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lunes, 29 de mayo de 2023

10. Simplemente Pamela 2


Es muy difícil aceptar cuando se llena la cabeza con tanto morbo, y creo estrictamente que debido a eso, me pasó por la noche el sueño mas extraño que haya tenido hasta hoy. Además, completamente influenciada por la serie de zombis que vi antes de dormir. Recuerdo perfectamente estar corriendo por mi vida entre las calles llenas de cuerpos mutilados y vehículos arrumbados con algunas de sus puertas entre abiertas, corría escuchando como los muertos vivientes deambulaban y hacían esos ya conocidos ruidos guturales mientas arrastran los pies. Me costaba trabajo correr debido a un jeans azul cielo que amo con fervor, y una blusa blanca, tenis no recuerdo; pero en mi cabeza el jeans me apretaba y creo que fue por lo que me pasó en casa de Ale con el bikini.


Encontré una puerta abierta de unos departamentos horribles y no dudé en entrar, como podrán imaginarse todo estaba oscuro, completamente, lúgubre y en mi cabecita loca podía oír gritos a lo lejos. Subí rápido tocando algunas puertas mientras me escabullía por las sombras, había ruidos fantasmales y espantosos; entré en una habitación con ropa y mil cosas por todos lados, como si hubieran robado aquella casa, alcancé a ponerme boca abajo junto a la cama, había una ventana que parecía estar en un piso alto. Por debajo del colchón pude ver como entraban un par de zombis, mi corazón se puso como caballo desbocado, era horrible la sensación de ser comida por ellos, ¡Ay Pamela! ¿A quién se le ocurre ver series de esa clase antes de dormir? –pirnso ahora que escribo.


Para mi tranquilidad pude ver como caían en pedazos y entraba detrás de ellos un joven hermoso y me decía: "¡Quédate ahí! No pasará nada, ¡yo te cuídate! Cuando uno de los zombies se abalanzó sobre él y ¡lo mordió! ¡No podía creerlo! Mi salvador estaba por ser devorado frente a mí. Traté de gritar pero no salió un solo gemido de mi garganta y fue entonces que entro un zombie gigante, enorme con pedazos de piel fuera de su lugar y harapiento. Gruñó espeluznantemente, yo me eché boca abajo nuevamente y me tapé los ojos. De pronto, solo escuché como se acercaba y claramente escuché una cremallera. ¡Esperen! ¿Qué está pasando? Giré por encima de mi hombro y ahí estaba aquel zombie con un miembro proporcionalmente a su descomunal tamaño, traté de gritar nuevamente y solo alcancé a ponerme con las manos en los oídos y cerrar los ojos, ¿Qué me pasaría? Sentí como me caía encima y claro en el sueño no hacia falta que me quitara la ropa o me invitara chocolates, pude sentir un gran dolor tipo calambre en mi trasero, quiero pensar que algo así debe sentirse cuando una es ensartada por un gigante (que equivocada estaba); no podía moverme pero escuchaba como azotaba su cadera contra mi trasero. Me tenía tomada con fuerza y me penetraba violentamente. En mi sueño me escuchaba gemir de manera desesperada, cada vez era más brutal, me dolía y mi culo palpitaba. ¡Mierda! De recordarlo me humedezco e imagino otra vez como ese zombie me daba por mi culito. El chico que había sido mordido en mi sueño se transformó ante mis ojos y al ver cómo el otro mounstro gigante me estaba cogiendo con fuerza, bajó el cierre de su pantalón y sacó su verga para meterla en mi boca. 


Mi culo y boca eran follados con brutalidad por esos dos engendros que solo buscaban saciar esa lujuria bestial que ambos tenían. No sabía porque se comportaban así, lo normal era que trataran de devorarme y dejar mi cuerpo sin vida, pero me estaban devorando de la manera más perversa y exquisita. De pronto, el que estaba taladrando mi culo se detuvo, el que follaba mi boca se tumbó en el piso y me subí encima de él para que penetrara mi vagina. El otro se puso a mi lado y colocó su miembro en mi boca. Estaba en éxtasis en mi sueño, ya que se estaba cumpliendo una de mis fantasías. No sé cuánto estuve chupando esa descomunal verga pero se acomodó detrás mío y me la ensartó otra vez en el culo. Estaba presa de los orgasmos, al grado de babear cómo una perra en celo. Sincronizados, ellos acabaron a la vez llenando mis agujeros con su semen, el que escurría ya que lo hicieron de manera abundante. En mi sueño desaparecieron después de cumplir su cometido y quedé exhausta, con el culo y la vagina palpitando. Desperté. Fue de lo más extraño, pero más saber que desperté húmeda y tal como me sentía en el sueño. Cómo si hubiera sido real. No sé cuanto habrá durado mi sueño, lo que si se es que nunca volví a soñar nada así.


Pasaron los meses y cambié el guardarropa sin pensarlo. Además, mi tía y mamá estaban orgullosas de mis caderas, que si eran las de la familia, las de mi tía, o las de mi mama, incluso de mi abuela de joven, que como era posible que tan joven tuviera esas curvas. En fin, mis amigas y yo entramos en cambios a simple vista, sin contar los hormonales. Con Alexandra éramos las más experimentadas en cuanto a sexo, mientras las otras no pasaban de simples manosradas furtivas y una que otra masturbación cuando estaban solas. 


El cole se hizo muy divertido, Las competencias este año no fueron tan simples y sufrimos varias derrotas incluso continuamente. Lucia a pesar de ser la menos voluptuosa consiguió un novio que conoció en casa de una de sus primas, un buen chico, muy alivianado y creo que eso la desconcentró de nuestros entrenamientos. En fin, todo transcurrió de manera “normal “creo yo, Además, cada una de nosotras encontramos en nuestros ratos libres a medir los “bultos” de nuestros compañeros, a charlar y alucinar con quien será mejor usando su herramienta. También aprendimos que muchos presumían de su exagerada experiencia en el sexo, y de sus descomunales miembros, obvio no era cierto para nada.


