Entradas populares

martes, 6 de junio de 2023

13. Los amigos

 

Había invitado a mis amigos a la casa, pasaríamos las horas jugando play, viendo películas o qué sé yo, lo que se nos ocurriera hacer. Infaltable en esas juntas de fin de semana, las conversaciones de con quién nos gustaría coger. Mi respuesta fue: "Me cogería a la profesora de Química". Era una mujer que no superaba los 35 años, sensual, siempre vestía con falditas cortas y blusas que dejaban poco a la imaginación, y como mi imaginación es amplia me masturbaba pensando en todas las cosas obscenas que le haría, pero solo era una fantasía inalcanzable, nunca se fijaría en un muchacho de último año, cercano a cumplir 18 años y que su mayor preocupación era saber si había guardado sus progresos en el FIFA para no perderlos. 

 Cuando tocó el turno de responder a los muchachos (Roberto; Esteban e Isaac) la respuesta de los tres fue: "A tu mamá". Me reí pensando que era una broma pesada, ellos la conocían desde siempre, aunque varias veces me confesaron que ella tenía un culo rico. "Desde que empecé con la pubertad me he imaginado en lo salvaje que debe ser tu mamá en la cama" –dijo Esteban. Isaac dijo: "Varias veces la he tenido en mis pajas y he acabado pensando en su boca y tragándose mi semen. Lo siento amigo, pero es cierto". "¿Me vas a decir que tú también Roberto has fantaseado con mi madre?" –le pregunté. Él me miró y dijo: "Varias veces es poco decir, pero sí. No vamos a mentir, somos amigos desde que estamos en el colegio". "Manga de pervertidos" –les dije. No niego que igual me excitó que mis amigos pensaran esas cosas de mi madre, a pesar de sus 42 años estaba bien, se cuida. Come sano y hace ejercicio. Además, se vestía un tanto provocativa, total tenía un cuerpo envidiable que si encendía las fantasías sexuales de mis amigos podría fácilmente tener al hombre que quisiera.

Bajamos a la sala, para ver televisión un rato, mi madre estaba en la cocina, preparando algo rico para comer con mis amigos. Nos sentamos en el piso de la sala, encendimos la tv y buscamos algo que ver en el cable, no había nada interesante. "Veamos que nos ofrece Netflix" –sugerí. Buscamos y encontramos una película de acción: "La vieja guardia". No viene al caso contarles la trama de la película pero si les da curiosidad ya tienen el título. "¿Les llevo algo para comer chicos?" –preguntó. "¡Sí mamá por favor!" –respondí. Ella vestía un jeans negros que resaltaba sus piernas y sus nalgas, una polera ceñida que junto con el sujetador dejaban ver sus senos apretados. Mis amigos la miraron de forma descarada cuando se inclinó a dejar la bandeja en la mesa de centro, haciendo que sus ojos se pierdan en sus nalgas. "No sean animales" –les dije. Roberto habló por todos: "¿Qué quieres? No somos ciegos y ese culo hace que uno pierda la concentración". "Sí, pero hablamos de mi madre, estúpido" –le dije con enfado. Cada vez que ella pasaba, mis amigos la quedaban viendo con ganas de probar ese culo, la veían como una presa y ellos eran los cazadores. Mi madre se dio cuenta de eso y daba sus pasos más lentos para que los babosos de mis amigos se dieran el gusto de mirarla con detenimiento, en cierta forma creo que le gustaba que la miraran como un objeto, no sé, solo son especulaciones de mi mente.

Un último paseo para que deleitaran sus ojos y fijarse en la reacción de ellos. Se puso en frente de nosotros y retiró la bandeja con las cosas que había traído. "¿Les gusta la película muchachos?" –preguntó. Los babosos de mis amigos se quedaron sin palabras, entendieron la indirecta y solo atinaron a responder que sí. Esos mismos pervertidos que minutos antes hablaban de como se la cogerían y de lo rico que se veía su culo en jeans se quedaron sin respuesta. "Qué bueno que la estén disfrutando. Hijo, voy a darme una ducha porque igual se está haciendo un poco tarde" –dijo. "Bueno mamá, nosotros vamos subir a mi cuarto para seguir jugando y colocar los colchones para armar las camas" –le respondí. "No se demoren" –dijo.

