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viernes, 2 de junio de 2023

12. El secreto de familia

 

Desde que me divorcié, todas las temporadas de vacaciones me reservo una semana para ir a la casa de mi hermana, en San Felipe, una provincia que se destaca por sus paseos turísticos en las viñas del Valle del Aconcagua, su aire puro y la belleza de sus mujeres. Yo nací allá, soy Felipeño de nacimiento, pero la ginecología me llevó a Santiago y sólo regresé a mi provincia después del divorcio.

Esa semana era siempre la esperaba durante todo el verano para relajarme de verdad, sin los chicos y sin mi ex pidiéndome cosas todo el tiempo. Si no fuera porque no me gustaría para nada perder el contacto directo con mis hijos, me hubiese vuelto para poner mi consultorio de ginecología para allá, lejos de todo y cerca de mis afectos y de mi infancia.

Mi hermana está casada hacía diez años con su pareja, que tenía una hija de un matrimonio anterior, y además tuvieron a las mellizas hace tres años. Nuria, así se llama la hija de mi cuñado, me conoció cuando tenía 12 años y recién volví a verla el verano pasado, ya con veintidós y convertida en una hembra monumental. Lo digo así porque es cierto, había cambiado demasiado en diez años. Nuria es grandota por su descendencia alemana y tiene unas caderas anchas que le marcan un culo espectacular y redondo. También tiene tetas grandes, ya desde que era chicha se notaba que le iban a crecer a full. Cuando mi cuñado se separó de mi hermana, Nuria prefirió quedarse en la Chile y no irse a vivir a Alemania, pero mantenía el contacto con su madre y viajaba siempre que podía a visitarla. Para no invadir la intimidad de la familia de mi hermana, siempre elegía alguna de las semanas en la que Nuria se iba de vacaciones con su madre a Alemania, pero este año coincidimos porque decidió no viajar para adelantar sus estudios de arquitectura y así viajar más tiempo una vez recibida.

La casa de mi hermana típica casa patronal de alrededor principios del Siglo XX, ideal para mi tranquilidad porque ocupaba siempre una pequeña cabaña que tienen al lado de la piscina, que mi hermana utiliza para recibir a las visitas. Cuando llegué el impacto fue total. Mientras mi hermana me llevaba para la habitación a guardar las cosas, me encontré con Nuria tirada al borde de la piscina con una diminuta tanga que apenas le cubría el culo con una tirita color fluorescente. La chica estaba con los auriculares a todo volumen, así que no escuchó cuando mi hermana habló. “Nuria, llegó el tío Raúl, no sé si te acordás de él” –le dijo. Nuria se levantó rápido, tenía el bretel desabrochado y no pudo taparse bien las tetas porque con una de sus manos corrió el auricular para que su madrastra le repitiera. “Qué llegó el tío Raúl” –le gritó cuando ya no hacía falta. Yo no podía dejar de espiarle el culo, no había dejado las cosas en mi cuarto que esta rubia de 22 años me la había puesto dura con su culo al aire, apenitas decorado con las gotitas del chapuzón que seguramente se había dado un rato antes. Cuando me vio me dio la sensación de que se puso un poco más tímida. Se abrochó como pudo el diminuto bikini que apenas le tapaba la zona de los pezones de sus enormes tetas. Se incorporó y noté que era apenas un poco más alta que yo y me dio un abrazo tierno. "Hola tío, tantos años, qué lindas que te quedan esas canas. Estás intacto para cumplir 55" –me dijo con gran sensatez, porque dos días más tarde llegaría mi cumpleaños y por eso había elegido pasarlo en familia y en mi tierra.

Nuria olía a bronceador y destilaba calor por sus poros. No sé por qué, pero también me pareció notar que algo la había mojado mi presencia. Yo me tapé la erección con la chaqueta y me dejé abrazar por Nuria que me dio un beso con sus labios en la mejilla y eso me la endureció un poco más. Pensé que iba a estar difícil la temporada de piscina porque ese culo me la iba a poner dura siempre. A diferencia de los otros viajes, este ya tenía esa adrenalina que es indispensable para que sean divertidos. Una muchacha tan sensual, con un cuerpo escultural y nada menos que al hablarme me dijera "Tío", me provocaba erecciones permanentes y eso también es saludable en vacaciones. El culo de mi sobrina me la había puesto tiesa. Así que, con la excusa del cansancio del viaje, me pegué un baño gratificante y me hice una deliciosa paja para calmar un poco la calentura. La imagen de ese cuerpazo apenas tapado por una diminuta tira en el culo me había puesto a mil.