Salí con mi grupo de amigos varias veces desde que nos dejaron salir “solas” con ellos, y la verdad acepté un par de invitaciones de dos que me atraían mucho, lo que no supe en esos momentos es que eran muy dulces y eso no me llenaba, me hacían perder el interés, a grado de dejarlos en visto cuando me mandaban mensajes. Si, definitivamente me convertí en Cruela, y la mayoría me vio inalcanzable. Pero por supuesto que aunque sabía en que me había convertido no tenía idea por que nadie me llenaba. Creo que las experiencias anteriores valieron verga desde que estuve con Eugenio y don Pedro, hombres de verdad, que no solo se conformaban con una mamada, sino que iban directo por lo que querían y lo tomaban sin importar nada. Hombres que sabían satisfacer los oscuros deseos de una mujer y no niños que jugaban a improvisar. 


Constantemente tuve sueños eróticos donde era sometida, y claro que ya no por zombies gigantes, nada tan extraño como eso, pero en su mayoría fueron sueños de sometimiento, me llenaban de morbo y deseo. Obviamente no entendía mucho, de verdad, hasta vergüenza tuve conmigo misma algún tiempo. Eran como decimos mis amigas y yo, “gustos culposos” y por supuesto que me gustaba y me asustaba, pero como nadie lo sabia, pues ese gusto bastante culposo se quedaba ahí, en mi cabeza y la humedad de mi entrepierna.


Era jueves, para variar una de esas tardes en las que acabamos mis amigas y yo en cualquiera de nuestras casas. Salimos temprano del colegio y pasó el papá de Jaqueline o como le decimos “Jaqui” y nos invitó a comer a Karla, a Ale, obvio a Jaqui y a mí, Lucia evidentemente estaba con su novio. El papá de Jaqui es un señor viudo de unos cincuenta años, no lo sé, siempre trabajó en la política, creo que es una tradición familiar, ya que el abuelo de Jaqui en sus mejores años fue Gobernador, diputado, incluso estuvo de embajador en un país europeo. En fin, era un tipo bien vestido, con buen gusto, aunque no guapo, su seguridad lo hace atractivo, Nos llevó a un restaurante de carne en espadas muy conocido en mi ciudad, un lugar muy lindo, pero mejor aun son sus ensaladas y salsas. Karla y Ale comieron como si nunca hubieran ido. "Se van a poner como vacas si siguen a este ritmo" –pensé. Al cabo de un par de horas nos fuimos a la casa de Jaqui, Alexandra de plano se cambió el uniforme en la camioneta de Don Agustín (papá de Jaqui). Se abrió un portón eléctrico de hierro que denota ser muy pesado, enmarcado por unas columnas altas de cantera, basta decir que una casa realmente hermosa. 


"¡Bajense niñas, vayan adentro!" –exclamó don Agustín. Ya no corrimos como lo hubiéramos hecho un par de años antes, como las niñas que éramos, pasamos a cambiarnos los uniformes Karla y yo, cuando vimos a Pepe el hermano de Jaqui comprendí por que Ale se cambió antes, la muy zorra quiso verse bien desde que se bajó de a camioneta. Un codazo bien puesto en las costillas de Alexandra la sacó de balance a mi guapa amiga. "¡Ay!" –se quejó sordamente. "¡Idiota! ¡Eres una maldita!" –me dice riendo. Le respondo al oído: "Y tú eres una putita". Nos reímos con una carcajada. ¡Quieta zorra! Te estoy viendo" –dijo Jaqui a Alexandra. "Hola niñas ¿Qué les pasa?" –dijo y preguntó Pepe. "Nada, solo que creo que a la Chiquis y a Ale les pareces cogible" –respondió Jaqui. "¡¿Qué?! ¡No, no! ¡No es cierto!" –exclamé con vergüenza y risa casi a flor de piel. Al mismo tiempo que recibí un empujón de Ale, "¡No hables por todas Chiquis!" –dijo Ale con ese tono de zorra que le sale natural. "¡Sínicas y zorras!" –dijo Jaqui. "Están loquitas" -concluyó Pepe. "Se quedan en su casa" –nos dijo educadamente y partió después de despedirse de su papá que aun estaba en el patio hablando por teléfono.


"Vamos a mi cuarto y nos acostamos un rato" –diko Jaqui. "¡Ok!" –contestamos Ale y yo, reímos como locas acostadas mientras escuchamos reggaetón; después de un rato Jaqui se metió a su baño y no salía, supongo que estaba mensajeándose quien sabe con quien, como no salía dejé a Ale acostada y fui al baño que está entre el cuarto de Jaqui y el cuarto de TV, qué más bien es una sala de cine. Pude escuchar a don Agustín bebiendo y al teléfono aún, pero ya se le notaba un poco el efecto del alcohol, arrastraba un poco sus frases y su sentado no tenia nada de estilo. 


 Fui por Ale y Jaqui para ir a ver una película cuando salí del baño. "¡Sí, genial! Por fa, quiero ver la de la muñeca diabólica" –exclamó Ale. Martita, una señora adorable que siempre ha estado en la familia de Jaqui nos subió refrescos, palomitas y algunas otras cosas para comer, hasta cobijas para el frio. Estábamos en un jueves hermoso con mis amigas a punto de ver una peli de terror. Hay tres líneas de asientos muy, pero muy cómodos para disfrutar de la pantalla, la verdad si quiero una sala como esta en mi casa algún día. Nos sentamos juntitas Jaqui a la izquierda dejando tres lugares vacíos a su izquierda, luego Ale, y yo, dejando un lugar vacío a mi derecha. Estábamos aterradas a pesar de haber visto la película, y nos abrazábamos como locas. Como a media película o un poco más subió don Agustín y se sentó a mi lado. No puse mucha atención hasta que me abrazó desde su asiento y me preguntó: "¿Qué? ¿A poco si da miedo la película?". "¡Ay, sí don Agustín! ¿A usted no? Le pregunté. "Pero para nada. ¡Vente pa´ca´!" –dijo. Me llevó hacía él tomándome con una mano de mi muslo y la otra de la espalda con mucha facilidad, "¡Ay, pero que fuerte!" –exclamé en voz baja. Sin soltarme del muslo puse mi mano sobre la suya, esperando que me soltara sin suerte.


