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miércoles, 31 de mayo de 2023

11. Prostituyéndome

 

Siempre en el interior de cada mujer, hay algo encerrado: "Saber lo que sienten las prostitutas, al estar con varios hombres diferentes". Mi duda se inició cuando por la calle que regresaba a mi casa y pasaba por una zona donde había prostitucion, la conocida autopista Américo Vespucio, por la caletera que va en sentido Oriente, frente a un conocido Liceo del sector. Veía a las mujeres ofreciendo sus servicios a los hombres, todo eso se repetía diariamente ya que salía tarde del trabajo y mientras manejaba las veía. Me causaba incluso excitación, ya que solo imaginar las cosas que serian capaces de hacer por dinero encendía mis demonios.

Lo bueno de vivir sola era que apenas llegaba a casa me desnudaba y me tiraba en el sofá para masturbarme imaginando que era una de esas sucias putas de la calle, haciendo lo que aquellos pervertidos clientes quisieran para obtener placer. Muchas de esas veces tuve orgasmos intensos, ya que mi imaginación me llevaba a aquellos lugares oscuros y era follada de manera salvaje en parte de atrás de un auto. "¡Oh, qué rico sería!" –pensaba.

Un día que mi coche se fue al mecánico y un taxista ya mayor me llevó a casa, al pasar por la zona, puse mi cara de indignada y le dije: "Eso no debía de estar pasando en las calles, todo mundo ve esas cosas". Me miró por retrovisor y me dijo: "Eso señorita es normal, las prostitutas se ganan la vida así". "Entiendo eso, pero podrían hacerlo de forma discreta, no a vista y paciencia de la gente" –le contesté. Entonces, entre plática y plática, él me dio los pormenores de cuanto cobran, donde se ponen y demás cosas. "¿Usted ha pagado por los servicios de una puta?" –le pregunté. Sonrió por el retrovisor y me respondió: "Sí, en varias ocasiones. Soy un hombre mayor, que no tiene mayores responsabilidades con nadie". "Ya veo. ¿Supongo que ha valido cada peso?" –volví a preguntar. "Es lo que corresponde. Uno paga por un servicio y debe valera pena" –respondió de lo más normal. "Me parece interesante" –le dije. Seguimos el viaje en silencio, yo sentía un delicioso hormigueo en mi vagina, notaba que me estaba poniendo húmeda, la razón, tal vez el tenor de la conversación o tenía ganas de coger, pero mis bragas ya estaban mojadas. Entonces me surgió una idea perversa, presa de la calentura. "No tengo dinero para pagarle el viaje. ¿Podemos arreglar de otra forma?" –le dije. "¿De forma señorita?" –dijo mirando por el retrovisor con una voz que me calentó más. "Usted sabe a qué me refiero" –dije. "Tal vez lo que yo tenga en mente no sea lo mismo que usted piense señorita. Hábleme claro" –dijo educadamente. "Sexo" –le dije deslizándome la mano por la entrepierna. Sin decir nada avanzó hasta un sitio abandonado, se estacionó en medio de la oscuridad y se pasó al asiento trasero. Al instante sus manos se fueron directo a mis tetas, al sentirlas fue como si me quemara, estaba tan caliente que solo quería que me desnudara de una vez. "No perdamos tiempo en preambulos, desnudeme y folleme. Trateme como a una de las putas que se ha cogido" –le dije.

Me empezó a quitar la ropa con habilidad, se notaba que ya había ocupado su auto para ser atendido. Mi sangre hervía, mi sexo palpitaba y mis ganas crecían a cada segundo. Sus manos se deslizaban por mis tetas, mi abdomen hasta llegar a mi vagina. Sus dedos empezaron a causar estragos en mi clítoris y salían gemidos intensos de mi boca. Me retorcia de placer, cuando dos se sus dedos se metieron en mi vagina. ¡Ese maldito viejo sabía cómo hacerme gemir! Sentía tan húmeda la concha que sus dedos chapoteaban. Mientras el jugaba con mi sexo, desabroché su pantalón para sentir su verga en mi mano, a pesar de su edad estaba tiesa, nos masturbamos mutuamente, hasta que no resistí las ganas de chupársela. Se acomodó en el asiento y me puse a su lado, se la chupé con toda la lujuria que me tenía presa. Él se aferró a mi pelo y marcó el ritmo que debía seguir. "¡Chupa puta, tragatela toda!" –me decía. Sus palabras me calentaban más. Sus manos se fueron a mis pezones y los apretaba. ¡Qué dolor más placentero! Seguí tragándome su verga, me ahogaba y me hacía babear. El viejo me azotaba las tetas y me hablaba sucio, sin duda algo excitante. 