Las temperaturas en San. Felipe son altas en el verano, así que prácticamente andábamos todos en traje de baño y apenas nos poníamos una polera encima para almorzar o cenar. Nuria se la pasaba buena parte de la tarde estudiando en su dormitorio y recién aparecía a la tardecita para darse un chapuzón en la piscina y escuchar música con sus auriculares. Era una mujer silenciosa, eso la hacía un poco más deseable, destilaba sensualidad en cada movimiento y tenía un cuerpazo escultural. No teníamos mucho diálogo, salvo algunas intervenciones casuales durante los momentos familiares. "Yo tendría que ir al ginecólogo alguna vez. Pero como no tengo ni novio por ahora no hace falta" –dijo una noche, luego de que mi hermana le contara que yo era un profesional prestigioso en Santiago. "Siempre es conveniente hacerse chequeos, sobre todo si empiezas a tu edad que cualquier cosa que no esté bien la agarras a tiempo" –respondí por cortesía, pero sin dejar de imaginar lo lindo que sería inspeccionar esa conchita joven. "Acá hay un montón de excelentes ginecólogos o ginecólogas que te puedo recomendar" –insistí como para que notara que no había sido un dato menor su inquietud ginecológica y que yo estaba dispuesto a darle una mano.

La imagen de Nuria con las piernas abiertas en la camilla de mi consultorio me empezó a perturbar más y más. Hacia un calor insoportable y no me podía dormir, un poco porque había tomado mucho y otro poco porque seguía caliente. Me tiré en una de las reposeras con los auriculares y la música clásica a todo volumen, soy amante de Mozart, Vivaldi, entre otros. Hasta que el sueño me alcanzó y me quedé dormido.

Había tomado mucho y estaba confundido. Sentí la voz de Nuria que me decía algo de Tío, pero no reaccioné. No sé cuánto tiempo había pasado pero al cabo de un rato sentí una sensación inconfundible que me despabiló enseguida y me dejó sin palabras. Nuria estaba prendida a mi verga que asomaba erecta e hinchada por el orificio del calzoncillo. Fingí seguir dormido para darle a esa zorrita su merecida ración de semen. Se había inclinado en la reposera y podía ver como se la comía hasta la base mientras gemía y me succionaba el glande con sus labios carnosos. Con su lengua recorría todo el tronco hasta llegar a los testículos. Gemía como una perra y su culo era un espectáculo. Yo seguía fingiendo la inconsciencia de la borrachera y sin movimiento o aviso alguno le descargué mi semen en su boca cuando la tenía metida hasta los testículos.

Nuria tosió con la descarga esperma tibia, pero empezó a succionar con desesperación. Gemía y se tocaba, pero no quería dejar rastros. Siguió chupándola hasta que vio que no quedaba ningún resto de semen. Yo amagué una respiración más profunda, como las de los que están dormidos para no tener que dar ni recibir explicaciones. Lo sobre actué con un par de ronquidos más profundos. Ella acomodó mi miembro dentro del calzoncillo, le dio un besito por encima y se fue casi en puntas, como tratando de no hacer ruido. Mi sobrina tenía un secreto que no sabía que yo sabía, y eso iba a jugar en mi favor.

Ese domingo, previo a mi cumpleaños, mi hermana y su marido se habían ido a pasar el día a lo de unos amigos así que la casa quedó enteramente libre para mis intenciones con Nuria. Seguía haciendo un calor insoportable así que la pileta, donde esa putita se había puesto caliente y me había comido sin mi consentimiento la verga, podría ser un gran lugar para intentar una revancha. No hizo falta que pensara en ningún plan para acercarme a Nuria porque a la media hora de que se fue mi hermana, apareció en la pileta con un bikini que apenas le tapaba el culo y las tetas y un bronceador en la mano. "Tío, ¿me podrías ayudar con la crema que mamá se fue y no llego en la espalda?" –me preguntó sin darme mucha opción a la respuesta porque se acostó boca abajo en la reposera y se desabrochó el nudo de la parte de arriba para dejar al descubierto toda la espalda. Mi miembro reaccionó al instante y mi erección era imposible de disimular. En algún punto ella había abusado de mi inconsciencia, así que putita era y le gustaba la verga.