"Don Agustin, deje me tapo por que hace frio por fa" –le dije en voz baja nuevamente. "¡Ah claro, tápese mija!" –me dijo. Entonces me llego el olor a alcohol muy claramente. Se tapó junto conmigo, me tomó con fuerza de la entrepierna y sentí calor justo en mi estomago, me tomó con tanta firmeza que deje abierta mi pierna derecha, su mano estaba justo donde empieza mi intimidad, el jeans no permitía sensibilidad, pero era suficiente su calor y grosor de su mano para que me sintiera invadida. Bajo la manta y la luz apagada, entre las luces de la pantalla navegaban sensaciones como las de mis sueños, ahí junto a mis amigas el papá de una de ellas me tocaba sin pedir permiso. Creció un morbo carcomiendo mis entrañas, aislándome de la película y poniendo todos mis sentidos en su mano izquierda justo ahí abajo. Sentía claramente como quería que abriera más la pierna pero me era imposible por los brazos del sillón. "¿En qué estaba pensando?" –me decía a mi misma. Don Agustín siempre nos vio como familia. ¿Por qué debería ser ahora diferente?


Traté de concentrarme en la película pese a mi respiración un tanto agitada y mi pecho subiendo y bajando más rápido de lo normal. "Acércate más mija" –me dijo susurrando, sin voltear a verlo solo bajé mi cadera para que pudiera abrir un poco más mi pierna, pero al hacerlo su dedo pulgar se quedó justo en donde mi jeans cubren mi vagina, inmediatamente la cabeza me hirvió, mi corazón latió como si hubiera ganado un partido de vóley. Apretó con cierta rudeza mi pierna y su dedo pulgar parecía haber ingerido la pastilla azul, estaba tieso, ¿No le dolía? A mi me daba mucha presión; empecé a sentir mucha vergüenza que se mezclaba con excitación. Mi clítoris era presionado por su pulgar y al moverlo suavemente mis ojos se cerraban, y mi respiración se mezclaba con gemidos inaudibles. Para ayudarlo en esa faena desabroché mi jeans, el metió su mano para acariciarme el clítoris por encima de mi húmeda braga. Miré a mi alrededor y mi sorpresa fue mayúscula al ver a Ale con Jaqui en la misma situación que yo, pero la que estaba teniendo esas sensaciones placenteras era Jaqui, se veía que estaba tan agitada como yo. ¡Qué ganas de saber lo que pasaba debajo de la manta! Pero sin duda que Ale estaba jugando con ella y su vagina.


Con mi jeans desabrochado don Agustín tenía la libertad de explorar mejor mi sexo y obvio no se quedó solo con rozar mi vagina sobre mi braga, metió su mano y me dijo: "¡Qué rica conchita tienes Chiquis!". Sacó su mano para lamer sus dedos y saborear mis fluidos, fue excitante verlo. Yo estaba casi acostada en el sillón, tome su mano y le dije que me metiera los dedos. Eso fue casi una sentencia de muerte, estaba sentenciada al placer, ya que sus dedos eran gruesos y fueron dos los encargados de torturarme con velocidad. Intentaba contener mis gemidos pero me era casi imposible, cada vez el mete y saca era más rápido. Podía ver cómo con su otra mano hacia subir y bajar la manta, se estaba masturbando como un endemoniado, de la misma forma que lo hacía conmigo. Mordia mi labio y respiraba agitado. ¡Qué rico! –decía en mis adentros. Tenía una ganas locas de tener su verga en mi boca, no solo eso, quería que me follara sin importar que Jaqui y Ale nos vieran. Estaba presa en mis pensamientos lujuriosos, hasta que al fin pude acabar aferraba a los brazos del sillón, sentía que mis piernas temblaban y mi vagina palpitaba de placer. Después de unos minutos para recomponerme, le susurré: "Voy al baño". Me levanté como pude y salí; estaba muy excitada, no sabia de que forma. ¿Sexual? ¿Avergonzada? ¿Asustada? Era obvio que quería más. Era espantoso sentir todo eso a mi edad, no sabia como manejarlo, pero creo que a partir de ese momento usaría ropa tan ajustada y trataría de mostrar las caderas y verme como una puta ante los ojos de los hombres mayores, ya que confirmé lo que causaba mi cuerpo en ellos. Después de unos minutos de estar parada frente al espejo en el baño decidí regresar, no sin antes quitarme las bragas y darle más libertad a don Agustín, pero para mi sorpresa ya habían encendido las luces, la película había terminado. ¡Mierda! ¡Qué mala suerte! –pensé.


"¿Ya viste la hora? Me llamo mi mama que esta afuera, ¿te pasamos a dejar?" -me preguntó Ale. "¿Qué horas son?" –pregunté. Saqué mi celular y le dije: "¡Es cierto, es tarde! Ya eran pasadas las nueve de la noche, mañana era viernes y teníamos que ir al cole. "Quédense a dormir" -dijo Jaqui, -¡Sí! –casi de un brinco contesté. Aunque casi al instante pensé en que si me quedaba mi papá me mataría, ya que me puedo quedar en casa de mis amigas los viernes o los sábados, jamás en la semana o el domingo porque para él es importante que asista a clases y tenga buenas calificaciones. "Mejor nos vemos el fin de semana y planeamos algo entretenido. "Cuando quieran, por favor, esta es su casa" –dijo don Agustín mientras me abrazó con mucho cariño. Pude sentir su verga aún erecta en el abrazo, me sacó un suspiro y le susurré al oído: "Espero tenerla dentro alguna vez".


