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sábado, 2 de septiembre de 2023

53. La tía Daniela


Hola mi nombre es Luis y vivo en Santiago. Esto me pasó en noviembre del año 2000, actualmente tengo 41 años, tengo una tía que se llama Daniela, desde que se casó vive en California en los Estados Unidos. Cuando yo tenía 18 años me fui un año a vivir con ella y con mi tío en aquel entonces mi tía tenía 42 años y no es por nada pero estaba muy bien yo empecé a tener fantasías con ella desde que en una ocasión al entrar al baño la vi completamente desnuda pero rápidamente cerré la puerta y me fui a mi habitación.

Más adelante husmeando en su habitación encontré unas fotos de ella desnuda que le había tomado supongo mi tío con una de esas cámaras polaroid de revelado instantáneo y con ellas me corría un par de pajas y ya. Fantaseaba con cogérmela y pasar días enteros en la cama, pero no pasó más de eso. Luego regresé a Chile. Fue imposible quitármela de la cabeza por mucho tiempo, fue la musa inspiradora de mis pajas a diario, incluso me traje un par de esas fotos para motivarme mucho más. El tiempo pasó y obviamente descubrí el placer de estar con otras mujeres de acorde a mi edad y sin el afán de presumir, nunca faltó una chica en mi cama con quien pasar el rato y tener una follada de ensueño.

 

El año pasado volví a ir a pasar dos semanas en su casa ya que tuve un periodo de vacaciones en mi trabajo. Son una familia muy americanizada incluso no tienen hijos porque parece que mi tío no pudo nunca, entonces a nosotros nos quiere con si fuéramos sus hijos. Bueno, en la actualidad mi tía tiene unos 65 años. Una mañana yo me fui a jugar fútbol cerca de la casa de ellos con unos amigos que hice cuando estuve viviendo allá. Como a las 4:00 PM llegué a la casa. Me abrió mi tía Daniela,  me comentó que estaba sola, que mi tío había ido a casa de un amigo para ver cosas de su trabajo que iba a regresar en la noche, que si quería que fuéramos a comer a algún lado yo le dije que no que estaba muy cansado que me iba a recostar un rato. Como a las 5:00 me iba a ir a bañar. Justo en ese momento mi tía iba a salir para buscar algo de comer y me preguntó de nuevo si no querría nada, una vez más le contesté que no, que muchas gracias. Antes de que se fuera le pedí una toalla.

Terminé de bañarme y más o menos como a las 6:15 llegó mi tía y me dijo que se daría un baño antes de comer, cabe mencionar que yo soy un poco degenerado. Obviamente, soy un hombre separado que no desaprovecha la oportunidad con alguna mujer; en eso recordé como mi tía me había inspirado en el comienzo de la adultez con esas fotos que me había llevado para pajearme pensando en ella, aunque no era la misma de las fotos, ya que los años habían pasado y causando efectos, seguía siendo una mujer muy guapa para mi gusto.

Cuando se iba a meter al baño me acerqué a su cuarto a ver si podía ver algo, pero no pude ver absolutamente nada entonces esperé a que saliera del baño para entrar de sorpresa a su cuarto y ver si así algo de cuerpo, yo estaba con la verga más tiesa que nunca, cuando creí que ya estaba en su cama sentada abrí la puerta y ahí estaba ella secándose completamente desnuda, se tapó como pudo y me pidió que saliera. Le dije que necesitaba hablar con ella urgentemente, entonces me dijo que la dejara ponerse una bata que me volteara. Una vez que se puso la bata nos dispusimos a platicar, me preguntó que qué quería decirle,  le comenté que me gustaba una mujer pero que no sabía cómo hacerle, puesto que ella era casada. Se sorprendió y me preguntó que cuántos años tenía ella y le comenté que más o menos su edad, ella me dijo que mejor la olvidara y que no me metiera en problemas y me preguntó que si ella la conocía puesto que ella vivió en Chile antes de casarse, yo le dije: “Claro, incluso la conoces muy bien”.  Me miró a los ojos y me preguntó: “¿Quién es?”. Es mejor que no sepas porque te vas a molestar, ya que es muy cercana a ti” –le respondí. Ella insistió: “Como me voy a molestar, no seas tonto, a tu edad te estás comportando como un niño” –me dijo. “Bueno, eres tú” –le dije y enseguida le du un beso en la boca, ella se separó y me dio una cachetada. Me dijo: “¿Qué significa esto? No está bien. Olvídate que pasará algo entre nosotros, además soy tu tía”. “¿Crees que no lo sé? Desde la primera vez que estuve aquí siempre quise cogerte, ahora tenemos la posibilidad de hacerlo porque estamos solos” –le dije. La tomé de una de sus manos y se la puse en mi entrepierna y le dije: “Mira, así la tengo pensando en hacer realidad mi fantasía contigo. Disculpa tía pero no puedo guardármelo por más tiempo”.

