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viernes, 7 de julio de 2023

28. Un provechoso viaje de negocios

 

Hola todos. Quiero compartir con Uds. una experiencia personal que sucedió hace un año aproximadamente. Soy un tipo de contextura normal 1,70 de estatura, voy al gym todas las semanas, tengo cabello negro ondulado, ojos café y piel blanca.

Trabajo para una empresa de seguros y en cierta oportunidad mi jefa, una mujer que bordea los 40 con un cuerpo muy bien formado, cabellos largos color castaño, y una mirada a veces fría pero firme; una ejecutiva muy seria y respetada en mi empresa, me informó que debíamos viajar a una ciudad del interior del país a gestionar un seguro para una pequeña compañía. Leonor Echaurren, es su nombre, me había indicado que nos reuniríamos en el aeropuerto muy temprano por la mañana. Así lo hice, a las 08:00 AM. Me encontraba esperándola y un poco nervioso, pues era la primera vez que salía fuera de la ciudad con mi jefa a un asunto de trabajo y más aun solos.

Me sorprendió verla esa mañana muy sonriente y su carácter distinto al que usualmente tiene en la oficina. Me saludó con un beso en la mejilla y me dijo, con un grado inusual de confianza: “Espero que este viaje sea muy productivo para los dos”. No me pareció nada raro aquel deseo de ella, así que no le puse mucho asunto en esa frase. Cabe mencionar que en realidad nunca le había puesto mucho interés a mi jefa, me refiero como mujer, ya que en la oficina es muy seria, es gritona y mandona, pero ese día ella tenía un algo muy especial. Diría que a propósito se desenvolvía muy sensual, algo por cierto inusual en ella.

Al acercarnos al counter de la aerolínea para registrar nuestros tickets, ella pidió que nos ubicaran juntos. Hasta aquí todo normal. Llegó el momento del abordaje y nos dirigimos al avión. Una vez dentro me pidió que le ayudara a abrochar su cinturón de seguridad. Lo cual me dispuse a hacerlo eficientemente, más al momento de acercarme a ella no pude evitar lanzar una mirada a su blusa de diseñador, con botones que permitía mostrar las líneas redondas de sus pechos. Pude observar un par de tetas magníficas que se sumaban al aroma exquisito de su perfume que embriagaba mis sentidos. Me retiré discretamente a mi asiento pero no pude dejar de pensar en esos trozos de carne suave, sensual y exquisita, y esas dos piernas que me imaginaba eran tan suaves como el sonido de su voz.

Llegamos a nuestro destino e inmediatamente nos dirigimos al hotel, que por cierto fue escogido por ella. Ya en la recepción del hotel pidió que nos ubiquen en habitaciones contiguas. Realmente no me pareció nada extraño pues íbamos a realizar un negocio muy importante y la idea era trabajar en equipo para lograr ese negocio a como diera lugar. El día fue muy agotador y finalmente logramos lo que queríamos. Cerramos el negocio y la señora Leonor se puso muy contenta. Tanto fue su satisfacción que me dijo: “Esta noche tengo ganas de celebrar mi triunfo”. Le sugerí ir al hotel y cambiarnos para salir a cenar. Ella inmediatamente asintió pero esta vez me lanzó una mirada extremadamente coqueta que me provocó decirle: “Estuvo muy bien. La felicito, logró convencerlos". Ella a cambio me contestó: “Es que traje mi amuleto de la suerte. ¡Tú!”. Su comentario provocó que me ruborizara pero inmediatamente le repuse: “Una mujer bella como usted. no necesita amuletos. Su capacidad y experiencia son suficientes”. Me miró fijamente a los ojos y sin decir nada me dio un cálido, pero sensual, beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de mi boca y con su mano derecha me acarició la mejilla izquierda.