Los sueños continuaron, los sometimientos eran muy constantes, no recuerdo bien mis otros sueños, pero cuando soñaba cosas raras, sin duda eran enfermizas y muy morbosas. Había sueños que a pesar de su naturaleza ya no me intrigaban, incluso los pensaba parte del día. Empecé a buscar cosas relacionadas con la dominación y lo que encontré no solo era excitante, también despertaba mi curiosidad. Había veces que en clases fantaseaba con estar atada, amordazada y con los ojos vendados. Estar en un cuarto acondicionado para tales efectos y ser torturada hasta el orgasmo por un verdugo, quería sentir lo que veía en los vídeos, incluso busqué literatura relacionada. Así conocí a El Marqués de Sade, a Leopold von Sacher-Masoch, a Bob Flanagan, a John Norman con su saga de El Mundo de Gor, entre otros. Ser sometida y usada era no solo una fantasía sino que en cierta forma se había convertido en algo recurrente, era como si estuviera aprisionado y quisiera salir. A estas alturas ya me había definido como una sumisa dispuesta a entregarse de las maneras más sórdidas a un lujurioso verdugo con sed de sadismo. 


A fin de año varias de nuestras familias hacen reuniones para que nosotras podamos celebrar e invitar a nuestros mejores amigos, en mi colegio nos juntamos de dos salones y somos once verdaderos amigos; justo por eso se hacen varias reuniones debido a que no todos asisten a las mismas. El primer domingo de diciembre se realizo una de las dichosas reuniones en casa de Roberto uno de nuestros mejores amigos y pretendiente mío, aunque hoy creo que es más de Ale. Además, tampoco es de mi gusto, ya que es de esos que pasa pendientes de los videojuegos y esas cosas, el típico adolescente que vive y muere por FreeFire. Yo no estaba para lidiar con muchachitos bobos, prefiero un hombre mayor que me coja a su antojo y me haga sentir puta, que un adolescente que con suerte sabe dónde tiene que meter su verga. Bueno, Roberto es hijo único y sus papás son unos amores, don Flavio, y su segunda esposa doña Adriana. Deberán tener entre cincuenta y, cincuenta y tantos, tampoco lo sé, pero son personas muy amables. Don Flavio viste regularmente con sweaters de colores pastel, y pantalones casuales y zapatos raros, tiene panza y bigote, ella aún conserva buena figura aunque se nota que son de cirugías.


Esta reunión fue épica debido a las cantidades de alcohol que se dieron a los muchachos, debido a que ya estamos creciendo según don Flavio, y su frase: "¡Qué mejor que lo hagan aquí en casa!" Yo tomé un par de vasos de ron y algunos de tequila. La sensación fue espantosa, no me gusta beber pero ese día quise hacerlo como un acto de rebeldía y mostrar que puedo beber no solo jugos o refrescos. Lo demás tomaron como si fuera el último de sus días. Voy a centrarme en lo mas extraño de ese día; cerca de las dos y media de la mañana ya todos estaban en sus fiestas privadas, cada quien con su asunto y esto es por que empezamos como a las siete de la tarde de ese sábado, yo para variar estaba en la sala de juegos con Lucia, estábamos tratando de jugar billar, pero teníamos tan poca experiencia que solo platicábamos mientras tirábamos bolas de aquí para allá. De pronto, entró don Flavio "Se ve qué son muy hábiles mis niñas" –dijo riendo.


Me rei mientras me encogí de hombros. "Les voy a enseñar a jugar" –dijo. "Bueno, ya que solo sabemos que la bola blanca debe golpear a las otras" –dijo Lucia con tono de decepción. "Lo primero que deben es saber cómo deben tomar el taco. Pueden deslizarlo en el espacio entre el pulgar y el índice o bien, envolver la punta con ambos" –dijo cómo todo un maestro dando una cátedra en Harvard. Lo importante también es el movimiento de atrás y adelante, ya que le da la fuerza al golpe" –dijo tomándose su papel muy enserio. "Ah, claro, para usted es muy fácil, ya que sabe jugar y nosotros somos inexpertas" –le dijo Lucia. "No es eso, solo es práctica pero ustedes casi ni vienen para aprender" –dijo con una sonrisa. Nos quedamos viendo como él jugaba, se veía tan fácil pero para nosotras era tan imposible como intentsr refutar la Teoría de la Relatividad de Einstein. "Lucia, ven e inténtalo" –dijo. La hizo inclinarse para que diera un golpe pero el taco pasó por encima de la bola blanca, lo que me provocó una carcajada. "¡No te rías Chiquis!" –me dijo avergonzada. "El golpe no estuvo mal, pero no te concentraste en el objetivo" –dijo don Flavio. Le dijo que se pusiera otra vez en posición, pero esta vez él estaba detrás de ella guiando sus movimientos, se reclinó casi encima de ella y le ayudó a tomar el taco y le ayudó con el movimiento para regular el golpe. Por primera vez encontré el billar excitante, ya que Lucía tenía sus nalgas pegadas al paquete de don Flavio. Fue exquisita la escena cuando soltó el golpe, ya mi amiguita hizo un movimiento con su culo hacia atrás, golpeando la pelvis del maestro. Estuvieron "jugando con ayuda" por varios minutos, se notaba a Lucia que disfrutaba esos "choques involuntarios por la incercia, ya que en sus ojos se notaba un brillo que nunca había visto. Estaba excitada viéndolos, pero no decía nada, los miraba en silencio y pensando en lo afortunada que era Lucía al restregarle sus nalgas en su miembro. Me sentía tan caliente pero no quería que ninguno de los dos se diera cuenta para que pudieran seguir jugando con ese morbo que los tenía entretenidos y a mí entrepierna también. Entonces les dije que iría por algo para beber y les pregunté si ellos querían algo, don Flavio dijo que un vaso con whisky y Lucia dijo un jugo. Salí de la sala de juegos y los dejé solos.