Se me había olvidado que la puerta del baño no podía cerrarse y siempre quedaba abierta. Nos fuimos a mi cuarto para seguir nuestra partida, cuando me acordé que debía apagar las luces del primer piso, así que bajé como si nada, no serían más de dos minutos. "Compórtense manga de idiotas" –les dije cuando salí. Al volver los tres estaban parados en la puerta del baño viendo cómo mi madre se daba la ducha, cómo la ducha tiene puerta de vidrio, con el vapor que empañaba el vidrio los pervertidos podían distinguir la silueta de ella completamente desnuda. "¿Que hacen pervertidos?" –les dije en voz baja. "Tranquilo compa, solo miramos" –respondió Isaac. Me dieron ganas de echarlos de mi casa por degenerados pero también entendía que mi madre le había lanzado un hueso a una jauría de lobos hambrientos. "Ya qué, sigan en lo suyo malditos pervertidos pero si alguien en la escuela se entera de lo que vieron, se la tendrán que ver conmigo" –les dije. "No te preocupes, esto queda entre nosotros" –dijo Esteban. Mi madre ni se había enterado que tenía espectadores en la ducha.

Los tres pasaban sus manos por su verga, llevando la situación más allá. Igual me estaba calentando al mirar la figura de mi madre entre el vidrio y sin darme cuenta también acariciaba mi verga por encima de mi pantalón. Roberto entró con sigilo y tomó la tanga sucia de mi madre que estaba en el piso, salió como un valiente soldado que había tomado la bandera del ejército enemigo. Se la pasaban uno a uno para olerla, era lo más pervertido que había visto en alguna ocasión pero a la vez excitante. Lo que le daba ese plus, era que mis amigos olieran la tanga usada de mi madre. Parecían verdaderos animales salvajes compartiendo la presa cuando se pasaban una y otra vez la tanga. Me pareció de lo más morboso pero a la vez excitante, por primera vez me estaba atreviendo a ver a mi madre en la ducha y eso me puso caliente. Mis amigos se dieron cuenta y Esteban me dice: “Nos dices pervertidos a nosotros y tú estás embobado viendo lo mismo que nosotros”. Yo no tenía problemas con que la vieran, así que me los dejé solos.  

Cuando la ducha paro ellos se fueron al cuarto haciéndose los tontos. Mi madre con voz alta me dice: “Hijo, ¿h as visto mi ropa interior que deje aquí en el piso?”. Los estúpidos no la habían dejado en el baño cuando salieron para no ser descubiertos. Le pregunté de que tipo era, ella me respondió: “Una tanga mi cielo”. “No mamá. ¿Segura que la dejaste en el baño?” –pregunté. “¡Ay, ahora no estoy segura!” –respondió. “¡Se dan cuenta que por calientes se les olvidó dejar la tanga el baño!” –les dije. “Bueno, entre oler la tanga y pajearnos encima de la ropa, claro que se nos olvidó” –dijo Roberto. Mamá salió del baño como siempre suele hacerlo, con una toalla cubriendo su cuerpo, se fue a su cuarto. No pasó ni un minuto y mis amigos decidieron que la silueta en el vidrio empañado no era suficiente, así que fueron al cuarto de mamá para espiarla mejor, obviamente yo fui con ellos por morbo o curiosidad, pero estaba ahí.

