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miércoles, 14 de junio de 2023

17. Una morbosa fiesta de cumpleaños

 

Con mi madre habíamos asistido a una fiesta familiar por el cumpleaños de mi tío. Ella se llama Sonia, tiene casi 45 años. La casa de mis tíos no quedaba tan lejos, era un viaje de poco más de una hora y como siempre había sacado el boleto ganador de ser quien iba a conducir. Habían amigos de mis tíos y mis primos con quién tenía un poco más de afinidad ya que éramos todos mayores de edad y bordeábamos los 20. Bebíamos unas cuantas cervezas y charlamos, también nos reíamos de los más adultos, ya que en su afán de creerse jóvenes terminaban haciendo el ridículo, cosa que era un espectáculo para nosotros.

Mientras bebían como si el mundo se fuera a acabar y comían como condenados a muerte, escuchábamos a las mujeres decir que todo lo que comían las iba a poner como pelotas y se pondrían a dieta por varios meses para bajar lo que subirían esa noche. Era más o menos la promesa que hacían los hombres de no tomar nunca más, pero las cervezas y el whisky desfilaban como modelos en pasarela.

Mi madre estaba tomando con mi tío y su esposa (su hermana). De pronto, alguien dijo juntemos las sillas para jugar ese juego del que cuando la música para, el que no tiene silla pierde. Tuvimos que unirnos a jugar, aunque no tenía ganas, prefería quedarme sentado viendo como los más adultos literalmente como niños discutían cuando perdían. Mis primos, yo y los demás participantes habíamos perdido, solo quedaba una silla, mi madre y tío. La batalla sería a muerte, ninguno iba a ceder terreno, ya que era por el campeonato mundial de las sillas musicales y el honor estaba en juego. “¡Vas a perder cuñada! Mejor renuncia ahora” –le dijo mi tío lanzando el desafío. “Eso ni pensarlo. ¿Crees que por qué estás de cumpleaños te dejaré ganar? ¡Ni lo sueñes!” –respondió mi madre saboreando la victoria. Al fin algo interesante sucedería en la fiesta. La música sonó y al ritmo de la cumbia empezaron a dar vueltas alrededor de la silla. Ambos lucían sus mejores pasos de baile, el ritmo cambia ahora a música electrónica. No había indicios de que el corte se fuera a producir pronto, por lo que los gritos del público estaban divididos entre ambos finalistas.

Habían pasado algunos minutos ya, estaban caminando alrededor de la silla, pero la competencia seguía presente en sus ojos. La música se detiene y mi tío se sienta, como el movimiento fue rápido, mi madre se le sienta encima. Sus nalgas rebotaron al momento que toco sus piernas. Ella se levantó y se disculpó a lo cual mi tío le respondió: “No te preocupes, la tienes bien suaves no dolió”. Todos estaban algo borrachos y nadie prestaba atención, creo que fui el único que se dio cuenta.

Mi madre, mi tío y mi tía no estaban tan tomados, aún podían aguantar más, pero los invitados no estaban como para continuar una fiesta tan larga, así que uno a uno se empezaron a marchar. Mis primos también decidieron que las tres de la madrugada era una hora prudente para dormir, yo no tenía sueño, así que me quedé un tiempo más viendo hasta donde darían lastima los cuarentones como ínfulas de adolescentes. “Vamos a poner un poco de música para alegrar más la noche” –dijo mi tío. Así que llegaron a un mix de reggaeton old school. Mi tía fue hasta donde yo estaba y me dijo: “Vamos sobrino a demostrarles como es que se baila”. Ya qué, estaba ahí y debía ser parte. Empezamos a bailar de lo más normal, de pronto ella se pega a mi y empieza a mover sus nalgas en mi ingle. “Es parte del baile” –pensé en mis adentros. La cosa se iba calentado a medida que avanzaban las canciones. Mi tía seguía con sus movimientos endemoniados, mientras mi madre estaba rodeando el cuello de mi tío con sus brazos y moviendo sus caderas restregando su sexo en la ingle de mi tío. No sé si fueron las cervezas o no, pero los movimientos sensuales de mi tía hicieron que mi verga se pusiera tiesa. Ella lo notó y me dijo: “¡Ay sobrino!”. Se puso de tal forma que apoyó sus manos en el piso y dejó su culo pegado a mí, me tomé de sus caderas siguiendo su ritmo.