Salí de la sala de juegos directo al baño, estaba tan húmeda, tan deseosa, que sin pensarlo dos veces me bajé el jeans y las bragas. Sentirme húmeda me calentaba mucho más, mis dedos empezaron a jugar hábilmente en mi vagina. Gemidos que eran contenidos por mi mano libre empezaron a salir mientras masajeaba mi hinchado clítoris. Me miraba en el espejo y por primera vez ví mi cara de putita al masturbarme, estaba encantada, me gustaba como me veía; había una mezcla de lujuria y sensualidad en mi rostro. Mis fludos salían a raudales tibios de placer. Me apoyé en el lavamanos y me dejé llevar, mis dedos se perdían en el interior buscando intencionalmente el placer. No despegaba mis ojos del espejo, mi cabello estaba en mi cara y mi boca abierta gimiendo. Maldito placer, era su esclava y me tenía al borde del abismo. Sentía como mi cuerpo temblaba y mi respiración se agitaba más, cada segundo que pasaba era una eternidad y sabía que era cosa de tiempo para llegar a ese precioso orgasmo. Al fin se aproximaba con pasos agigantados, mi cuerpo estaba dispuesto a dejarse llevar por el éxtasis; entonces dejé que el placer se materializara. Cada fibra de mi cuerpo vibraba al ritmo de mis agitados gemidos, así como a los palpitos de mi sexo. "¡Oh, por Dios!" –exclamé, ya que fue demasiado intenso. En mis ojos había satisfacción y lujuria, mi vagina ardía mientras mi respiración buscaba estabilidad. Mojé mi rostro, arreglé mi cabello y salí del baño en busca del whisky y el jugo para llevarlos a la sala de juegos.


Al llegar con las bebidas en las manos mis ojos casi se salieron de su orbita. Lucia estaba sobre la mesa de billar desnuda apretando sus pechos y don Flavio estaba hundido en su concha. Sentí en mi vagina una punzada fuerte que casi me hace soltar los vasos. "¡Vaya suerte de esta zorra!" –pensé. Sus gemidos eran suave pero si calentura feroz al sentir como la lengua de don Flavio acariciaba su clítoris con perversión. Él se detuvo y bajó sus pantalones. Acomodó su verga y se la ensartó completa. Ella gimió más fuerte cuando sintió que el cuerpo de don Flavio golpeó contra el suyo. Tomó las piernas de mi amiga y las puso sobre sus hombros y empezó con un frenético mete y saca que hacía gemir deliciosamente a Lucía. Verlos coger me estaba poniendo caliente, era inevitable. Dejé los vasos en el piso y me dediqué a observar entre las sombras, escuchar a Lucía gemir desesperada era de lo más sensual y pedirle que le diera más fuerte, me hacía tener espasmos en todo el cuerpo. Estaba tan concentrada viendo y recorriendo mi cuerpo que no me importaba si era vista por ellos o por alguien, solo quería calmar ese fuego ardiente en mi vagina. Me desabroché mi jeans y metí mi mano entre las bragas, estaba húmeda otra vez, mis dedos se deslizaron hasta la entrada y sin pedir permiso entraron. Don Flavio hizo que Lucia se apoyara en el borde la mesa y se la metió con fuerza, Lucía gritó de placer y siguió el ritmo de aquel hombre que la penetraba con fuerza, era demasiado excitante. Al fin don Flavio acabó en el interior de mi amiguita, dejándole la concha rebosante de semen. Ella se giró y se puso de rodillas para chuparle la verga y dejársela limpia. Se vistió y se sentó esperando a que volviera con las bebidas. Dejé pasar un par de minutos y entré como si nada. "Disculpen la demora, pero me quedé conversando con los chicos un rato" –les dije. Lucia bebió su jugo de un sorbo y me dijo: "Don Flavio es un buen maestro, me dejó experta en billar". "No lo dudo amiga" –le dije.


El celular de Lucas (Lucia) empezó a sonar. "¡Ay! Su galán seguramente" –dije. Salió del cuarto de juegos mientras reíamos don Flavio y yo. "¿Jugamos Chiquis?" –me preguntó después de beber un sorbo de whisky. "¡Claro!, pero apostemos por que ya soy muy buena" (obvio no) –le dije. "¿Ah si? Me parece perfecto, ¿que quieres apostar?" –me preguntó. Qué deje ir a Robert a nuestro viaje de termino del cole, ¡ya quítele el castigo!" –le supliqué. Roberto chocó el automóvil de su abuelo y lo castigaron por diez generaciones seguro. Entonces a nuestro viaje de fin de curso ni de chiste lo dejarían ir con nosotros. "¡No me digas Chiquis! ¿Sabes lo que hizo este estúpido?, tendría que apostar algo que me convenga ¿no?" –me dijo. "¡Obvio don Flavio! ¿Dígame que apostamos?" –le pregunté. "No te preocupes, solo apostaremos el si Roberto va o no, pero será con un juego que no te será tan fácil ganar. ¿Qué dices chiquis?" –me dice convencido. Al ver la oportunidad de lograr que Robert fuera con nosotros me hizo aceptar sin pensarlo. "¿De que se trata?, Haber explíqueme" –le dije intrigada, dejando ver mis grandes ojos sorprendidos por la duda. "Ven chiquis, vamos por aquí, sígueme* –me dijo. Caminamos detrás del bar en la sala de juegos, pasamos por una bodega detrás de la barra, casi no se ve, encontramos un pasillo que nos llevo a un cuarto con refrigeradores y estantes, se ve que ahí era la bodega del cuarto de entretenimiento por que estaba muy escondida y tenia una puerta hacia la parte de atrás de la mansión. Acto seguido sacó su celular y desde su equipo bajó la intensidad de la luz, quedó muy tenue, se veía poco. Mi corazón palpitaba con fuerza, no por miedo, me sentía excitada por estar ahí y pensar en todas las cosas que podrían pasar, ya me tenían casi gimiendo.