Ella mide como 1.75, tiene unas tetas impresionantes, unas piernas muy buenas y un culo que invita a ser perverso a pesar de su edad. Me acerqué de nuevo y la volví a besar y ella no opuso mucha resistencia, en ese momento la recosté en la cama sin dejar de besarla y le abrí la bata. Empecé a chupar sus tetas y pellizcar sus pezones, ella me decía entre gemidos: “¡Ah, Luis esto no está bien! No podemos hacer esto, no está bien, somos familia y no quiero engañar a tu tío”. “No te preocupes tía, esté será nuestro secreto” –le dije. “Sí, Luis, lo sé, me gustaría que me la metieras pero no sé, si alguien se entera vamos a tener problemas no solo con tu tío, también en la familia” –me respondió. Al terminar de decir esto la volví a besar en la boca y ella ya no se resistió por lo que empecé a meter mi lengua en su boca, mientras que mi mano empezó a subir de su pierna a sus ricos muslos, mi verga ya no podía resistirse al encierro que la tenía sometida mi pantalón, quería liberarse para que la boca de tía Daniela la recibiera y se la tragara toda. Ella empezó a gemir y fue cuando me di cuenta que ya no había marcha atrás. Así que le saqué su bata y al hacerlo le acaricié una vez más sus deliciosas tetas que mostraban sus pezones excitados, lentamente acaricié su vagina, ya estaba toda mojada por la excitación, le empecé a besar chupar esas tetas que tanto había anhelado y que ahora eran mías.

Le mordía sus erectos pezones, a cada mordisco ella gemía más y más, ya que también le acariciaba su vagina con mi mano. Ya casi no pude contenerme y la abrí de piernas, y comencé a comerme su vagina, su olor me excitaba sobremanera y le dije: “Daniela, ahora te la voy a meter hasta que acabes” “Sí Luis, te quiero dentro de mí, quiero que me des placer el tiempo que estés aquí conmigo” –me dijo. Después de eso ya no me contuve y le abrí, acomodé sus piernas encima de mis hombros y mi verga de deslizó lentamente en su vagina, metiéndose poco a poco. A cada embestida ella gemía más alocadamente, le dije: “Mírame a los ojos mientras te la meto”. En cuanto me empezó a mirar yo empecé a bombear de forma acelerada, a cada embestida sus tetas se movían armoniosamente, ella solo decía: “¡Sí, dale más duro! ¡hazme lo que quieras! ¡Ay, mierda, que rico!”. Seguía mintiéndosela violentamente, me gustaba el sonido de sus gemidos y la cara de caliente que tenía. “¡Soy sólo tuya Luis!” –decía gimiendo descontrolada. Se subió encima mío y le dije: “Daniela, eres mi zorrita, muévete, como sabes hacerlo y disfruta de mi verga”. “¿Te gusta Luis?” –me preguntaba, moviéndose suavemente para después hacerlo rápido. Me miraba a los ojos  y sonreía de manera perversa. “¡Lo disfruto mucho Luis! Me coges tan rico” –me decía y mordía su labio. “Me encanta Daniela” –le dije. Sus tetas se movían frenéticamente al ella aumentar la velocidad. “Dale más duro con todas tus fuerzas cabrón. ¡Ah, me gusta!” –me decía cuando le llegó su orgasmo; fue tal su placer que dio un grito y me rasguñó la espalda llena de placer, por mi parte ya iba acabar, así que saqué mi verga y empecé a masturbarme, al ver que ya estaba a punto de eyacular se puso de rodillas sobre la cama, abrió su boca y sacó la lengua, esperando a que mi esperma saliera. Se veía tan sensual y perversa, aceleré mis movimientos y dejé caer todo mi semen sobre ese par de tetas más bellas y en su cara. Pasó su lengua buscando los chorros que habían caído en su rostro hasta que los encontró y con la punta de la lengua los llevó a la boca. También lamió sus tetas y se llevó todo el rastro de semen a la boca. Era una mujer sensual y caliente, que sonreía de manera lujuriosa después de coger como poseída.