Mi tío de vez en cuando le manoseaba el culo de mi madre que para ser honesto es culona, pero lo más descarado fue cuando sus manos se quedaron pegadas en las nalgas de mamá y se las apretaba. Mi tía por su lado se puso se colocó de pie y tomó mis manos, las deslizó por su cuerpo lentamente, incluso me hacía rozar el borde de sus senos, pude notar que no tenía brasier y sus pezones estaban duros igual que mi verga. “¡Me tienes caliente muchachito!” –me dijo. “Tía tú también a mí” –le respondí. Se dio vuelta y con sus manos ella recorrió mi cuerpo y al llegar a mi entrepierna me dijo: ¡”Quiero tenerla adentro!”. Mamá y mi tío estaban entretenidos manoseándose, entonces ví la oportunidad de hacer lo mismo con mi tía. Le toqué las tetas y ella sonrió de manera perversa. Se levantó la blusa y dejó sus senos al aire para que le apretara los pezones, estaba enloquecido al ver cómo se retorcían y ella abría su boca con placer, me decía: “¡Hazlo más fuerte!”. Ver en sus ojos la lujuria ocasionaba que quisiera desnudarla y metérsela hasta que quedara exhausta, sabía que estaba jugando con fuego pero nunca he sido un cobarde, no tenía miedo a quemarme. Metí mi mano debajo de su falda y pude sentir sus bragas mojadas, ella gimió al sentir como mis dedos marcaron un camino en su sexo.

Miraba en que estaba mi madre con mi tío, él la tenía tomada de la cintura, la dio vuelta y ella empieza a mover el culo de manera salvaje. El también la tenía parada, se le notaba en su cara, la hizo que arqueara su espalda y él tomado fuertemente de sus caderas se empieza a mover como si se la estuviera cogiendo. Sin duda la fiesta había tomado un rumbo interesante, así se dejaba ver y cada uno lo estaba disfrutando. Mi tía, me baja el cierre del jeans y mete su mano, sientiendo lo tiesa que estaba mi verga. “¡Está deliciosamente dura!” –dice. Sin ningún pudor la saca y empieza a masturbarme, no podía creerlo. Nunca antes había tenido pensamientos morbosos con mi tía y ahora solo pensaba en que se arrodillara y me la chupara. Mi tío mete sus manos en los leggings de mamá y le alza la tanga hasta cuando ya no podía subir más. Mamá no decía nada pero sin duda lo estaba disfrutando. Metió sus manos por delante y la cara de mamá cambió, él había hecho contacto directo con la vagina de ella y la estaba masturbando sin importarle que mi tía estuviera presente. Bueno, mi tía hacia lo mismo conmigo así que creo que ninguno reclamaría al otro. Mi tío agarraba las tetas de mamá y se las apretaba con fuerza mientras le metía un dedo en la boca para que se lo chupara.

“¡Esto hay que seguirlo en otro lado!” –dice mi tío. Toma del culo a mi madre y la encamina a la habitación, mi tía me lleva agarrado de la verga. Al llegar, el pudor se fue a la mierda, nos comenzamos a besar y a desnudar, mi tía en cosa de minutos ya me tenía desnudo y por mi parte contribuí a dejarla desnuda. Se arrodilló y se metió la verga en la boca, lo mismo hizo mi madre. Estaban las dos comiendo verga como verdaderas zorras. Ver a mi madre comiéndose la verga de mi tío me ponía caliente, sabía de las habilidades de mi madre, ya que en alguna ocasión la vi con algún amante de turno, pero ahora estaba a menos de dos metros de distancia mío. Mi tía se la comía de manera fenomenal, se la tragaba completa y me masturbaba frenéticamente. No aguanté las ganas y la tomé para apoyarla en la cama quedando lista para ser penetrada, se la metí de golpe, soltó un exquisito gemido y empecé a embestirla rápido. “¡Oh, sobrino! ¡Qué rico!” –me decía entre gemidos. Mi tío acomodó a mi madre a nuestro lado y se la empezó a meter, ella gemía con locura. Estaban tan cerca las dos que sus gemidos parecían uno, incluso hasta se besaban las muy zorras y acariciaban las tetas. El ambiente estaba lleno de morbo y de lujuria. “Así es como se coge a las putas” –me decía mi tío. Yo solo estaba concentrado en metérselo a su esposa y que él se cogiera a mi madre.

Estaba tan caliente metiéndole la verga a mi tía, que decidí cambiar de agujero. Se la metí por el culo y ella soltó un delicioso grito de placer: “¡Oh, sí, rómpeme el culo!” –dijo. Fue tan excitante sentir como su apretado agujero se abrió y le dio paso a mi miembro que casi acabo de una, pero me contuve las ganas de vaciarme, ahora ella seguía mis movimientos jadeando y pidiendo que se la diera más fuerte. Mi tío se tumbó de espaldas y mi madre se le subió encima, deslizándose con suavidad hasta empezar con un ritmo desenfrenado, él se aferró a sus tetas y le retorcía los pezones. “Ah, sí, tienes rica verga cuñado!” –le decía. Las tetas de mi madre se veían espectaculares moviéndose con ese ritmo despiadado que me daban ganas de poner mi verga entre ellas y llenarlas de semen. Después de estar taladrando el culo de mi tía, acabó acompañando su orgasmos con gemidos exquisitos. A los pocos minutos también lo hizo mi madre y no les miento, fue sublime.