Mi madre se sacó la toalla mostrando todo su culo hermoso y redondo, se dio cuenta que ellos estaban atrás de ella. Entonces les dijo: “Chicos, ¿qué hacen aquí? ¡Váyanse!”. Uno de ellos le dijo: “No, Tatiana, no nos iremos. Hace tiempo que te tenemos ganas”. Ella lanzó una sonrisa y dijo. “¿Qué podrán hacer ustedes? Son unos niños que apenas están descubriendo lo que es pajearse”. “Eso es lo que crees Tatiana, pero te darás cuenta que estás equivocada” –dijo Isaac. Mi madre les dijo que se vayan. “No estoy para jueguitos de niños calentones, soy una mujer que aspira a más” –les dijo. Entonces Roberto la tomó de la cintura y le dijo: “Verás que el juego será divertido”. Los otros dos se lanzaron también al ataque, le acariciaban las tetas, el culo todos a la vez, mi madre se quedó sorprendida por el ímpetu de los muchachos que la toqueteaban por todos lados. Empezó a gemir por causa de las caricias sucias de mis amigos y a besarlos como si su vida dependiera de ello. Estar ahí entre las sombras era un placer que no podría explicarles pero sin duda a mi perversión le daba un plus extra, ver que se había calentado y estaba dispuesta a coger con mis amigos solo para tener placer hacia que la escena fuera exquisita. Me estaba masturbando viendo como mis amigos se apoderaban con sus manos de cada espacio del cuerpo de mi caliente madre. Les dijo que se desnudaran, como nunca se portaron obedientes, cosa extraña en ellos. Cuando estuvieron ya listos, mi madre se arrodilló y les chupó la verga a cada uno, mis ojos no daban crédito a lo que veían, no sabía de esa habilidad de mi madre, los muchachos estaban a su alrededor mientras ella chupaba y los pajeaba. Se metió las tres vergas a la boca de una vez, mis amigos solo gemían al sentir la humedad y tibia boca devorándose como podía sus miembros.

Roberto la tomó y la empujó a la cama, quedando tendida, entonces la alzó de las caderas y la dejó en cuatro, no aguantó las ganas y empezó a lamer su culo, ella gemía de placer. “¡oh, sí, que rico!” –le decia con una voz de zorra caliente. Isaac y Esteban se colocaron uno a cada lado y ella siguió chupando sus vergas mientras Roberto seguía jugando con la lengua en el culo de mi madre. Roberto fue el primero en ensartar su miembro en la vagina de mi madre, que recibió gustosa, sobre todo cuando él empezó a moverse con fuerza y se tomó de sus caderas. Sus gemidos ahogados por las vergas de mis amigos igual resonaban como la muestra inequívoca del placer que estaba recibiendo, Por mi parte seguía observando cada detalle sin siquiera parpadear. Mi mano se deslizaba por mi miembro de manera suave pero perversa, trataba de no hacer ruido, aunque los muchachos sabían que estaba mirando con atención. En eso Roberto decidió que era tiempo de follarle el culo y sin ningún remordimiento se la metió de golpe, mamá dio un grito de dolor pero se quedó quieta esperando que su culo se adaptara a la forma de esa verga que la había invadido. Ellos se reían y decían: “Lo tienes bien apretado pero esta vez te lo vamos a dejar abierto”. Ella contestó: “¡Sí, cójanme, hagan conmigo lo que quieran!”. Isaac le metió otra vez la verga en la boca, mamá se la tragó completa. Esteban se pajeaba esperando su turno para darle por el culo. Yo estaba a mil observando, era imposible no querer tomar parte en aquella escena pero prefería mantenerme en las sombras solo como un voyerista.