Me monté encima de él y su verga se ensartó por completo en mi sexo. ¡Fue sublime! Me tomé de sus hombros y empecé con mis movimientos, de manera frenética subía y bajaba por su verga gimiendo como desesperada. Él me jaló del cabello y me dijo: "¡Muévete putita! ¡Demuestra que sabes hacerlo bien!". Él lamía mis pezones y los chupaba, incluso los mordía pero no con suavidad, era como si quisiera arrancarlos con sus dientes. Cada vez su verga me llegaba al fondo, jadeaba como una sucia perra en celo y lo estaba disfrutando como nunca. Cuando sus dedos retorcieron mis pezones sentí más intenso ese placer y acabé deliciosamente, chorreando mis fluidos sobre él. No me dio tiempo a respirar y me colocó en cuatro, lo que hizo sin duda me hizo arder por dentro, ya que me nalgueó con fuerza, su mano quemaba mis nalguitas que eran azotadas con violencia al punto de hacerme salir lágrimas, pero lejos de pedirle que se detuviera, le pedía que lo hiciera con más fuerza. "Tienes un culo precioso puta, perfecto para dejarlo marcado" –me dijo. "¡Por favor no pare! Siga castigando a esta puta!" –le suplicaba. Primera vez que era tratada de esa forma y me encantaba, ya que si era una vulgar puta que estaba escondida en la oscuridad de mis profundos deseos.

Cuando se cansó de nalguearme, me ensartó la verga en el culo. "¡Viejo de mierda!" –le dije. Él sonrió de manera perversa y me dijo: "Es lo que dicen todas las putas". "¡Casi me partió el culo!" –le dije. Eso pareció no importarle, porque empezó a moverse con fuerza y rapidez. Mis tetas se movían al ritmo desenfrenado que él tenía al taladrar mi culo. Se tomó de mi pelo y me la empezó a meter más rápido. Si que tenía energía el viejo, su verga no se había puesto flácida a pesar de llevar tiempo cogiendo. Sentía muy abierto mi culo, ya que la verga del taxista se había encargado de dilatarlo de manera monstruosa. "¡Voy a acabar puta!" –me dice, se toma de mi pelo y empieza a moverse con más fuerza, presa de su verga y de mi calentura acabé deliciosamente una vez más. Cuando él descargó su semen en mi agujero, sentí tanto placer que le rogaba que no la sacase hasta que no salía nada de su verga. Se quedó quieto hasta que sentí que ya se había vaciado por completo, después de nalguearme con fuerza me ordena que me vista, le obedecí y le pedí irme con él en el asiento del copiloto. Me senté a su lado y en cuanto emprendimos la marcha empecé a acariciar su entrepierna, para mi sorpresa su verga se había puesto dura otra vez. Lo masturbé todo el camino, quería sentir su semen tibio en mi mano y comerlo, aunque mi culo rebosaba de semen. Antes de llegar a destino acabó y su semen escurrió en mi mano, lo lamí y me lo comí completo, puse la mejor cara de puta y le dije que me cogió deliciosamente. Al bajar del taxi él me dijo: "Eres una buena puta, te iría muy bien si quisieras". Sonreí y entré a casa más excitada que antes.

Después de dejarme el taxista en la puerta de mi casa, me desnudé y me metí rápido a la cama, saqué un vibrador, y me lo metí pensando en que yo era una prostituta complaciendo a mis clientes tuve un orgasmo fenomenal, entonces me dije a mi misma: ¿Por qué no? Esperé mis vacaciones, y entonces me fui preparando mientras tanto, comprando medias, minifaldas, pinturas y demás cosas. Al llegar mis vacaciones, como a eso de las 10 de la noche me empecé a arreglar, de manera que me viera como una de esas chicas de la calle, entonces tomé mi auto y por una de las calles aledañas me estacioné y me dirigí caminando hacia la calle donde estaban todas las prostitutas. Entonces al llegar enseguida me rodearon tres de ellas y me dijeron que ahí no me podía quedar por que era su zona. Entonces les dije que yo venia de fuera y que solo quería completar para comprar un pasaje de vuelta a mi ciudad, que no fueran malas y me dejaran trabajar. Después de estar discutiendo un rato dijeron que estaba bien si les pasaba el 30% de lo que ganara, les dije que si.