Tenía una piel suave y se corrió el pelo por encima de los hombros para dejarlos al descubierto. Estaba un poco nervioso por la situación. Pero caliente con esa pendeja. Le pasé el bronceador como con descuido. Como quien no está muy interesado en la situación, froté más fuerte en la parte de la cintura y me detuve justo antes del culo. Tenía ganas de apretárselo, comérselo, era perfecto, la tirita dejaba asomar una concha también con labios carnosos y depilados a ambos costados del bikini. Para hacer que la crema desapareciera en su fiel la frotaba con firmeza en la zona del cuello y los omóplatos y eso le gustaba porque le erizaba la piel. Oprimía las yemas de mis dedos para que sintiera mis manos en su espalda y en la cintura. Nuria era toda juventud. Tenía bien marcados los músculos de la espalda, las gotas de crema caían hacia el hueco que dejaba entre su cintura y el comienzo de sus pronunciadas y perfectas nalgas. "Listo" –le avisé antes de quitar las manos. Seguía nervioso y caliente. Tenía la verga hinchada y latiendo debajo de mi short. "Gracias Tío, se nota que esas manos saben. Son muy suaves" –me dijo mientras se volvía a atar la parte superior del traje de baño y sus dos enormes globos se bamboleaban con una telita que apenas le cubría los pezones.

El día había empezado bien con una impresionante chupada de verga, pero no quería incomodarla con ningún comentario, así que me fui al refrigerador a buscar unas cervezas y me tiré a tomar sol con ella, como una buena descendiente alemana, era amante de la cerveza y si estaba helada mucho mejor. Bebimos un par y me quedé viéndola en la piscina. Era un espectáculo verla tirarse al agua, se ponía en puntita y el culo se le paraba más aún. Se inclinaba hasta que parecía que el propio peso de las tetas la metía de cabeza en la piscina. Tomé varias cervezas más, estaba medio borrachito mirando y deseando que ese bomboncito rubio tomara la iniciativa. Me pidió mi celular y me avisó que se iba al pueblo a comprar cosas porque mi hermana seguía sin dar señales y no había nada para la cena. "Cualquier cosa te escribo" –me dijo con su celular en la mano. Nuria se agachó de tal forma que sus dos enormes tetas quedaron casi a centímetros de mi cara. No pude dejar de mirarlas, ella lo notó. Se las hubiera chupado todas pero me contuve. "Dime el número tío, así te agendo" –me recordó todavía con los dos pechos casi pegados a mi cara. Le pasé el número embobado y le repetí el número para que lo guardara. “Cualquier cosa te mando un whatsapp” –me dijo y se incorporó con sus tetas casi al aire. Mi hermana avisó que llegaría tarde o que se quedarían a dormir allá si es que tomaban mucho en la cena. Que ya tenían todo para el asado de mi cumpleaños. "Avísale a Nuria, que no responde nunca" –me pidió antes de cortar la breve llamada. Estaba caliente por esta chica porque sabía que me la iba a terminar cogiendo.

Me adelanté y le mandé un mensaje: "Me avisaron que no vienen a comer tus viejos así que no te preocupes con la cena. Trae unas cervezas. Yo me arreglo con cualquier cosa para comer, lo que a vos te guste está bien" –le escribí escuetamente, no esperando respuesta alguna. Pero al rato me sorprendió otra vez. "Hola tío, perfecto" –decía el primer mensaje. "Con respecto a lo que a mi me guste, te cuento un secreto: me encantan tus canas, me excitan y pensarte pasando tu lengua por todos mis orificios, y mis pechos me tiene como loca. Muero por coger contigo y sentirte adentro. Que me digas todas las cochinadas que se te ocurran para hacerme mojar cada vez más y que me chorree por las piernas mucho líquido de mi interior" –decía el segundo mensaje. Me tenía demasiado caliente. A los minutos llegó un tercer mensaje: "Tengo otro secreto: me encanta tu verga parada. No sabes cómo me la comería otra vez y acabes en la garganta. Es algo que me enloquece y me tiene caliente desde anoche. Quiero que me domines y ser tu putita. ¿Me vas a comer toda? Hasta hace unos meses tenía 21 así que soy una nena que no sabe lo que quiere, soy una mujer que quiere ser cogida por ti y me des la follada de mi vida". 