Subimos al taxi y nos dirigimos al hotel. Una vez allí subimos a nuestras habitaciones. Antes de entrar a su habitación me dijo: “Nos vemos en 20 minutos o antes y sonrió”. Entré a mi habitación y no transcurrieron 10 minutos y alguien llama a mi puerta. Abro y es mi jefa. “¿Me puedes ayudar con algo?" –pregunta con una sonrisa en los labios "Por supuesto. ?Que puedo hacer por usted? –respondo. "La llave de la ducha parece que no funciona" –me dice. "Vamos a revisar" –le dije.

En ese momento me di cuenta que ella se encontraba vestida con una salida de baño. Yo me había quedado en mi bóxer y una polera blanca. Una vez en su habitación me dirigí al baño y efectivamente la llave de la ducha estaba atascada. Me dice: “Agarra con fuerza y gírala”. Se acerca mí, se coloca a mi lado y procede a ayudarme, su cuerpo rozaba con el mío. Esto me puso a mil. Mi erección fue inevitable e imposible de ocultar. Mi bóxer no era lo suficientemente elástico como para resistir mi verga a punto de estallar.

Como si todo fuera normal, se acerca aun más y se dispone a girar la llave y sus manos sobre las mías, supuestamente ayudándome a abrir la llave. Se metió a la tina de baño y logramos abrir la ducha pero a causa de ello nos mojamos los dos. Se rió a carcajadas por el evento y haciendo un movimiento de su cabellera, hacia atrás, muy sensual dice: “Ya ves, hiciste que me mojara”. En ese momento me doy cuenta que no llevaba ropa interior pues se le abrió la bata de baño más allá de la entrepierna, dejando ver sus vellos que adornaban su vagina. Entonces la miré fijamente y ella se me lanzó a mi cuello y me besó con fuerza, y me dijo: “No sabes cuanto esperé este momento. Te he tenido ganas desde que entraste a trabajar a la empresa. He soñado con este momento y hoy quiero que mis sueños se hagan realidad. Hoy quiero que me hagas tuya. Quiero sentirte por todo mi cuerpo”. Dicen que el sordo no escucha razones. Apenas terminó de contarme sus intenciones empecé a besarla entrelazando mi lengua con la suya. Hubieran visto, era una lucha despiadada de poder entre nuestras lenguas y labios. Su saliva que humedecía con frescura su lengua y sus labios le daba un sabor a deseo a todo el ambiente que nos rodeaba. Sus labios tenían un sabor a durazno a almíbar y claro a sexo.

Mis manos recorrían ya su cintura, entonces le quité la bata que se encontraba totalmente empapada y Leonor empelotada frente a mí, con sus manos acariciando su trasero, luego sus tetas y finalmente su vagina, me advirtió: “Todo esto va a ser tuyo, prepárate papito rico”. Inicié un juego delicioso con sus tetas las que, por cierto, eran dos melones suaves de carne blanca y dura que apenas podía rodearlas con mis manos. Sus pezones estaban duros por la excitación del momento y su aliento agitado. Mi mano empezó a acariciar su entrepierna. Mi dedo buscaba sus labios vaginales, calientes, jugosos, glotones, ávidos por ser poseídos. Estaba totalmente dispuesta. No esperó más. Se arrodilló frente a mi y me bajó el bóxer y en sus manos agarró, extendida en toda su expresión, mi verga firme y dispuesta a dar lucha donde sea y por donde sea. Al percatarse del tamaño de mi miembro solo atinó a decir: “Te he imaginado desnudo muchas veces pero no pensé que tendrías una verga tan deliciosa. Creo que es digno de un premio. Hoy quiero que me desvirgues mi culo. Nadie antes me lo ha hecho. Hoy seré una puta para ti”. Acto seguido inició a chupar mi verga. Tenía una lengua deliciosa, en cada embestida que me daba con su boca me hacía gemir de placer. Con su lengua recorría los bordes del glande y lo único que me permitía hacer era estremecerme de placer.

La distancia inicial que había entre el subalterno y la jefa se fue al carajo, así es que empecé a tratarla como a la puta caliente que se encontraba frente a mí devorando mi verga, y le decía: "Vamos perra, eso es lo que querías. Trágatela toda. Chupa esta verga que tanto has deseado". El sentimiento de poder que me embargaba en ese momento me excitaba aun más. Estábamos tan calientes que nos olvidamos que estábamos en la bañera pero todo estaba permitido en ese instante, no era necesaria la cama para disfrutar de su boca comiéndose mi miembro.

