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lunes, 9 de octubre de 2023

60. La esposa del pastor 3

 

Había pasado no mucho tiempo desde aquella perversa aventura con las hijas del Pastor. Todo estaba planeado, Angélica y Esther se encargarían de su papá, mientras yo de Alicia para ver qué pasaba más adelante. Ambas estaban esperando que ese presentara la oportunidad, dos días después, Mientras Angélica estaba en la calle, Esther le avisó que su padre iba a estar con ella en casa, solos, ya que Alicia tenía una reunión de señoras del templo.

La escena era propicia para el morbo y la lujuria por lo que Esther no perdió oportunidad para que se la cogiera. Lo esperaba como le había indicado: Desnuda boca arriba en la cama matrimonial, se quedó dormida mientras esperaba, ya que había llevado a Alicia a la reunión y en hacer acto de presencia en la iglesia se le pasó un poco la hora. Se despertó con la verga del pastor en la boca, ella sin que él dijera algo se la empezó a chupar de esa manera exquisita que había aprendido tan perversamente. El pastor mientras Esther se la chupaba, la masturbaba para que sus fluidos humedecieran su joven vagina, Le tocaba las tetas, pellizcaba sus pezones, mientras ella seguía aferrada comiéndole la verga. Luego, el pastor se subió encima de ella y se la empezó a meter lentamente, haciendo que su glande se abriera paso en su canal vaginal. Cuando ya se la había metido completa, se empezó a mover salvajemente haciendo gritar de placer a su hija que se encontraba caliente, sabiendo el plan que había tramado con su hermana y conmigo. En su lujuria la chica estaba con los ojos cerrados recibiendo la verga de padre que violentamente la embestía.

Esther disfrutaba de la forma en que su padre se la metía, el pastor sin saber nada, nunca se imaginó que Angélica miraba en la puerta, desnuda y masturbándose. Estaba tan caliente como su hermana. Se la metía completa, le encantaba que su papá se la cogiera, sobre todo sabiendo que Angélica no se perdía detalles, sus ojos estaban abiertos ante la incestuosa escena, pero sus dedos la hacían temblar de placer. Como una espía observaba como su hermana era cogida sin pudor por aquel hombre al que llaman padre. Esther se puso en cuatro y le pidió a su padre que se la metiera por el culo y le diera verga de la forma que él sabe hacerlo. El pastor no desaprovechó la oportunidad y se acomodó para penetrarla. El glande se abrió paso en ese estrecho agujero, dejando que su verga se fuera metiendo poco a poco; Esther dio un grito intenso de dolor, pero a los pocos minutos estaba gimiendo y disfrutando perdidamente de la verga de su padre que le partía el culo. El hijo de puta la hacía gemir de lo lindo, mientras Angélica seguía en la puerta tocándose extasiada por el placer. La escena era tan perversa y tan caliente para Angélica que no aguantó por mucho, su cuerpo reaccionó al estímulo visual y tuvo un intenso orgasmo.

Esther le pedía que se la metiera más fuerte, quería sentir que su culo, como un energúmeno el pastor se cogía ese culo, haciendo que su hija menor gritara de placer; eso incitaba el morbo de Angélica que se masturbaba entre las sombras, tapando su boca para que sus gemidos no la delataran. Sentía unas ganas obscenas de unirse a la lujuriosa escena, pero se contenía, estar de voyerista le resultaba excitante, al punto de dejarse atrapar por un intenso orgasmo que tuvo que contener. El pastor estaba enceguecido por el frenético placer que el agujero de Esther le brindaba, perdiéndose incontables veces en el éxtasis de sus brutales embestidas. La chica seguía pidiéndole que le destrozara el culo y que dejara su semen en el interior. Fue cuando él se tomó con más fuerzas de sus caderas y embistió con perversión dispuesto a vaciar su esperma en el dilatado culo de Esther. La chica estaba al borde del colapso; su respiración con dificultad salía y sus gemidos eran agónicos. Su cuerpo temblaba porque el orgasmo estaba haciendo su parte y la tenia al borde de la locura. “¡Ah, que rico, papi! ¡Sigue, no pares!” –le decía entre gemidos. El pastor no se puso resistir más, fue cuando en un intenso suspiro descargó su verga en el culo de Esther, llenando su agujero de semen. La chica cayó rendida sobre la cama, su cara evidenciaba el placer y que ya su parte estaba hecha.

En ese momento de debilidad del pastor entra Angélica en escena, acariciando la espalda de su padre; por un momento se sobresaltó, pero al escuchar la voz de su hija mayor susurrándole al oído: “¡Qué rico te la cogiste!”. No sé si sintió alivio pero la escena le calentó. Entonces ella le preguntó: “¿Por qué elegiste cogerte a Esther y no a mí? ¿Piensas que no soy lo suficientemente mujer para darte placer?”. Él no sabía que responder ante las preguntas de Angélica, por lo que permaneció en silencio. Angélica arremetió: “¿No tienes nada para decir?”. Se para frente a él, al verla desnuda su verga reaccionó de inmediato. ¿Te das cuenta ahora que soy una mujer que con solo verla te pone la verga tiesa? ¡No sabes lo que puedo hacer para complacerte!” –le dice ella. Sin pensarlo dos veces se lanzó a la verga de su padre para meterla en su boca y chuparla de esa manera bendita en que lo hace. El pastor dejó que su hija mayor jugara con su verga, la engullía completa hasta la base y la sacaba llena de su saliva y la volvía a engullir con placer en sus ojos. Esther se unió al juego perverso manoseando las nalgas de su hermana, el pastor no podía creer hasta donde eran capaces de llegar sus pequeñas, pero sin duda él lo disfrutaba.