Un poco cansado me recosté a su lado y ella sólo atinó a decir: “¡Gracias Luis! Sabes de ahora en adelante como agradecimiento, cada vez que quieras cogerme sólo pídemelo que siempre estaré dispuesta para ti. ¡Soy tu puta!”. Yo estaba un poco cansado pero después de unos minutos, la tía Daniela empezó a masturbarme y me puso a mil otra vez, yo le traía ganas a su culo, le dije que se pusiera en cuatro y que le iba a coger por detrás, a lo que ella reaccionó y dijo: “¡Por el culo no tesoro! Me da miedo”. Le dije: “Intentemos, si te duele me dices y me detengo”. Entonces, ella aceptó se puso boca abajo, bajé poco a poco por todo su cuerpo y comencé a comerme su culito, lo cual le gustó, ya estando ella caliente me detuvo y le dije que me chupara la verga, me dijo que nunca lo había hecho y antes de que dijera más le acerqué mi verga a la boca y comenzó a comérselo poco a poco. Era exquisito, lo hacía demasiado bien como para decir que nunca lo había hecho. Fue algo fenomenal lo hacía muy bien, mientras yo con una de mis manos manoseaba sus nalgas, embadurné el culo de mi tía con saliva para dilatarlo, le metía un dedo en su ano, progresivamente otro y casi le entró un tercero. Ella seguía Chupando mi verga con la misma dedicación que pondría una profesional en el sexo, empezó a gemir muy fuerte, le dije que se volteara, unté a untar mi verga con saliva y repetí la dosis en su ano que ya estaba bien dilatado después de cogérmelo varias veces con mis dedos.

Ya lista se puso en cuatro y pasé mi verga entre sus nalgas, se veía un poco asustada, entonces le dije todo lo que iba a hacerle; acercaba la punta de mi miembro a su exquisito culo de lo que le iba a hacer mientras acercaba más la punta de mi pene a su exquisito culo, pasé una mano por su vagina con la intención de manosearle el clítoris para excitarla un poco más y que olvidara por un instante que le iba a reventar el culo. En ese momento mi miembro ya estaba a punto de reventar, la punta se alojó en ese apretado culo y de un solo golpe se la metí hasta la mitad, ella dio un grito de dolor y se quejaba, me pedía que se lo sacara yo no hice caso; recién habíamos empezado y no estaba dispuesto a detenerme, ya que su culo se sentía tan apretado. “¡Hijo de puta! Dijiste que si me dolía me lo sacarías” –dijo. Comencé a moverme muy suavemente hasta que entró por completo, me quedé con la verga dentro de su culo, masajeaba sus glúteos y espalda; poco apoco empezó a disfrutar y gemir de placer. Luego empecé nuevamente a moverme despacio, poco a poco aumentaba mi velocidad en cada embestida, ella también comenzó de inmediato con movimientos al sentir que tenía toda mi verga dentro de su culo desvirgado; la sujeté pidiéndole que se quedara así. “¡Te gusta Daniela?” –le pregunté. A causa de los gemidos que salían de sus labios no podía responder, sólo pudo asentir y aumentando sus movimientos hacia atrás buscando que la penetrara lo más profundamente que se pudiera. En algunos momentos me gritaba que le rompiera el culo. Era increíble el placer que sentía en ese momento, a los pocos minutos no aguanté más y acabé profusamente dentro de su culo. Mi verga escurría chorros de semen abundantes y el culo de mi deliciosa tía palpitaba, lo que hacía más exquisito el momento. Se la saqué y en ese momento se la metió a la boca para comerse los restos de mi semen una vez que terminó me dijo: “Nunca había sentido tanto placer junto en un solo día. Me encantó y me gustaría repetirlo siempre que estés aquí”. Acaricié su rostro embobado con su mirada, le dije: “Bueno, para eso tendremos que aprovechar el tiempo que me queda y buscar una forma de poder divertirnos aunque sea a la distancia”.  A partir de ese momento mi tía y yo somos amantes.

Cuando regresé a Chile, lo hice con tristeza, pero las videollamadas por WhatsApp no se hicieron esperar. Nos pasábamos juntos gran parte de mis noches, ya que teníamos tres horas de diferencia, así que teníamos tiempo de sobra para hacer cornudo a mi tío a la distancia. Se masturbaba para mí, era una zorrita que buscaba complacerme a cualquier costo. No importaba la distancia, no importaba si alguien se enteraba, ella solo quería que estuviera satisfecho con ella y con lo puta que se había vuelto. Ya se había hecho recurrente pasar mis vacaciones en la casa de mis tíos en California, ya que era como una especie de premio que me daba por soportar un año de trabajo y un año de verla haciendo las cosas perversas que se me ocurrían cuando hablábamos.