"Mira chiquis, te pondrás esto y adivinaras con los ojos vendados lo que te introduzca en la boca, si fallas ya sabes que pasa con Roberto, y si aciertas ira con ustedes ¿Qué te parece chiquis?" –me preguntó con un antifaz negro como de tela gruesa en su mano que sacó de uno de los anaqueles. "¡Claro! Suena muy fácil" –le dije casi emocionada. Aunque parece mas bien un castigo, pensaba. Había un tapete frente a mí . "Híncate chiquis, te vendare los ojos y así no podrás ver nada" –me dijo tiernamente. "¡Ok! Venga, que para luego es tarde" –le dije retándolo. Me Hinqué y puso el antifaz el cual me dejo sin ver absolutamente nada. "Chiquis, empezaremos con un par de pruebas y luego el juego ¿ok?" –me dijo. "Sí, me parece perfecto don Flavio" –contesté. "Pon tus manos detrás de tu espalda. Sin hacer trampa ¿eh? –me dijo serio "Claro, jamás le haría trampa a usted" –le contesté. Se tomó su tiempo, pude escuchar como movía cosas, también apuesto a que abrió el refrigerador, estaba muy atenta, quería ganar a toda costa. "Abre la boca chiquis" –escuché decir a don Flavio, Abrí la boca. Sentí solo que rozó apenas mi labio inferior con mucha sutileza, me hizo tantas cosquillas que cerré la boca y me tapé con la mano para rascarme.


"¡Chiquis! ¡No puedes meter las manos!" –me dijo en tono autoritario. "¡Perdón, es que me dio muchísimas cosquillas!" –le dije con tono de niña inocente. "De nuevo. ¡Abre la boca chiquis!" –me ordenó. "Bien" –contesté abriendo la boca. Sentí algo no duro, y como un pan. "¿Loj Muerggo?" –pregunté. "¿Qué dices?" –me respondió preguntando don Flavio. Saqué lo que tenía en la boca y le pregunté: "¿Puedo morder lo que me da?". "¡Ah! Mmmm, puedes pero despacio ¿ok?" –me dijo. Volví a abrir la boca, estaba excitada pensando en que momento me daría a probar su verga; no ver lo que tramaba me hacía estremecer, ya que estaba a la expectativa, deseando saborear su miembro y deleitarme con que folle mi boca violentamente. Introdujo lo que me pareció lo mismo, lo mordí con sutileza pero me llego el olor a pizza. "¿Ej pija?" –le dije mientras me la comía. Se rió por lo que dije, ya que se entendió claro "pija" en vez de pizza. "Sí chiquis, es pizza, muy bien. Recuerda que esto es prueba, se pondrá cada vez mas difícil" –me dijo con cierta emoción don Flavio, nunca pensé que se emocionara con los retos, me pareció tierno, pero igual su tono escondía algo de perverso, lo que hacía el juego más excitante. Tragué el trozo de pizza que tenia en la boca y volví a poner mis manos detrás de mi, hincada esperando lo que venia de Don Flavio. Abrí la boca, esperando con ansias, esta vez tardo unos segundos más. "¿Ya le aburrió el juego?" –pregunté. No tuve respuesta, pero a los pocos segundos pude sentir algo suave como el sabor de la crema de avellana en una cuchara, traté de no morder pero fue mu sencillo cuando pude probarla, "¡Qué delijia! Es crema de avellana" –le dije saboreando el botín obtenido. "¡Muy bien chiquis! –dijo don Flavio.


"Abre la boca niña traviesa" –me dijo. "¡Soy muy traviesa don Flavio!" –le contesté. Esta vez escuché un sonido parecido al de una cremallera abriéndose, seguido de otro sonido particular, parecido al de una lata de crema dejando salir su contenido. Pensé antes de que me diera a probar algo: "¿Qué será? ¿Se habrá decidido a darme a probar su verga?". Estaba tan caliente pensando, que no me di cuenta que estaba jadeando esperando su jugada. Sentí algo muy suave sobre algo redondo y un poco largo, como una salchicha no tan dura, solo cerré mis labios y pude chupar algo que parecía crema pastelera, pensé en morder, pero no me dio tiempo luego me paso por los labios y mi mejilla el pedazo de lo que fuera embarrándome de crema, "No estoy segura, ¿es crema pastelera?" –pregunté saboreando lo que me había quedado en la boca, pero tenia un pequeño sabor diferente. "No, esmérate más chiquis, ahora pondré algo más" –respondio. "Bueno don Flavio" –le dije. Sabía perfectamente cuál era ese sabor diferente, pero no iba a dejar que supiera que soy una zorrita que está deseosa de su verga. Otra vez me hizo abrir la boca y volví a sentir un cilindro cálido con crema, estaba segura que era pastelera, pero estaba un tanto salada Lo introdujo dos o tres veces seguidas y un tanto rápido, seguro no quería que supiera que era lo que me estaba metiendo en la boca, aunque perfectamente sabía lo que me estaba metiendo. Cerré la boca con los dientes para probar un poco mas y sentí claramente como se resbaló fuera de mi. "¡Ahhh!" –escuché que exclamaba don Flavio. Seguro sintió un pequeño dolor en su glande al chocar con mis dientes. "No, no sé –le dije con tono de niña inocente. "No te preocupes, no tenemos prisa" –me dijo con un tono de voz suave, pero rasposo. Le pedí otro intento, abrí la boca y saqué la lengua esperando saborear su verga embetunada con lo que sea. "Ok chiquis, pero esta vez no muerdas, solo chupa, por que si no sabrás mi secreto, y quiero que te sea más difícil" –me dijo en tono de orden. Asentí con la cabeza, mi boca estaba abierta y mi vagina demasiado húmeda, tanto que mi braga se pegaba. Ahora sentí algo muy duro, pero cálido también, con un poco de crema de avellana. Su verga dura, deliciosa. "¡Esta vez no puedo equivocarme!" –le dije. 