Le tocó el turno a Esteban, él también de golpe se la metió por ese ya abierto culo y se empezó a mover de forma estrepitosa, jadeaba mientras le taladraba el ano a mi madre. Estaba como un animal salvaje cogiéndosela, ella lo disfrutaba, aunque estaba entretenida comiéndose las vergas de Isaac y Roberto. Era verdad que querían dejarle el culo abierto y ella no se oponía a esos planes; al contrario, lo estaba disfrutando. Cuando fue el turno de Isaac, ella le dijo: “¡Quiero que me destroces el culo!”. Solo con escuchar eso Isaac se la clavó de una. “¡Qué rico culo tienes Tatiana!” –le dijo mientras se la daba con fuerza. Yo estaba al borde del colapso con tanto placer que mi mano derecha me estaba dando, no me pude contener y acabé dejando mi semen en la pared. Era lo más perverso que había hecho en ese momento. Mi madre había tenido varios orgasmos, estaba exhausta pero seguía caliente, deseaba más de ellos. Entonces le dijo a Esteban que se recostara en la cama, se le subió a horcajadas e Isaac siguió con la verga dándole en el culo. Entre los dos se la estaban cogiendo, mientras Roberto le daba verga en la boca.

Yo seguía caliente mirando, me volví a pajear mirando esta vez como se la metían y chupaba como endemoniada, no tenía respiro, como buena anfitriona atendía como se debía a sus perversos invitados. Entre ellos se sentían como los grandes vencedores por estar cogiéndose a una mujer que sabe hacer de todo en la cama, no como las típicas compañeras del colegio con las que hemos cogido, que no saben siquiera hacer una paja decente. Roberto no aguantó con la verga en la boca de mi madre, acabó dándole sin aviso su semen, el cual ella tragó por completo, siguió chupándosela hasta o dejar ni un rastro. Luego Esteban se vació dentro de la vagina de mi madre y después Isaac que llenó el culo. Para alivio de mi madre ya no tenían fuerzas para seguir cogiendo. Se vistieron y los tres la besaron con lujuria. Se vistieron y salieron del cuarto; yo estaba aun con la verga en la mano a punto de acabar y lo hice sin importarme que ellos me vieran. “Se nos hace tarde compa, ya nos vamos” –dijeron. Cuando iban a salir me dijeron que mi madre era una puta que cogía rico. No sabía si sentir orgullo o no, pero tenían razón, ellos querían cogérsela pero ella fue la que se los cogió a ellos. “¡Invita más seguido a tu casa, para seguir follando a Tatiana!” –dijeron los tres a la vez. “Bueno, veremos si ella querrá seguir cogiendo con ustedes” –les dije.

Cuando se fueron, subí a la habitación de mi madre, ahí estaba tendida sobre la cama desnuda lamiendo sus dedos, tal vez degustando los rastros de semen que tenía en la vagina y el culo. Ella me vio y ni se inmutó, siguió en lo suyo, era una puta desatada. Fui al baño tomé una esponja con agua y me acerqué. Le limpiaba su vagina y culo llenos de semen y le sobaba su ano con mis dedos. Le dije: “Ves mamá tienes que parar de vestirte como una perra, porque mis amigos no se aguantaron las ganas de metértela”. Ella sonrió y me preguntó: “¿Dónde estabas?”. Sonreí y le respondí: “Mirando cómo se follaban a la perra de mi madre”. “¿Te gustó lo que viste?” –volvió a preguntar. “¡Claro que sí!” –respondí. “¿Qué hizo el fisgón perverso mientras me cogían como perra?” –siguió preguntándome. “Me masturbé dos veces viéndote, jamás pensé que podías ser tan zorra” –le respondí. “¡Ay hijo, si supieras que sigo caliente” –me dijo. Me tomó y bajo mis pantalones con todo y bóxer, mi verga se puso tiesa y ella se la metió a la boca para chupármela. Si ya con verla coger no daba crédito a su actuar, ahora con mayor razón. No niego que la situación me pareció de lo más caliente pero fue un tanto extraño. Ahora la tenía completamente para mí, eso le daba ese toque morboso. La tomé del cabello y me empecé a mover para follarle su sucia boca como a ella le gusta, su saliva escurría y me miraba con ojos de puta, un ingrediente especial ya que no era ninguna de mis compañeras de colegio. Me masturbaba y pasaba su lengua desde la base a la punta del glande. Me quitó la ropa y se recostó en la cama, abrió las piernas y con su mano indicó que quería verga en su vagina. Sin dudarlo se la metí, quizá de manera inconsciente siempre quise que este momento pudiera pasar y lo iba a aprovechar al máximo. Ella dijo: “¡Dame fuerte, hijo!”. Me moví rápido encima de ella, dándole mi verga con fuerza. Mamá gritaba y jadeaba de placer, escucharla me ponía más caliente. Se abrazó con sus piernas a mi espalda y con sus brazos a mi cuello. “¡Eso, dame duro! ¡Cógeme como a las putas de tus compañeras!” –me decía entre gemidos.