En una de esas escapadas y después de coger gran parte del día, salimos con mi tía a dar una vuelta a un centro comercial. Recorrimos varias tiendas, ella se compró ropa y también algunas cosas para mí; en eso nos encontramos con Hortensia, una sensual madura que había llegado de México a temprana edad; era amiga de mi tía desde hace tiempo. Me presentó y como un buen caballero, extendí mi mano para saludarla, pero ella me dijo: “Esa es una costumbre gringa, yo sé que en Chile se saludan con un beso en la mejilla”. Entonces, me disculpé y le di un beso en la mejilla como ella reclamaba. “¿Así que tú eres Luis? Tu tía me ha hablado mucho de ti. Es un placer conocerte al fin”. “El placer es todo mío Hortensia” –le dije, pero de que Daniela le pudiera haber contado no hice preguntas, ya que tal vez podría resultar en algo incómodo. “Hortensia, ¿te parece si vas a cenar esta noche? Mi marido no estará, ya que tuvo un viaje de negocios y no volverá en dos días” –le dijo mi tía. Hortensia era divorciada, tal vez no tendría inconvenientes en aceptar la invitación de mi tía. “Me parece bien, así puedo conocer mejor a tu sobrino y que me cuente cosas de Chile; pero yo llevo el vino” –le respondió. “Bien, llega a eso de las seis de la tarde” –le dice. “Seré puntal. ¡Hasta pronto Luis!” –respondió ella y se despidió con un beso en mi mejilla. “Vamos cariño, tengo una cena que preparar” –me dijo animada.

Conduje hasta la casa y Daniela empezó a preparar todo. La curiosidad me embargaba, quería saber que le había dicho de mí a su amiga, mientras ella estaba en la cocina me acerqué sigiloso, la tomé de sus tetas desde atrás y le dije: “Dime zorrita, ¿qué le dijiste a tu amiga de mí?”. Suspiró al sentir como mis manos se adosaban a sus tetas. “Tesoro, ella no sabe nada de lo nuestro. Aunque supongo que lo intuye, ya que siempre le hablo de ti” –me respondió. Apreté sus senos con fuerza y le dije: Dime la verdad putita”. “Me gusta cuando me dices así, sabes que lo soy para ti, pero no te estoy mintiendo cariño” –respondió. Mi verga reaccionó y no podía desaprovechar la oportunidad, le subí la falda que llevaba puesta e hice a un lado sus bragas, se la metí de un solo golpe en su húmeda vagina. Gimió de la manera sensual que me encanta y empecé a moverme con fuerza. “¡Oh, mi amor! ¡Qué rico me la metes!” –me decía. Aferrado a sus caderas se la metía más rápido. Sus gemidos eran exquisitos y la forma en que intentaba seguir mi ritmo lo hacía alucinante. “¡Ay tesoro voy a acabar!” –gritó. Con mis ganas más que encendidas seguí dándole duro a esa vagina que escurría y me deleitaba en esos orgásmicos gemidos. Mi verga palpitaba y sin aviso previo se descargó por completo en su interior. Después de coger en la cocina me fui a dar una ducha, ya que la hora avanzaba. Después lo hizo mi tía y nos arreglamos para esperar a la visita.

Cuando faltaban cinco minutos para las seis de la tarde llegó Hortensia. Venía con un vestido sobre la rodilla de color rojo, medias y zapatos negros, se veía sensual y el olor que emanaba su perfume era sublime. Me quedé mirándola unos segundos en silencio, la saludo amablemente y beso su mejilla. “Te ves hermosa” –le dije. Ella sonrió con dulzura y respondió con un gracias. La invité a pasar y recibí la botella de vino qué prometió. Le dije que se sentara mientras esperamos que Daniela terminara de arreglarse. Charlamos, nos reímos pero yo no perdía la oportunidad de mirarle esas piernas enfundadas en las sensuales medias. Hortensia al parecer se dio cuenta de mis miradas furtivas, ya que movía sus piernas de forma sensual, haciendo que mi mirada se perdiera en instantes. Le ofrecí una copa de vino, lo que ella aceptó sin problemas. Fui a la cocina, traje las copas y la botella; le serví. Empezamos con un juego de miradas un tanto lujuriosas; me estaba excitando esta sensual madura sentada frente a mí. En eso llegó Daniela, también vestida de forma sensual. Me sentí más caliente al verla, aunque debía comportarme como un caballero, pero en mi mente deseaba ser perverso. Le serví una copa de vino y se unió a la conversación. Me pareció notar que entre ellas tenían unas miradas un poco cómplices, pero no di mucha importancia, ya que son amigas; así que seguimos con nuestra charla.

