos. “¡Estuvo fenomenal el espectáculo que armaste, Olga!” –dijo la mujer. “¡Ni las películas porno incestuosas más sucias que tengo se comparan a lo que tu hiciste hoy! Ten por seguro que te daré el puesto de gerente” –le dijo a Olga y le dio un apasionado beso para probar un poco de los restos de semen que le habían quedado en los labios. “No sabes cuantas veces acabé viendo cómo te cogías a tu hijo. Todavía me palpita la vagina de placer” –le dijo con lujuria. “¡Gracias, jefa, significa mucho para mí!” –dijo Olga contenta. “Aunque, siendo sincera, no lo hubiera podido lograr sin ayuda de mi hijo” –añadió Olga. “¿Ayuda? ¡Por Dios!” –dijo Nelson indignado. “¡Mama, tú me violaste! ¿De qué ayuda me estás hablando?” –dijo él con enfado. “No exageres, chico. ¡Se nota que lo disfrutaste!” –le dijo Paola. “Es cierto, Nelson. Solo admite que te gustó ser abusado por tu madre culona, créeme que será lo mejor para ti” –dice Olga. Tras pensarlo por unos instantes, Nelson agarró el lápiz labial que estaba en el bolso de su madre y le escribió en la nalga izquierda. “¡Hermosa frase!” –dijo Paola al verle el culo a Olga, se podía leer: “Yo amo a mi madre violadora”. “Creo que esta frase define a la perfección lo que siento por ti, madre” –dijo Nelson y besa a Olga “¡Me alegra que pienses así porque, a partir de hoy, deberás tener cuidado, porque el cualquier momento te puedo agarrar y someter por la fuerza como hice hoy!” –le dijo Olga excitada. Voy a estar esperando con ansias ese momento!” –dijo Nelson sin tapujos. “¡Qué lindo es ver que madre e hijo se lleven tan bien!” –dijo Paola con una gran sonrisa. Luego la jefa besó a Olga con lujuria y a Nelson después, la lengua de la mujer hizo que la verga del muchacho reaccionara al instante. Al notarlo Paola dijo: “¡Vaya que lindo regalo!”. Sin pensarlo se puso en cuclillas y le chupó la verga con nada de decoro, se la tragó hasta que el muchacho estalló en su boca y dejó salir una profusa cantidad de semen que ella bebió gustosa. “¡Vaya si que es caliente tu hijo!” –le dijo a Olga.

No queda más que decir que Olga consiguió el anhelado ascenso, ya que su jefa había quedado complacida con todo lo que había visto. Nelson por su parte ya ahora había asumido el rol que le correspondía, ser el juguete sexual de su madre y darle placer. Ahora ya no estaba forzado a nada, pues había disfrutado lo que pasó en la sala de reuniones. Cada vez que Olga lo requería iba como el obediente gatito en el que se había convertido para calmar los ímpetus candentes de su madre.

 

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®

5 comentarios:

  1. Wao que excitante historia llena de mucha lujuria y perversión como siempre Caballero un buen relato

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  2. Que buen relato caballero 👏

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  3. Wowwww exquisito relato y demasiada lujuria...

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  4. Que rica experiencia de hacerlo en la oficina y más que fue con su ojo ante la mirada de su jefe. El relato estuvo muy excitante y lujurioso. Gracias por compartir JOL

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  5. 👏👏👏👏😈muy candente🥵

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