Llego mi primer cliente, era un tipo viejo y feo, me dijo que cuanto le cobraba por solo una mamada, entonces le di el precio, él dijo estaba muy elevado, pero que la a las otras ya las había probado y que pagaría. Entonces con gran nervio me subí a su auto, le dije a que motel iríamos, él se rió y dijo que no, que se lo hiciera en el auto. Buscó un lugar oscuro y se estacionó, entonces se bajó el cierre y sacó su pene, me tomo por el cuello y me bajó. Primero le empecé a pasar mi lengua por su glande y después me la metí mientras le acariciaba los testículos, pero solo duro un instante, y me dijo no quiero mancharme así que trágate todo. Al terminar de decir esto mi boca se lleno de semen y empecé a tragarlo todo hasta que la verga quedó totalmente flácida y totalmente limpia. Entonces me fue a dejar al lugar donde me había encontrado. Al llegar al lugar tuve que repartir mi dinero, con las otras para que me siguieran dando chance de trabajar. 

Entonces me dirigí a la orilla de la banqueta y después de un rato se paró un coche, era una pareja marido y mujer, él me dijo cuanto les cobraba por atenderlos a ambos. Les di el precio, sin decir nada me pagaron me subí al coche en la parte delantera, en medio de ellos. Entonces la mujer, me metió la mano entre las piernas y me empezó a masturbar, llegamos a unos departamentos y entramos, fuimos a una habitación nos desnudamos los tres y ella se recostó, él me empujó hacia ella y le empecé a chupar su clítoris, mientras ella le chupaba la verga a quien supongo era su marido. Después de un rato cambiamos de posición, entonces él la penetró, gemía tan rico mientras me lamía la concha, él se la metía con fuerza, que ella apenas podía seguir jugando con sus lengua en mi clítoris, estaba tan caliente que me imaginaba que me la estaba metiendo con esa brutalidad. La hizo acostarse en el piso y me dijo que me sentara en la cara de ella, así lo hice y me empezó a chupar deliciosamente. Siguió metiendósela de manera perversa. Al fin fue mi turno, pero me dijo que me pusiera en cuatro, sin decirme nada me la metió por el culo, arrancándome un grito de dolor. La manera perveesa que le comía la concha a la mujer me hacía sentir una putita hambrienta de lujuria, le pedía que no parara de darme por el culo. Las dos a la vez caímos en un intenso orgasmo, pero él no se detuvo para seguir follando mi culito. Cuando lo sacó dijo que estaba a punto de acabar, así que nos ordenó ponernos de rodillas y se empezó a masturbar y lanzó largos chorros de semen, en la boca de cada una. Después entre las dos lamíamos su verga, terminando en un gran beso entre ella y yo, compartiendo el poco semen que nos quedaba en la boca. Me vestí y me fueron a dejar a la calle donde me recogieron. De nuevo repartí parte de mis ganancias con las demás.

Me encontraba exhausta, mi culo palpitaba y mi vagina seguía mojada, tenía pensado tomarme un minuto de relajo cuando llego un auto con cuatro tipos, la típica pregunta del precio pero por una fiesta privada para ellos. Entonces les di el precio y me dijeron que me darían el doble pero a condición que hiciera todo lo que ellos querían. Mi morbo creció y la calentura también. Les dije que estaba bien, pero si me daban un poco más de dinero. "¡Salió negociante la puta!" –dijo uno. Se pusieron a hablar entre ellos y me dijeron que si. Me subí en la parte de atrás del auto con dos de los tipos, yo me imaginaba que ahí iba a empezar todo, pero ni me tocaron. Llegamos a una casa en las cercanías de Maipú. Entramos y me llevaron a una habitación, uno de ellos me empujó a la cama, al darme vuelta vi que todos se estaban desnudando, yo no sabia que hacer me quede inmóvil, vi que todos tenían unas vergas deliciosas. Entonces uno de ellos se me acercó y me dijo desnúdate, yo lo hice rápidamente, no quería hacerlos esperar. Se acerca a mí y puso su verga a la altura de mi boca y me dijo que se la agarrara, así lo hice. Entonces me dijo: "¡Escúpela puta!". Se la escupí y deslicé mi mano por ella. "Ahora trágatela!" –me ordenó. De un solo golpe me la metí a la boca, mientras los otros por turnos, me pellizcaban los pezones y me metían sus dedos en la vagina.