Cuando Daniela anunció que pasáramos a la mesa para cenar, Hortensia se ofreció a ayudar, le dijo: “Daniela, atendamos las dos a este jovencito guapo”. Me sentí Halagado pero no podía disimular la erección que tenía, menos mal que la mesa me cubría. Sin quedar expuesto desabroché mi cinturón y saqué mi verga, ya que el roce era infernal. Entre tanto cenábamos, mi mano se iba a mi miembro, se sentía duro, caliente, estaba deseoso por tener a una de esas dos maduras, aunque a Daniela podía tenerla cuando quisiera, tal vez Hortensia me había calentado y mi verga reaccionó. Seguían con esa mirada de querer decirse algo, no me ponía nervioso, pero impaciente por saber. Recogieron los platos, mientras yo arreglé mi pantalón y me fui a la sala para esperarlas. Llegaron bien animadas y riendo, Daniela me miraba con lujuria, tal vez porque se notaba mi erección, pero como dije debía ser un caballero. Tampoco quería insinuar nada, ya que Hortensia no sabía la historia entre Daniela y yo. Estaba con mis pensamientos lujuriosos cuando Daniela en un movimiento que no esperé, rozó mi verga con su mano al intentar apoyarse en mi muslo cuando iba a sentarse, mi tía tenía ganas de jugar y yo travieso, podía ser una combinación un tanto explosiva. “Disculpa Luis” –me dijo con voz sensual. “No tienes que pedir disculpas tía” –le dije. Ella sonrió y miró a Hortensia mientras se sentaba a mi lado.

Daniela estaba tan cerca de mí que no sabía cuánto tiempo resistiría mis ganas de desnudarla y follármela en frente de su amiga. Estaba perdido en mis pensamientos candentes mirando con perversión a Hortensia, quien no me quitaba la vista, me miraba a los ojos como diciendo: “Sé que te coges a tu tía”. Estaba pendiente de Hortensia pero me había olvidado de mi tía, que sin decir nada invadió mi pantalón, manoseando mi verga por encima. Me quedé un tanto pasmado, Hortensia si sabía lo que pasaba entre nosotros y la invitación a cenar fue la excusa para alimentar su morbo. “¿Esto es lo que querías ver?” –le pregunté a Hortensia. Ella me miró y me dijo: “No me lo perdería por nada”. Entonces mi calentura creció y le dije que usara su boca para deleitar a su amiga, obediente, me soltó el cinturón, desabrochó mi pantalón y bajó el cierre; sacó mi miembro y lo empezó a lamer, ella miraba a Hortensia y su amiguita miraba con detenimiento como la lengua de Daniela recorría mi miembro. Lo metió completo en su boca y lo chupó con esa voracidad que me encanta. “¿Te gusta lo que ves Hortensia?” –le pregunté. No dijo nada, pero verla tocándose los senos era más que una respuesta evidente. Levantó su vestido, no tenía ropa interior puesta, solo el liguero con que sujetaba sus medias. Deslizó los dedos hasta su vagina y se empezó a tocar, Daniela seguía devorando mi verga con esa calentura que me vuelve loco. Se empezaron a escuchar los gemidos de Hortensia, sus dedos se movían furiosos en su clítoris, lo que desataba en ella una ola de gemidos intensos que por cierto disfrutaba como testigo de su placer. “Tu amiguita se lo está pasando bien” –le dije a Daniela, la miró y dijo: “Sí, se nota que disfruta el espectáculo”.