Me introdujo una especie de dedo grande, dos tres veces, cuatro y parecía limpiarse la crema de avellana con mis labios, boca, yo apresurada chupaba lo más que podía. "¿Qué es esto tan rico?" –pregunté con la boca llena mientras metía y sacaba un cilindro que estaba embarrado de la crema de avellana. Él no decía nada, pero sabía que se estaba cogiendo mi boca como un enfermo, tenía unas ganas locas de tocarme y que se diera cuenta al fin que sabía perfectamente lo que estaba chupando, pero eran sus reglas y su juego, si él era feliz sintiendo que yo no sabía nio haría bajar de golpe y que el juego terminara "¿está haciendo trampa don Flavio? ¡No por favor! Solo quería confundirme. ¿Es crema de avellana" –volví a preguntar con la boca llena, "Chiquis, sigue, sigue" –me dijo como si estuviera cansado (gimiendo) igual que yo. "¡Qué divertido!" –le dije. Sacó de nuevo su cosa, y le puso más crema. De verdad él no quería que supiera que me estaba metiendo la verga a la boca, yo solo me hice la inocente para que no se arrepintiera de jugar perversamente conmigo, aunque era yo la que jugaba con él en ese momento. "¡Abre la boca chiquis y chupa, chupa con más fuerza!" –me ordenó con un tono raro. Estoy segura que era intentaba contener sus gemidos al hablar, era tan excitante oirlo así de agitado.


Esta vez sentí mucho mas grande y duro, pero muy cálido y embadurnado de crema, solo que al chupar con fuerza durante varios minutos, sentía ahogarme un par de veces cuando me llegaba a la garganta, pero él seguía con ese frenético mete y saca para "confundirme" y no era tan desagradable chupar el sabor a avellana mezclado con el sabor de sus fluidos preseminales. Cuando de repente sentí una inyección de un liquido entre tibio y caliente con cierta fuerza que inundó mi garganta sin escalas, fueron dos o tres chorros. Me tomó de la cabeza con sus dos manos y me empujó sutilmente lo que parecía una manga de repostería mientras chorreaba o inyectaba algo salado y acido, el cilindro tembló por cada chorro que me introdujo. Había acabado en mi boca, llenándola con su exquisito semen. Lo tragué hasta sentir que nada quedaba. No podía esconder mi excitación, ya que sentirlo descargar su verga, había provocado un intenso orgasmo. "Deliciosamente perverso" –pensé. "¡Ah, chiquis! ¡Qué rico la chupas" –dijo con esfuerzo, me tragué lo que quedaba del semen en su verga por que la crema de avellana prácticamente había desaparecido, mi mano fue hacia mi boca, sentí la pierna de don Flavio que estaba literalmente frente a mí y me limpié los labios. "¿Cómo dice?" –le pregunté aún degustandk, saboreando ese liquido ácido, que me enloquecía. "Ay niña! Nada, no me hagas caso. ¿Adivinaste chiquis?" –me dijo aún con su respiración agitada. Qué ganas de decirle que sí, que siempre supe que me hizo mamarle la verga con los ojos vendados y que me había tragado su espeso semen, pero como les dije antes, era su juego y quería hacerlo sentir victorioso.


Me chupé una y otra vez. "No tengo idea, ¿qué me dio? Quiero saber don Flavio" –le dije suplicante, queriendo oír de sus labios la perversa verdad. Me quitó el antifaz y me tomó de las axilas, me levantó y me dijo mirándome a los ojos que apenas se veían por la luz baja que teníamos en ese momento: "Las reglas fueron claras chiquis y no supiste. Roberto sigue castigado, ¿Quieres la revancha?* –me pegunto con una sonrisa de triunfador que no le conocía. "¡Claro que la quiero!, lo voy a vencer por Robert, pero antes dígame ¿que me dio?" –le pregunté aún con el sabor de su semen en toda mi boca. "¡Ah no Chiquis! ¿Qué e crees? Si quieres volver a intentarlo, volveré a competir con el mismo sabor, si fue difícil entonces no cambiare de técnica. Además, con esa boquita lograste lo que mi mujer no puede tan rápido como tú" –me dijo. Haciéndome la desentendida le dije: "No le entiendo don Flavio. "¡No te preocupes chiquis! Yo sé a que me refiero, no te daré pistas, lo que sí, te pido que no le digas nada a Roberto por que si no logras adivinar, le darás esperanzas falsas, ¿si me entiendes verdad chiquis?" –me dijo. "Sí don Flavio, está bien, usted manda" –le dije encogiéndome de hombros con cara tierna para ver si se apiadaba de mi y me decía. "Vámonos que nos van a a buscar en cualquier momento chiquis" –me dijo con cara de preocupación. "Sí don Flavio" –le contesté.