Luego la agarré de su mano y le di la vuelta. Ella pegó su trasero a mi verga y empezó a sobarlo. Le dije: “Hoy tu culo deja de ser virgen. Vas a probar la verdadera verga de un hombre”. Respondió: “¿Qué esperas papito? Eres el puto que va a saciar mis ganas. ¡Desvírgame el culo!” Puso sus nalgas en pompa y con mi dedo empecé a masajearle el ano, abriéndome paso lentamente, luego le introduje otro más y uno más. Para ser primeriza lo estaba recibiendo muy bien, me imagino era por lo excitada que estaba. Una vez acondicionado su ano acerqué mi glande a la entrada de su culo y empecé a meterlo lentamente. Al principio me rogó: “¡Por favor hazlo despacio no quiero que me lastimes! Recuerde que es mi primera vez”. Una vez adentro logramos un ritmo delicioso acompañado de las cosas sucias que tanto yo como ella nos decíamos: “¿Te gusta mi verga putita” –le decía y ella contestaba: “¡Me encanta sentirte dentro! ¡Cógeme el culo con fuerza! Es todo tuyo. ¡Rómpemelo! ¡Hazme gritar de placer!”.

Sentí que el semen se agolpaba buscando la salida. Ella, sintiendo la inminente erupción de mi verga, me pidió que eyaculara en su cara, se dio la vuelta y se apoderó con su boca de mi miembro. Lo chupó como desesperada, sentía como si lengua estimulaba mi verga y me masturbaba. “¡Dame ese rico semen! ¡Quiero sentirlo en mi cara y en boca!” –me decía. Hasta que al fin exploté en su boca, se tragó todo mi semen. No dejaba escapar gota alguna. Miraba fijamente a mis ojos y cuando terminó de tragar mis jugos seminales me advirtió: “Es un buen inicio. Esta noche degusté tu semen y me abriste el culo. Desde hoy eres mío”. ¡Qué decir de lo que me esperaba!

Yo estaba agotado de este primer round de sexo. Ella se puso de pie y fue entonces que cuando salía de la bañera recién pude apreciar el calibre de hembra que me había tirado. Una mujer con un cuerpo escultural que había decidido perder su virginidad anal esa noche conmigo. 

Dormimos juntos esa noche después de coger como locos en la bañera, la celebración había tomando un tinte distinto al planeado pero fue productiva para ambos, como ella lo había vaticinado antes. La mañana llegó y con ella traía la satisfacción de amanecer al lado de una sexy mujer madura que estaba dispuesta a dar rienda a sus deseos. Al verla desnuda, mi apetito voraz se despertó, invadí su vagina con mi lengua; sus fluidos de manera inconsciente lubricaron su vagina. Se empezó a retorcer ya que su cuerpo estaba reaccionando a los estímulos. Abrió sus ojos y me vio como perversamente hurgaba en su sexo y dijo: “¡Oh, que rica forma de despertar!”. Seguí con mi faena y mis dedos empezaron a buscar la entrada de su vagina. Ella gimió y se aferró a las sábanas. “¡Ah, sí, me gusta!” –decía mientras sus gemidos ahogaban sus palabras. Ya sumidos en la perversión y la lujuria dejamos que el instinto hiciera el resto. 

Se subió encima de mí a horcajadas y mi verga se metió sin pedir permiso en su vagina. La cara de placer que Leonor puso en ese momento fue hermosa. Con una mirada sensual y una sonrisa de diablilla comenzó a moverme lentamente. Acariciaba sus tetas, se veía tan sexy que despertaba lo morboso en mí. Sus movimientos se aceleraron y empezó a subir y a bajar por mi verga, yo seguía prendado a sus tetas, las apretaba con fuerza para dejar las marcas de mis dedos en ella. Leonor gemía con pasión, su vagina apretaba mi miembro en su interior, era tan deliciosa follando que mi cabeza daba vueltas sintiendo sus movimientos rítmicos. “¿Te gusta así putito?” –me decía mientras gemía. Apreté y retorcí sus pezones y le dije: “Sí, me gusta que seas zorrita” –le respondí. Estaba tan cerca del orgasmo, lo notaba en su respiración y en la deliciosa forma en que su vagina se contraía. “Mírame a los ojos y dime qué eres mi puto” –decía. La miré y respondí: “¡Soy tu puto y tú mi puta!”.