Le dije a Daniela que era tiempo de incluir a Hortensia, ella fue hasta su amiga, le abrió las piernas y empezó a lamer esa vagina más que húmeda. Hortensia gemía al sentir como la lengua de Dania recorría su sexo; se bajó la parte de arriba del vestido mostrando sus exuberantes tetas. Parece que había algo más que una amistad de años entre los dos, pero eso no es lo importante, lo que realmente me importaba es ver a esas dos maduras dándose placer mientras me masturbaba observándolas. Les dije: “Desnúdense de una vez y vamos a la habitación”. Obedientes dejaron caer sus vestidos, ya que no tenían nada más puesto. No metimos a la habitación de Daniela con mi tío y ellas siguieron jugando bajo mi atenta mirada. Esta vez estaban en un exquisito 69 lamiéndose a la vez. Se veían deliciosas, quien pensaría que Daniela también tenía una amiguita con la que apagaba sus fuegos de puta mal cogida. Verlas devorándose me calentaba más, me masturbaba lentamente sin perderme detalles.  Me acerqué, metí mi verga en la boca de Daniela que estaba abajo y cuando la dejó mojada con su saliva, se la metí sin contemplación a Hortensia, me tomé de sus caderas y la embestí con fuerza, mientras Daniela no paraba de recorrer ese candente clítoris. Invadida por mi miembro comenzó a gemir de manera tan deliciosa. “¡Me encanta! Tiene razón Daniela, coges tan rico” –decía con voz sensual. Sacaba mi verga y dejaba que Daniela me la chupara un poco, para después seguir dándole a Hortensia.

Cada vez ambas estaban más cerca del orgasmo, sus gemidos al unísono eran una melodía que deleitaba mis oídos. La primera en caer en los brazos del orgasmo fue Hortensia. Quien se retorcía de placer y gemía descontrolada. Luego lo hizo Daniela, ya que su amiguita nunca se despegó de su vagina y le regaló ese exquisito orgasmo. Las dos habían quedado rendidas en la cama, con el placer plasmado en sus ojos, pero aun yo tenía hambre de más. Tomé a Daniela y la puse en cuatro, le dije a Hortensia que se masturbara, ella como buena puta obedeció y empezó a tocarse tan perversamente que su cara delataba lo puta que era. Daniela separó sus nalgas sabiendo lo que vendría y dijo: “Dame por el culo, así como te gusta”. No hice más que acomodar mi glande en su culo y ella empujó hacia atrás para hacerlo entrar, me tomé de sus caderas y de una embestida se la clavé completa en su agujero. “¡Oh, mierda. Qué rico!” –dijo Daniela llena de placer. Mientras le daba con fuerzas en su culo, Hortensia gemía descontrolada viendo como su puta amiga era sodomizada, se metía los dedos en la concha y decía: “¡Qué rico se la metes!”. Tenía a dos putas maduras gimiendo en la cama, a una destrozándole el culo y a la otra masturbándose como enferma viendo.

Las putitas estaban en éxtasis, por mi parte disfrutaba de la manera perversa en que se habían confabulado para coger y saciarse conmigo. Le saqué la verga del culo a Daniela y me acerqué a Hortensia para que me la chupe, ella gustosa la metió en su boca y la devoró por completo, Daniela no resistió las ganas y se metió entre las piernas de su amiga para comerle esa conchita que rebozaba de fluidos. Hortensia se la comía tan rico como su amiga, era tan perversa y sucia como Daniela a la hora de tener una verga en la boca. Sus gemidos eran ahogados por mi verga pero se estremecía cada vez más ya que mi tía puta había decidido follársela con los dedos. Estábamos tan calientes los tres que disfrutábamos cada segundo, sumidos en el placer y la lujuria nuestros cuerpos se fundían en uno solo. Esa exquisita forma de chupar verga de Hortensia me hacía estremecer y sentir como esa boca me daba placer era impagable. “¡Voy a acabar!” –les dije. Automáticamente se pusieron cabeza con cabeza a esperar que mi semen se derramara, con sus bocas abiertas y lenguas afuera recibieron mi tibio semen, el que bañó sus caras,  sus labios y degustaron como buenas putas. No sé cuánto tiempo pasó pero fue sublime. “No te equivocaste Daniela, Luis coge delicioso” –dijo Hortensia. Daniela sonrió y respondió: “Nunca me equivoco, vale la pena hacer cornudo a mi marido, cambiar una verga vieja por una llena de lujuria”.

Ahora, de vuelta a la realidad, en mi casa esperando que las dos putas se conecten para seguir jugando de manera perversa. Obviamente, Hortensia no dejó pasar la oportunidad de sumarse a la relación prohibida de mi tía conmigo, poniendo un ingrediente extra de perversión.

 

 

Pasiones Prohibidas ®

5 comentarios:

  1. Uffs exquisito leer uno de sus relatos caballero, a esta hora place caer en tentación.

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  2. Wao que deliciosas letras me encantó cada detalle cada palabra bien echo felicitaciones Caballero

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  3. Excelente relato y que descripción tan lujuriosa de los encuentros.JOL

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