Al que se la estaba chupando, me la saco de la boca y se dio la vuelta poniéndome sus nalgas en la cara y me dijo: "¡Lámeme el culo!" Nunca había hecho una cosa así, pero como dicen por ahí: "Siempre hay una primera vez". Lo hice, le pasé la lengua por todo su ano. Confieso que fue algo demasiado excitante, escucharlo gemir cuando mi lengua recorría su agujero. Después me pidió que le metiera la lengua en el ano, el tipo gemía al sentir como la punta de mi lengua se metía, no contento con eso me dijo que le metiera dos dedos en el culo. Eso fue alucinante, perverso y excitante. Uno de ellos me empezó a escupir en mi vagina y empezó a tratar de meterme todos los dedos de su mano en mi conchita, me dolía. Le dijo al otro que le estaba metiendo los dedos que era tiempo de follarme. Hizo que me sentara en su verga y me la clavé hasta el fondo, entonces otro se puso de frente de mí y con mucha fuerza, también me la metió, tenia dos vergas dentro de mi vagina. Me dolió al principio la verdad es que al principio, pero después mi vagina se dilato que fue algo placentero. Estaba al borde del orgasmo, quería que siguieran dándole duro a mi conchita. "¡Sigan, no paren!" –les decía. Los otros dos estaban mirando y masturbándose. Entonces les dije: "¿Se van a quedar ahí? ¿No querían una puta para entretenerse? Saquen provecho de lo que pagaron". Se acercaron y se pusieron a mi derecha e izquierda, tenía sus vergas a mi disposición. Los empecé a masturbar y a altenar entre ellos para chupárselas. Me sentía en la gloria, estaba siendo lo que tanto odiaba y a la vez deseaba. Ya no me pude resistir y acabé para satisfacción de mis clientes. 

Los otros sacaron sus vergas, era el turno de aquellos a los que se la estaba chupando, uno se tumbó y me le subí en horcajadas, mientras el otro me la metió por el culo. ¡Que divina sensación! Se empezaron a mover de forma bestial, yo gemía de placer. Los otros dos se pusieron frente a mí, entonces me turnaba en chuparles la verga. Otro orgasmo me sacudió con violencia y me quedé quieta intentando recobrar el aire, pero ellos no me darían descanso. 

Uno fue por unas pinzas para ropa, la que colocó en mis pezones. ¡Cómo apretaban! Me dolía pero me gustaba. Así con las pinzas apretándome me pusieron contra la pared dándoles la espalda y uno a uno me follaban el culo, no sin antes nalguearme para dejar sus manos estampadas en mis nalguitas. "¡Eso, nalgueenme fuerte!" –les decía. Recordaba al viejo del taxi mientras lo hacían y mi vagina rebosaba por ese excitante recuerdo. Me tiraron al piso y me ordenaron ponerme de rodillas. "¡Abre la boca zorra!" – me ordenó uno de ellos. Uno a uno empezaron a eyacular, el semen me escurría de la boca, no podía contener tanto semen, me bajaba de la boca, por el cuello, las tetas e incluso llegaba a mi vagina. ¡Una lujuriosa experiencia! por toda la cara, por mis senos, e incluso goteaba por mi vagina, fue descomunal. Entonces uno de ellos dijo: "¡Creo que a esta putita le hace falta un baño". Me llevaron al baño y me sentaron en la tina, entonces uno de ellos apuntando su verga mi cara me empezó a orinar. Nunca había sentido eso, pero no se porque abrí mi boca para que los chorros de orina entraran en ella. Todos se unieron y me orinaron. No niego que fue algo placentero, ya que mi calentura no me dejaba pensar con claridad. Me pagaron muy bien, estaba cansada, dos de ellos me fueron a dejar a esa concurrida esquina donde me encontraron. De nuevo repartí el dinero entre mis compañeras ya de trabajo. Las que prácticamente estaban ganando dinero a expensas mías. 