Les dimos unos minutos de descanso y nos masturbábamos viendo cómo se besaban, en eso mi madre gateó en la cama hasta donde estaba yo y sin decir nada se metió mi verga en la boca. Me sentí un tanto en shock pero solo fue cosa de un par de segundos, ya que empecé a disfrutar como su lengua recorría mi miembro, me tomé de su cabello y le marqué un ritmo desenfrenado que ella siguió sin problemas. Esa manera perversa en que engullía mi miembro era un deleite. Me miraba con sus ojos llenos de morbo y lujuria, era una escena que tal vez no se repetiría pero que yo disfrutaba al máximo.

Era tiempo de cogerla y meterme en su vagina para darle más placer del que había recibido. La hice que se pusiera de espaldas en la cama, mamá obediente lo hizo y separó sus piernas. Apuntó la entrada de su sexo y me dijo: “Ponla aquí hijo”. Sin pensarlo dos veces me subí encima de ella y se la metí de una, ella gimió y me abrazó del cuello. Se sentía exquisito, intenso. Ambos jadeábamos por la excitación de estar cogiendo y teniendo la compañía morbosa de mis tíos cogiendo al lado nuestro. Mi tío le daba por el culo a mi tía, mientras yo hacía gemir a mi madre penetrando su vagina. Su vagina se contraía en cada embestida haciéndome más placentero el trabajo, ya que sentía como presionaba mi miembro de forma excitante. En medio de gemidos, fue invadida por un orgasmo que la dejó casi sin aire pero no me detuve, sabía que podía aguantar más y no detuve mis embestidas. “¡Ay hijo! ¡Eres un caliente! No me das respiro” –decía entre gemidos.

Mi tía le estaba chupando la verga a mi tío, se veía tan sensual, tenía ganas de sentir esos labios en mi miembro otra vez. Entonces una idea morbosa pasó por mi mente. Le dije a mi tío que dejáramos que mamá le comiera la vagina a mi tía, pero mi madre debajo de ella, con mi tía encima regalándole su sexo y que ella nos chupara la verga a los dos. Le pareció excitante la idea, así que mamá se tiró al piso y mi tía le puso la vagina en la cara. Automáticamente la lengua de mi madre invadió ese sexo húmedo, las hermanas estaban explorando ese lado morboso que no se muestra a cualquiera, aunque creo que esto ya lo habían experimentado antes pero no sé si a tal nivel de perversión. Mi tía sin perder el tiempo empezó a chupar nuestras vergas, lo hacía de forma alternada pero sin dejar de estimularnos con su mano. Era tan excitante cuando mordía suavemente mi glande y después le pasaba la lengua, me hacía estremecer por completo.

Disfruté cada segundo en que mi verga estaba en su boca. Ambos estábamos a punto de acabar. Cuando avisamos mamá salió de debajo de mi tía y ambas se quedaron de rodillas frente a nosotros. Mi tío eyaculó sobre mi madre, cayéndole semen en la cara, la boca y en su pecho. Sonreía y se veía como una bella puta que había cumplido con su trabajo. Cuando acabé sobre mi tía, ella igual quedó cubierta de semen, se miraron ambas y se besaron, intercambiando y lamiendo los fluidos que las cubrían.

Después de ese morboso momento, nos vestimos y bebimos unas cervezas. Mamá me dijo que debíamos volver a casa y que si quería este tipo de experiencia podía ser recurrente. Obviamente mis tíos también dejaron la invitación abierta para unirme si así lo quería. Por supuesto que mi respuesta fue que sí, ya que esa experiencia fue algo que sin duda quería repetir.

Al llegar a casa, di rienda a mis instintos y le dije a mamá: “Ahora jugaremos un perverso juego y tú serás el objeto se placer”. Le toqué la vagina por encima de los leggins y ella separó sus piernas. Se me empezó a quitar la ropa y me besó con lujuria, con sus senos al aire, me deleité lamiendo y mordiéndolos. Nos fuimos a la habitación y nos dejamos llevar por la lujuria. Ella se montó encima de mí y se movió como una buena puta, tuvo varios orgasmos pero no se detuvo hasta que acabé dentro de ella y cayó rendida sobre mi pecho. “¡Eres todo un macho!” –me dijo y me besó.

Les diré que los encuentros con mis tíos se hicieron demasiado frecuentes, intercambiamos nuestras putas para tener noches llenas de perversión cuando cogíamos.



Pasiones Prohibidas ®

4 comentarios:

  1. Infierno L©Fiorella de Mr. P14 de junio de 2023, 6:34 a.m.

    Sabes que me encanta la forma como despiertas esa perversión que nos conecta,
    Excitante relato, tan sucio, tan explícitamente morboso y tan pervertido que libera intensos deseos.
    Uff amor tienes una fluidez exquisita para transmitir tantas emociones en tus letras de una forma tan especial.
    Lo demás...ya lo sabes🤭😈😈
    Me gustó mucho, bueno sabes que me encanta como escribes
    Delicioso y Excitante Mi Demonio perverso💋

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  2. 👏👏👏👏🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥

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  3. Uffff cuanto fuego en ese relato Caballero que perverso y exquisito esas líneas increíble

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  4. Q rico fiesta y saber lo k IVA a pasar un final felis

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