Antes de salir miré su entrepierna y aún me sentía deseosa, entonces para que se diera cuenta que yo sabía todo lo que había ocurrido le dije: "¡Oiga don Flavio! Perdóneme pero tiene su cierre abajo". Me tapé los ojos y voltee dándole la espalda. "¡Ay caray! ¿Cómo se habrá bajado?" –me dice sabiéndose expuesto. "¿Tal vez usted lo bajó para meter su verga en mi boca?" –le pregunté con descaro y sin darme vuelta. Sentí que se acercaba, mi corazón palpitaba y mi vagina seguía chorreando por lo caliente que estaba. "¿Lo sabías?" –preguntó algo confundido. Entonces afloró la zorra que se había estado contenida y le dije: "¡Claro que sí don Flavio! No es primera verga que mamo". Se tomó con firmeza de mis caderas y restregó su verga en mis nalguitas. "Estuve controlando mis ganas de tomarla con mis manos y chupársela como usted lo merece, pero sé que quedó satisfecho" –le dije siguiendo sus movimientos. "¿Por qué no lo hiciste?" –me preguntó, mientras con sus manos buscaba el broche de mi jeans, me encontraba temblando por la excitación. "Era su juego y sus reglas, pero nunca pensó que esta pequeña putita conocía su juego" –le dije. "Me doy cuenta que el cazador fue la presa" –me dice mientras que hábilmente me bajó el jeans y las bragas. Mis nalguitas estaban expuestas a su dominio, en ese momento sabía que ya no había nada más que dejar que hiciera conmigo todo lo que tuviera en mente. "¡Ah, don Flavio! ¡Me tiene tan caliente!" –le dije. Me dio una nalgada entre fuerte y sabrosa, me hizo saltar de un susto y de asombro, pero me gustó demasiado. "¡Otra vez por favor!" –le pedí suplicante. Está vez me nalgueó con más fuerza, dejándome un delicioso ardor en las nalgas. Sentí como la punta de su verga se posó entre mis nalgas, entonces subí mis brazos y arqueé mis caderas. "¡Metámela! ¡Así como lo hizo con Lucía en la sala juegos!" –le dije. Entendió perfectamente el mensaje y me la ensartó de una en el culo. Su frenético mete y saca me tenía casi al borde de la locura. Ahora sí tenía la libertad de gemir y mostrarle lo mucho que lo deseaba. "¡Eso, fóllese a esta putita don Flavio!" –le decía, mientras él bufaba como animal en celo.


Yo gemía en cada una de sus brutales embestidas, sentía como su verga se perdía en el interior de mi culo y sus testículos chocaban en mis nalgas. "¡Fólleme el culo!" –le decía. Él cómo poseso se encargaba de taladrar mi culo sin compasión, me sentía tan puta y eso me encantaba. Esas manos perversas marcaban mis nalgas, dejando sus dedos estampados por la fuerza en que me nalgueaba. Después de un rato se detuvo y tomo una pausa para acomodarse en la entrada de mi vagina, empujó y entró, continuando con ese movimiento descomunal. "¡Qué putita saliste chiquis!" –me decía. "¡Sí don Flavio! ¡Lo soy!" –le dije. Estaba al borde de otro endemoniado orgasmo, ya no podía hablar, solo gemir y deleitarme con cada brutal estocada. Mi vagina se contraría, palpitaba y me dejé abrazar por ese malicioso placer que hacía temblar mi cuerpo. A los pocos minutos don Flavio anuncia que acabaría y saca su verga para llenar de semen mi culo y éste escurría por mi agujero hasta llegar a mi vagina. Ahora con la lujuria saciada, me arrodillé para chuparle el resto de semen que no salió, dejando su verga limpia, sin ningún rastro.


Me puse de pie para acomodar mi ropa, en mi cara había satisfacción y en los ojos de él se notaba un brillo distinto. "El viernes en la noche Adriana y Roberto saldrán al campo por la venta de unos terrenos y estaré solo hasta el domingo. Quisiera que pasaras el fin de semana acá para ver si consigues el permiso de Roberto para ir al viaje" –me dice. "Está un poco difícil, ya qué no sabría que decir en casa para que me dejen venir, menos me dejarían si les digo que estaremos solos" –le respondí. "Di en tu casa que te quedarás con Jaqui o con Ale. Haremos más jueguitos perversos. Lucia dijo que estaría aquí., ¿Qué dices?" –me dijo mientras caminaba detrás mío. "Si don Flavio. Nos vemos aquí y estaré complacida de seguir estos juegos con usted". Salimos de la bodega y nos unimos a lo que quedaba de fiesta, aunque mi mente máquina: "¿Qué tipo de juegos tendrá don Flavio para nosotras".



Pasiones Prohibidas ®

7 comentarios:

  1. Infierno L© Fiorella de Mr. P29 de mayo de 2023, 10:42 p.m.

    Una lectura candente y seductora de principio a fin.
    Los detalles tan morbosamente explícitos permiten que se visualice cada escena provocando así efectos y sensaciones placenteras
    El poder de una buena narrativa y la conexión al seguir cada linea
    Es muy excitante perverso como siempre
    Sabes que me encanta seguir tus letras 💋
    Tienes una sucia y deliciosa imaginación mi perverso

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  2. Que buen relato Caballero👏🏻👏🏻
    Como dice su señorita Fiorella
    Tiene una gran narrativa que permite seguir muy bien cada lectura.
    Mis saludos y respetos para los dos☺☺
    Son una hermosa pareja🤗🤗
    Me gusta mucho seguirles!!!

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  3. Excelente relato caballero 👏 🔥
    Es uno de mis favoritos, es una verdadera delicia leer y sentir cada una de sus letras. Tiene un don. Saludos 🤗 🔥🔥😈

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  4. Excelentes sus historias
    Alimenta el morbo
    Me gustan las fantasías personales
    Es excitante tener una bella sumisa para poder realizar todo este tipp de fantasias

    Saludos.

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  5. Me encanta excitarme con sus historias
    Saluditos😉

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  6. Wao Caballero exquisito relato de principio a fin sentirse bien puta y poder ser muy complaciente es demasiado rico con ese toque e morbosidad que solo Usted sabe como le da.
    Me fascina.

    Como siempre gracias por el relato Caballero

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