Empecé a pajearme, seguía tomando cerveza en la piscina leyendo sus mensajes calientes. “A los hombres como tú me gusta montarlos y que me agarren la cola fuerte hasta dejarme los cachetes colorados. Es como que me desespera y que me pasen la lengua por el ano me de ayuda para predisponer mi cuerpo y que se abra esa puerta, a lo mejor contigo se abre" –escribió en uno de los mensajes. Mi verga estaba a punto de explotar pero evité acabar por miedo a que Nuria regresara y no se me volviera a parar. No respondí nada. “Me ponen cachonda los maduros como vos tío, que hace latir la conchita saber que sos ginecólogo y con esas manos podes hacer enloquecer a cualquiera. Me encantaría sentir tu verga en mi boca, en mi concha, en mi culo. Me encanta que seas maduro. Es lo que más me excita” –decía otro de sus mensajes. Me mandó una foto de sus labios de la vagina bien abiertos, chorreando un líquido viscoso. "Me pusiste putita, tío, te la mando para que estés bien caliente y rompas mi culito. Qué me cojas por el culo en diferentes posiciones, me encanta cambiar de posición cuando me cogen por el culo. Sentada encima; de frente; de espalda; boca abajo y que besen el cuello mientras me rompen el culo; de costado pero por el culo también me encanta. Creo que me gusta más el sexo anal que en la vaginal" –escribía ella.

El calor estaba insoportable, me di una ducha con agua fría para bajar un poco la calentura pero me puse un bóxer para que sacar la verga mucho más fácil. Nuria estacionó el auto y vino directo a la piscina y antes que de que me dijera nada la atraje con mis brazos y quedó acostaba arriba a mío con las tetas de un lado y el culo del otro. Mi erección era tremenda, ella rozó la verga varias veces con el brazo hasta que le apreté uno de los cachetes y le pegué una fuerte nalgada. Ella dio un gemido fuerte y sensual. Le dio otra un poco más fuerte y le quedó bien colorada. "¿Te gusta putita no? Ahora vas a ver lo que es que te coja tu tío" –le dije mientras le di una nalgada más fuerte y con la otra le pellizque uno de los pezones. "Hazme lo que quieras tío, soy tu sobrina puta" –me decía con esa voz sensual.

De los pelos la puse frente a mi verga. "Cómetela hasta que te diga" –le dije y la hundí con fuerza desde la nuca. Nuria trataba de zafarse pero se la hundía un poco más. Me acosté en la reposera y la giré para que su concha quedara arriba de mi cara y le hundí la lengua hasta donde pude. Con las dos manos le metía dedos en el culo. Los alternaba entre el culo y la concha para que estuvieran más húmedos y su ano apretado no se resintiera. La reacción era instantánea. Apoyaba las yemas cerca de su orificio y ella empujaba para que el dedo se deslizara hacia adentro. Hacía presión también contra mi cara. "Muerdeme el clítoris, que me duela" –me pedía y se retorcía. Tenía una voz dulce y sus gemidos eran excitantes. Gritaba y pedía: "Tío, hazme gozar". Se acomodó de tal manera que mi miembro quedó apoyado en su culo. De un empujón la dejé clavada en mi verga. Lo tenía dilatado pero mi verga es ancha cuando estoy caliente, quedó inmóvil. ¡Ay! ¡Ay! entierrala más, haz sufrir a tu sobrinita puta” –gritaba. Con un meneo de su cintura se la clavó hasta que mis testículos rozaron con su vagina. Mi verga se perdió en su culo y ella se inclinó para adelante agarrándose de mis tobillos y en cuclillas para que mi miembro se le enterrara más y más en su culo. Yo le apretaba las nalgas y se las abría para que la penetración fuera más profunda. "Tío rompeme el culo, hasta que me duela" –me imploró mientras se chupaba las tetas y se mordía los pezones gritando y gimiendo mientras subía y bajaba por mi verga. Cabalgaba arriba de mi verga hasta que sentía que mis testículos le rozaban el clítoris y empezaba a frotarse más y más con mi miembro hasta el fondo.