Me quería fumar un cigarrillo para recobrar fuerzas, pero no tuve tiempo. Al dar la vuelta vi que un coche súper elegante se estacionaba y me llamaba, me acerque y le pregunté: "¿Qué servicio quieres?". Me respondió: "Tengo un amigo que le hace falta satisfacerse. ¿Cuánto me cobras?". Le di el precio y me dijo: "Te doy cuádruple por que mi amigo es muy especial". Entonces me subí al coche y al llegar a lo que supongo era su casa, entramos y me dijo: "Voy por mi amigo, siéntate". Me senté, me puse cómoda, cuando de repente entró él con un Gran Danés gigantesco y me dijo: "¡Aquí está mi amigo". "¿Estás loco? ¡No haré tal cosa!" –le dije., yo le dije. Me miró por unos segundos y me respondió: "Acordamos un precio, tú eres una puta". "Sí, pero eso no quiere decir que voy a dejar que me coja un perro. ¿Tienes mierda en la cabeza?" –le dije enojada. 

Ofreció pagarme más por el servicio, ya que siempre que su perro entraba en celo buscaba una hembra humana para satisfacerlo. Acepté, no por el dinero, sino por hacer más vívida mi experiencia. Me desnudé y me recosté junto al perro que se encontraba en la alfombra echado, empecé a acariciar con suavidad su verga, tenía miedo de cuál sería su reacción al sentir que invadía su espacio. Permaneció quieto sintiendo como mi mano estimulaba su miembro, en unos instantes salió la punta de la verga de su funda peluda, mi boca y mi vagina se humedecieron al ver cómo crecía en cada estímulo. Me incliné y me la metí a la boca, el perro creo que estaba más que acostumbrado a que se la chuparan ya que se dejó como un cachorrito. Firmemente tomada de su verha se la chupaba y él jadeaba, parecía disfrutarlo tanto como yo.

El hombre me ordenó: "Ponte en cuatro". Obediente a su voz me puse como lo indicó, el animal se acercó y olió mi vagina metiendo su nariz y rozando mi clítoris, gemí de placer, pero lo que más me hizo gemir y tener un orgasmo al instante fue cuando su lengua se deslizó por mi sexo. Gemía y me retorcía en el piso, mientras el perro saciaba su sed con mis fluidos. El hombre miraba la escena sentado en un sillón y bebía un vaso con whisky, no perdía detalle, estaba con sus ojos clavados en mí y de vez en cuando levantaba los ojos para observarlo y mostrarle lo mucho que estaba disfrutando. Su mirada me atraía y me ponía caliente aún más, lo que me hacía sentir el perro con lengua era algo que jamás había sentido y que me tenía presa de un placer incontrolable.

Después de unos minutos de intenso placer, ese gigantesco Gran Danés me tomó de la cintura y apuntó su verga a mi vagina, entrando de golpe y con movimientos frenéticos me penetraba con fuerza. Sentía como esa verga roja y brillante se metía en lo más profundo de mi vagina, estaba perdida en el éxtasis cuando un dolor inmenso se apoderó de mí, sentí como una bola casi como un puño se metía y me desgarraba por dentro. Acababa de quedar pegada al perro, se giró y quedamos en direcciones opuestas. me acababa de abotonar con el perro, de vez en cuando caminaba y me arrastraba, me gustaba como mi vagina estaba presa de esa enorme verga, se sentía demasiado rica llenándome. El hombre se acercó y puso una silla frente de mí y sacó su verga. "¡Chupa perra!" –me ordenó. Se la empecé a chupar de manera perversa, ya no podía más de placer y caí en las manos de otro orgasmo que me hizo estremecer por completo. No dejé ni un segundo de chupársela, ya qué era demasiado lujurioso el momento que estaba viviendo. 