“¿Me vas a coger como lo haces con Esther?” –le preguntó Angélica. Se tumbó en la cama y abrió sus piernas para que su padre viera lo caliente que estaba, el hombre sin dudarlo empezó a lamer esa lubricada vagina y a probar esos nuevos fluidos tibios. La sensación para Angélica era placentera, se retorcía y gemía sintiendo como esa lengua la recorría con descaro. Esther aprovechó la instancia para recorrer con su boca las tetas de su hermana, le mordía los pezones, los chupaba, los lamia; el placer estaba presente, así como la lujuria y la perversión. El pastor tomó las piernas de Angélica y las puso sobre sus hombros, acomodó su verga en la entrada de su deseosa vagina y se la metió de una. “¡Oh, papi, qué rico!” –dijo Angélica, comenzando a gemir desde la primera embestida. Se la metía con tanta fuerza que los gemidos de la hija mayor eran ensordecedores. Esther puso la vagina en la boca de su hermana y ella empezó a lamerla, y a penetrarla con su lengua. La escena sin duda era digna de una película porno, ya que ambas gemían enloquecidas y el hombre seguía taladrándole la concha a su hija mayor. Angélica ya estaba siendo atada con las cuerdas del orgasmo, llevándola al borde del colapso; sus intensos gemidos y los latidos de su vagina hacían evidente que su cuerpo estaba siendo dominando por ese ente denominado placer. Después de su orgasmo Angélica lo tumba sobre la cama y se sube sobre él a horcajadas y empieza a cabalgar su verga con lujuria. Se movía de manera infernal, era un demonio en la cama que enloquecía a su padre, ella lo miraba con perversión en sus ojos y le decía: “Si Esther te coge rico, yo haré que te enloquezcas y las dos te llevaremos al infierno del placer”. El pastor estaba embobado, no daba crédito a la candente escena, sus hijas se besaban mientras Angélica seguía cabalgando su verga con esos movimientos frenéticos que lo mantenían al borde de la locura. Ya sin resistirse más su verga explotó en el interior de Angélica y llenó de semen esa conchita que palpitaba, absorbiendo los chorros de placer que su miembro despedía. Su hija mayor cayó sobre su pecho y suspiró de alivio, la recompensa fue obtenida, había conseguido que su padre se la cogiera, demostrándole que era una mujer que sabia usar perfectamente el arma lujuriosa que está entre sus piernas. “Tengo que proponerte un juego papi” –dice Angélica. “¿De qué se trata?” –le preguntó. “Es una sorpresa, solo disfruta” –le responde Esther. “Está bien, juguemos” –dice él. Es ahí donde todo cambiaría y la escena tomaría otro giro con tintes más perversos. Debajo de la cama estaban las cuerdas que Alicia había usado conmigo cuando estuve en su casa; las hermanas las usaron para inmovilizar las manos y las piernas de su padre, en ese momento de debilidad él dejó que las chicas lo ataran. Él se encontraba completamente inmovilizado, sus hijas empezaron a calentarlo para que su verga cobrase vigor una vez más. Se besaban, manoseaban de manera descarada ante los ojos de su padre, Esther masturbaba a Angélica y ésta gemía con placer ante él. “¡Oh, qué rico, hermanita! ¡Sigue tocándome así!” –le decía entre gemidos. Cuando el miembro del pastor recobró la erección ambas se fueron a su lado para chuparle la verga por enésima vez, entre las dos se alternaban con lujuria chupándosela, compartiendo como buenas hermanas ese pedazo de verga incestuosa que les daba placer.

Estaban las dos dándole placer con su boca al pastor cuando entramos a la habitación con Alicia, la había ido a buscar a la Iglesia y habíamos ido a su casa para coger, pero ella desconocía por completo lo que estaba sucediendo en su ausencia. No sé si fue para ella un golpe ver a sus hijas prendadas a la verga de su esposo o simplemente fue una escena candente, pero no dijo nada por unos segundos. Miró la escena, ya que las chicas no se detuvieron al ser descubiertas, ya que era tanta la calentura que sentían que poco les importó ver a su madre parada en la puerta de la habitación mirándolas. Mi plan de exponer a ese cornudo incestuoso estaba resultado tal como lo había pensado. Ahora, todo estaba en manos de Alicia si detenía la escena o simplemente dejaba que sus demonios lujuriosos se manifestaran. Me puse detrás de ella y acaricié sus senos, le susurraba al oído: “Han aprendido de la mejor. Mira la dedicación que ponen en chupar la verga de su padre. Deberías sentirte orgullosa”. Ella gimió al sentir como mis manos sin pudor se deslizaban por su cuerpo, ya no había nada que esconder, el pastor de una vez por toda sabría que su esposa es una puta que le encanta coger y de sus otros gustos reprimidos.