Sentí como llegaba al orgasmo porque el chorro de su conchita hirviendo me llegó casi hasta los pies, porque se retorcía y se apretaba más y más contra mi pelvis para enterrarse un poco más la verga en ese culo perfecto y redondo, todo colorado por las nalgadas que le había dado. Nuria se había relajado un poco pero mi verga seguía muy hinchada y caliente. Así que la puse en cuatro y volví a enterrarsela hasta el fondo. "Abrete las nalgas así te entra más" –le dije y quedó con las dos tetas aplastando la colchoneta de la reposera como el día en que la conocí. Nuria se abría todo lo que podía las nalgas y me decía que la cogiera más fuerte. "Tío tienes una verga deliciosa, entierrala más” –suplicaba y se abría las nalgas con los dedos para que su culo se abriera más y más. "Llénalo de leche, déjame las piernas chorreando con tu semen, dale Tío haz feliz a tu sobrinita puta" –me decía con voz sensual y gimiendo ante cada una de mis embestidas. No pude aguantar mucho más, ella seguía abriéndose las nalgas con sus dos manos y pidiéndome que la embistiera con fuerza. La hundí lo más que pude la verga y descargué toda mi calentura acumulada con un orgasmo que duró una eternidad. Me temblaban las piernas mientras sentía que mi miembro seguía escupiendo semen en ese exquisito, joven y prohibido culo. Veía mi esperma chorreando en las piernas de mi sobrina, que seguía masturbándose y retorciéndose con pequeños chorritos de sus jugos ardientes. Se incorporó apenas y se metió la verga en la boca que ya estaba más blanda pero chorreando mi semen y sus fluidos.

“Es muy rica tu leche tío, pero la otra noche cuando estabas borracho, te la tomé toda, que ese sea siempre nuestro secreto de familia” –me dijo. "Tranquila, nadie se enterará. Además, también tengo otro secreto, no estaba tan borracho ni muchos menos dormido" –le dije. Pasaron un par de meses, cuando recibí una llamada de mi cuñado. "Raúl, ¿cómo estás? Nuria irá a Santiago para continuar sus estudios allá. Te quería pedir si es posible que se quede contigo, ya que confío en que la cuidarás bien". "Claro cuñado, no tengo problemas, yo me encargo de cuidarla" –le dije. "Gracias, sé que está en las menores manos" –dijo él y terminó la llamada. Me quedé pensando en todas las cosas perversas que haríamos cuando esté aquí, así mantenemos ese secreto entre ella y yo.



Pasiones Prohibidas ®

3 comentarios:

  1. Me encanto como todos los demás, relato tan exquisito y fascinante como siempre, eso morbo de lo prohibido es excitante, tus relatos provoca que me humedezca, esperando otro mas y segura de que será bastante placentero como este, gracias Mr. P por maravillosa lectura.

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  2. InfiernoL©FiorellaD'Mr.P3 de junio de 2023, 9:11 a.m.

    Siendo constructiva siempre me gusta darte una opinión mas critica.
    Porque a ver evidentemente
    Despiertas sensaciones con tus letras
    Y bueno es obvio que todas tus lector@s te digan lo mismo de siempre,
    Pero aparte de manifestar la humedad y excitación que despiertan tus relatos.
    algo que me gusta recalcar y siempre te lo he dicho,
    Es tu destreza ortográfica,
    Esto permite tener una pulcritud en los textos.
    No cualquiera maneja tan bien los signos de puntuación y la expresividad a la hora de escribir.
    Esto permite darle vida a cada personaje.
    Y asi, poder visualizar cada situación perfectamente.
    Excelentes descripciones
    Y detalles deliciosamente explícitos.
    PD.
    Ya sé que te gusta que te comente y te siga en todo
    Aunque te diga en pv, ya sé que no es lo mismo ya que a mi tambien Me gusta que me apoyes en todo
    Gracias Mí perverso😘


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  3. Uffff q rico ser cogida así como una puta en celo exquisito relato me encanta Caballero

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