No pasó mucho tiempo para que el orgasmo llegara y cayera rendida en mi pecho. Sonrío y dijo: “Hace tiempo que no disfrutaba del sexo”. Me besó y empezó a deslizarse con su boca hasta llegar a mi verga. “¡Esta zorra tiene hambre!” –me dijo. Se la metió a la boca de manera salvaje y empezó a chupar, cerré mis ojos y disfruté de su boca comiéndose mi verga, era una experta chupándola, se la tragaba hasta la base y la sacaba de su boca escurriendo saliva, me masturbaba a la vez haciendo el momento más placentero. La tomé del cabello mientras le marcaba el ritmo y le dije: “Se nota que eres una puta hambrienta, sigue chupándola así”. Empezó a seguir el ritmo que le había indicado, enseguida mi verga empezó a palpitar y yo a retorcerme de placer, sabía que pronto su boca estaría repleta de semen y que ella lo disfrutaría. Siguió chupando hasta que acabé perversamente en su boca, como era de esperarse no dejó escapar ni una gota, la tragó toda como una buena puta y no se detuvo hasta que otra vez mi verga se empezó a poner dura. “¡Mi culo tiene hambre!” –dijo sensual. Se puso en cuatro y sin piedad se la metí. “¡Qué rico!” –gritó. Si culo no puso objeción y me permitió el acceso sin problemas. Estábamos tan calientes, tan desesperados cogiendo que cada embestida era con fuerza y cada gemido que salía de su boca se escuchaba por toda la habitación. Presos de la lujuria cogimos como enfermos, como si no hubiera un mañana. Esta vez acabé en su culo y ella dio un suspiro de satisfacción. 

Nos quedamos un rato tendidos en la cama, ella se recostó sobre mi pecho y dijo: “Me encantó pasar este tiempo contigo, coges de forma perversa y me gusta”. Le dije: “Lo mejor de esto, es qué estás aquí y podemos disfrutar cada momento juntos”. “Debemos arreglarnos para ir al aeropuerto, es hora de volver a la realidad” –me dijo. Fui a mi habitación, me di una ducha y me vestí. Estaba en el lobby del hotel cuando ella bajó, verla caminar con esa seguridad en sus pasos era un deleite. Cuando abordamos me dijo: “Quiero que sepas. Cada vez que quiera tenerte tendrás que venir, no me importa que estés cogiendo con otra puta, dejas lo que estás haciendo y vienes. Eres mi puto”. “Entiendo” –le dije. “¿Está claro putito?” –preguntó. “Está más que claro” –respondí.

Los días en la oficina, la odiaba por su forma de ser displicente, pero en la noche era la puta que me encanta follar y hacerla gemir de placer. La relación y el acuerdo aún sigue; cada momento es más intenso que otro. El placer es una constante en cada encuentro y sin duda ambos disfrutamos como dos pervertidos. Pronto, tendremos una salida de negocios y espero lo que ese viaje nos deparará, aunque sé que será provechoso para ambos. 



Pasiones Prohibidas ®

4 comentarios:

  1. Infierno L© Fiorella de Mr. P7 de julio de 2023, 5:35 a.m.

    Lo explicito le da ese morbo especial que lo hace exquisito.
    Interesante trama da para una buena continuación.
    Como siempre excelente relato Mí Perverso.
    Los detalles son un deleite a los sentidos.

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  2. Esquisto relato, gracias por compartir

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  3. Hay q rico que la traten así como una puta en celo excelente relato Caballero

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