La empecé a desnudar lentamente ante los ojos de su marido y sus hijas. Mi excitación crecía y también mi perversión, quería que ese hijo de puta viera a sus tres mujeres jugando deliciosamente con mi verga. La llevé a la cama e hice que se pusiera en cuatro, separé sus exquisitas nalgas y pasé mi lengua por sus orificios. Alicia gemía mirando al pastor con desprecio. En cierta forma sentía lastima por ese estúpido, ya que no podía hacer nada para moverse. “¡Métemela Matías!” –decía Alicia. Esther y Angélica habían dejado la verga de su padre y se dedicaron a jugar entre ellas, dándose placer. Acomodé de tal forma a Alicia que quedó arrodillada al lado de la cama, esperando con lujuria a que le metiera la verga. Empujé con fuerza y mi verga se clavó hasta el fondo de vagina, el delirante gemido que salió de sus labios me estremeció por completo. Se la metía con fuerza, ella solo disfrutaba de mis embestidas y me decía: “¡Qué rico, así, rómpeme la concha!”. El pastor se retorcía, bufaba y maldecía al ver como Alicia disfrutaba de mi verga, me burlaba en su cara al tener al cornudo intentando zafarse de las cuerdas para defender su hombría. “Quédate tranquilito. ¿Qué pensarán lo hermanos en la Iglesia al saber que el pastor es un degenerado que se coge a sus hijas? Te recomiendo que mejor guardes silencio” –le dije con un tono burlón en mi voz.

Después de algunos minutos Esther se acercó y dijo: “Matías. ¡Quiero chupártela!”. Le dije que se arrodillara, ella obediente se puso a un lado, le saca la verga a Alicia y se la metía en la boca; dejaba que se entretuviera por unos minutos y volvía a clavársela a su madre hasta los testículos. “¡No pares, sigue! ¡Dame más fuerte!” –gemía Alicia mientras le daba con violencia en su vagina que rebosaba de humedad. La zorrita estaba al borde del orgasmo, lo notaba por su concha palpitaba, lo que hacía más placentera mis embestidas. Casi al instante Alicia sucumbió al orgasmo, gimiendo y gritando, histérica de placer. “¡Qué rico me coges! ¡Eres tan perverso!” –decía jadeando. Con un gesto le indiqué a Angélica que se acercara, quería sentir la boca de las dos hermanas chupándome la verga y acabar en sus putas bocas. Ver como ambas se turnaban para comerse mi verga era morboso, sobre todo ver a Alicia tendida en el piso masturbándose viendo a sus hijas. “¡Hagan que me sienta orgullosa!” –decía Alicia con los gemidos a flor de labios. Angélica me lamia los testículos y Esther se encargaba de mi verga, iban alternando hasta que grité: “¡Oh, mierda, voy a acabar!”. Las dos se pusieron frente a mí con la boca abierta, parecían perras sedientes con su lengua afuera. Al fin mi verga descargó lo que tenía para darles, desparramando semen en la boca de Angélica y Esther, con su cara adornadas por mi semen se veían tan puta como su madre tocándose mirándolas. Otra vez Alicia había caído en los brazos de un perverso orgasmo que la hizo quedar casi sin fuerzas.

Ya cumplida la tarea, besé a las tres perras y les dije: “Se han comportado como buenas putas. Ya no tenemos que esconder nada y dejarnos llevar por la perversión que hay en nosotros”. Miré al pastor y le dije: “¿Qué se siente que tus mujeres sean putas? Lo malo, es que no se lo puedes decir a nadie porque en la Iglesia se enterarán de tus juegos incestuosos con tus hijas. No te podrás negar a que en alguna oportunidad venga a cogerme a una o las tres y tú solo mirarás con envidia por no tener el placer de volver a tocarlas”. Después de ese momento lleno de lujuria Alicia le dijo a su esposo que se fuera de la casa, porque había encontrado a un hombre que había reavivado su deseo y perversión. “Además, las chicas saben disfrutar tanto como yo de su verga” –le dijo.

Me vestí y conduje hasta mi casa, sabiendo que era un heraldo del infierno que se había metido lentamente en los deseos de esas tres ardientes mujeres, si voy a quemarme en el abismo, será por causa del placer, la lujuria y la lascivia que corre en mi cuerpo.

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®

4 comentarios:

  1. Wao que exitante relato delicioso y también muy insestuoso que hace volar esa imaginación y te eriza la piel.
    Como siempre Caballero exquisito relato

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  2. Riquisimo relato, como siempre excelente😈

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  3. Un relato muy caliente, te hace imaginar y disfrutar.

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  4. Que delicia la escena de tener al padre amarrado mientras se disfruta de la verga del otro y como las va complaciendo hasta dejarlas sin aliento. Excelente relato y gracias por compartir JOL

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