Ella me besaba con perversión y me susurraba que era mi puta, que me olvidara de coger con las chicas del colegio, ya que cumpliría todas las fantasías sucias que tuviera. La puse en cuatro, tomó mi verga y la puso en la entrada de su culo. Sentir como su ano se abría para permitirle la entrada a mi verga era delicioso. Poco a poco iba entrando, hasta que entró por completo. Me empecé a mover de la manera perversa que descubrí que le gustaba, haciendo que mis testículos chocaran con su vagina. “¡Eso hijito, rómpeme el culo!” –me decía. Cada vez mis embestidas eran más salvajes, haciendo que gritara de placer. No tardó mucho para que la invadiera un orgasmo delicioso que hacia palpitar su ano y apretaba mi verga. La nalgueaba y le decía que era una perra sucia, ella me respondía que sí, que lo era y le encantaba. “Ahora seré tu perra sucia si me coges como lo haces” –me decía entre gemidos. “¡Voy a acabar!” –le dije. Ella se liberó presurosa de mi verga y se acomodó para chuparla con libertad. Sus deliciosos labios la envolvían por completo y la tragaba hasta la base. Verla era todo un deleite, ahora entiendo las ganas de mis amigos por cogérsela, ya que se veía que era una mujer que sabia disfrutar del sexo. La tomé del cabello y no la dejé que saliera hasta que mi verga explotara en su boca, ella movía la lengua estimulando la base de mi miembro hasta que al fin los chorros de semen empezaron a salir, no dejó escapar ni una sola gota de semen, se lo tragó todo y se recostó en la cama con cara de perversa, sabiendo que lo prohibido puede ser demasiado excitante.

Después de esa noche no hubo más visitas de los amigos, tampoco fantasías sucias con la profesora Química, ya que nos teníamos el uno al otro. Disfrutábamos del sexo en cada rincón de la casa y en todo momento, al punto de ocupar un lado de su cama todas las noches. Ante los ojos de los demás éramos madre e hijo, pero en la intimidad éramos los amantes más pervertidos que existían.

 

 

Pasiones Prohibidas ®


4 comentarios:

  1. Infierno Lujurioso©FiorellaD'Mr. P6 de junio de 2023, 7:50 a.m.

    Lo que hace una excelente narrativa, el poder de la imaginación y los detalles explicitos.
    Vibrante, a mi personalmente me encantan los sucios detalles
    Que alimentan ese morbo Interno despertando los demonios, como siempre lo hemos dicho.
    Jugar con la mente y vivir diversas fantasías es sin duda muy placentero.
    Tus relatos tienen ese toque de un sin número de posibilidades candentes.
    Deliciosamente excitante Mí Perverso.

    ResponderBorrar
  2. Woww esquisitooo, muy buena fantasía y con tanto detalle, haces volar la imaginación. Saludos

    ResponderBorrar
  3. Uffff cuanta imaginación q se cojan así como lo q era una perra en celo exquisito relato Caballero

    ResponderBorrar
  4. Ufff una rica perversion que provoca ser cogida de esa manera, dan ganas de hacer realidad ese relicioso relato Mr.P

    ResponderBorrar