Llevaba casi veinte minutos pegada al perro y los orgasmos eran incontrolables. El hombre acabó en mi boca de manera abundante, tanto que casi me ahogaba con su semen, pero una buena puta no desprecia nada y lo tragué completo. De pronto la verga del perro empezó a palpitar, sentí los chorros calientes de su esperma vaciarse en mi interior. "¡Mierda, otro orgasmo!" –dije entre gemidos. Después de unos instantes, se empezó a safar de mí, al sácamela completa, chorros calientes de semen animal salieron de mi vagina, era como si me estuviera orinando. ¡Qué dulce experiencia! Fue muy satisfactorio, aun no sé porqué. "¡Has sido una buena perra!" –dijo el hombre. Me pagó y me vestí satisfecha. Esa noche había cogido como nunca. "¡Mereces cada peso!" Mi amigo debió quedar contento con tus servicios" –dijo. Nos subimos a su coche y fuimos a la esquina perversa dónde estaba. Les di parte lo que había ganado, no les dije que había recibido mucho más. No era cosa de dinero, era solo por la sensación de ser puta al menos una vez.

La mañana llegó, estaba exhausta. Caminé hasta donde había dejado mi auto y me fui al departamento. No tenía fuerzas ni para darme una ducha, me tiré en la cama y dormí casi todo el día. Las noches siguientes fueron igual de intensas y realmente placenteras. Me di cuenta que había ganado bastante dinero, incluso más que en mi trabajo habitual. Ya estaba de vuelta en mi realidad y extrañaba esas noches de perversión y lujuria. 

En una de las noches que regresaba a mi casa pasé por esa calle y detuve mi auto, ahí estaban las tres ex colegas con las que compartí mi "trabajo extra". Detuve mi auto y se acercaron, cuando me vieron pusieron cara de sorpresa. "¿Parece que te quedó gustando el trabajo?" –me preguntó una de ellas. "Claro, veo que lo pasan bien y a mi el sexo me encanta, pero tengo una propuesta para ustedes" –le respondí. "Si es interesante puede que nos interese" –dijeron. "Cómo se dan cuenta no necesitaba volver a ninguna parte, la idea era experimentar lo que ustedes sentían en sus noches de trabajo habitual, por eso les pedí permiso para experimentar y cada noche fue en un sitio diferente" –les dije. Una de ellas me preguntó: "¿Eso que tiene que ver con nosotras?". "¡Todo! Vivo sola y pensé en que juntas podríamos ocupar mi casa para atender clientes. Si ustedes aceptan, mañana mismo renuncio a mi trabajo y empezamos ya. Supongo que tienen clientes habituales y claro yo conseguí algunos también pero que no he atendido" –les dije. Después de un momento de pensarlo, las tres respondieron: "¡Está bien! ¿Nos cobrarás y cuánto?". "El 20% de lo que ganen con cada cliente, ofreceríamos un servicio discreto y obvio captariamos clientes nuevos" –les dije. "Aceptamos" –dijeron al unisono. "Subanse y vamos a mi casa, esta noche yo pago sus atenciones" –les dije. 

Ustedes podrán imaginar lo que sucedió esa noche, todas las cosas perversas y sucias que su imaginación les permita fue lo que hicimos. La siguiente noche no paramos de atender clientesz ahora el "negocio" y creo que debo ir a las otras esquinas en las que estuve para reclutar más putas.



Pasiones Prohibidas ®


6 comentarios:

  1. Infierno L©Fiorella de Mr. P31 de mayo de 2023, 8:16 a.m.


    Ufff ja ja ja Después de lo otro😈😏🤭 y esto, difícil darte una opinión solo critica jajaja
    Que rico relato la verdad, me encantó de todo a todo.
    Desde la primeras lineas es deliciosamente excitante
    La sensación resultante
    Bueno, tu sabes...pero es muy rico terminar con la humedad en la entre pierna y el sexo palpitante.
    Sentir El fuego intenso de la lujuria
    Al despertar los demonios.
    Delicioso Mi Perverso



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  2. Que buen relato caballero y muy interesante 🔥🔥🔥una fantasía que desearía cumplir.

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  3. Buenisimo relato
    5 estrellas
    Me encanta el emputecimiento natural de una chica
    Es una fantasia perfecta para llevarla a cabo con una linda sumisa
    Por cierto, mis saludos a ud y su propiedad
    Gracias por estas historias.

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  4. Rico relato muy exitante
    Gracias Caballero

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  5. Ufff que relato tan excitante, me encanto, tan bueno y fascinante como todos los que ha creado Mr.P

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  6. Waoo q exquisito relato más perverso y ser tratada como una puta mmmmm demasiado ricoo
    Felicitaciones 👏 Caballero como siempre

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