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martes, 9 de mayo de 2023

5. Un desconocido en el bar 2 (la segunda cita)


Luego de que él me enviara ese fragmento de video me quedé pensando en que tendría pensado en hacerme. Un par de días después me vuelve a escribir y me dice: “¿ Cual noche de la semana descansas del trabajo, quiero volver a meterte la verga pero con más tiempo?”. A lo que yo le respondo que debería esperar que me dijera mi jefe. Al día siguiente sabría que descansaría el siguiente lunes. De una me sentí húmeda al pensar que me diría aquel sujeto, aún no sabía su nombre y no sabia si decirle de inmediato o hacerlo esperar con mi respuesta. Mi novio decía que me notaba rara y distante, le ofrecí que me cogiera para demostrarle que era la misma, pero él percibía algo más, cómo si supiera que había otro entre nosotros, no quiso follarme, eso me hizo pensar que me era infiel, tampoco podía reprocharle si lo era, yo no era un ejemplo de fidelidad. Eso me hizo escribirle al desconocido de una vez.

Pasó un día y él no me respondía, eso me hizo pensar muchas cosas, pero luego de dos días de esperar me contestó que prepara todo para que esa noche nada nos fuera a interrumpir, que íbamos a pasar toda la noche. Mierda, era demasiado tiempo juntos, me iba a coger como un endemoniado y yo moría de placer, con esa rudeza con la que folla no sabía si podía resistir tanto. A mi novio le inventé que tenía que trabajar para que no sospechara nada, aunque sabía que algo me traía entre manos, no creyó mucho mi excusa pero en fin, que puedo decir. Solo quería pasar tiempo con ese desconocido y no iba a desaprovechar la oportunidad. 

Llegó el tan ansiado lunes, para ese día busque como hacer un lavado en mi culito para que cuando me la metiera hasta el fondo saliera lo más limpio posible. Me vestí lo más normal posible aunque llevaba un conjunto de encaje color rojo sostén media copa y la tanga que siempre me ha gustado usar. Me llamó a eso de las siete de la tarde y me dijo donde me recogería, de las ansias llegué 15 minutos antes al lugar el llegó muy puntual venía en su vehículo, me subí a su auto, ni siquiera me saludó, solo arrancó. No me miraba ni decía nada, eso me hacía mojar, ver qué el parecía ignorarme me ponía cada vez más húmeda. Llegamos a un motel donde parecía que ya todo estaba listo porque abrieron la puerta sin hablar con el de seguridad.

Salimos del vehículo y el empezó a caminar como si fuera solo lo seguía como una buena perrita entramos en el ascensor y subimos hasta el tercer piso y siguió caminando de la misma manera de antes de entrar en el ascensor. Una vez en la habitación veo que hay unas esposas y un vibrador tipo huevo sobre la cama, él cierra la puerta de la habitación, me toma del cabello y me lleva al piso, cuando quedo de rodillas me dice: “Muéstrame como camina una buena perra” y yo empiezo a avanzar hacia la cama como una perrita, se acerca a mí y me sube a la cama, de un solo tirón me quita toda la ropa sin decirme una sola palabra; solo siento su hábiles manos en mi cuerpo una vez desnuda, me mete el vibrador y lo pone a funcionar a toda potencia, no pasó ni un minuto y ya estaba teniendo un orgasmo. Veo que se empieza a desnudar, su verga estaba totalmente dura y se me hace agua la boca de sentirla en mi garganta.

Me toma con fuerza y me pone boca abajo, se pone detrás mío y levanta mis caderas dejando en cuatro ante él, de un par de nalgadas me hace separar las pierna, sin darme tiempo si quiera de asimilar lo que venía me la metió de un solo golpe hasta el fondo de mi culito, me hace gritar de dolor y lo ahogué mordiendo la almohada, sentí que mi culo casi se partió por la salvaje embestida, empieza a taladrar con su verga hasta el fondo de mi culito haciendo que se combine el dolor con el placer absoluto. Sigue sin decirme nada solo gime como semental en celo, luego de un rato el dolor desaparece y tengo mi segundo orgasmo. Indolente sigue follándome con todas sus fuerzas. El vibrador y su verga eran un detonante perverso de lujuria, no hacía nada más que gemir y dejarme coger de forma salvaje. El maldito desconocido me lo metía con tanta fuerza que casi me arrastraba por la cama. Me sentía como una perra que era llevada por su macho al estar abotonada.

Un orgasmo tras otro me invadía, no tenía fuerza para mantener la posición debido a todas las veces que me hizo acabar despiadamente. Se toma con fuerzas de mis caderas, aferrado con tantas fuerzas que sentía como sus dedos se enterraban en mi cuerpo causando un placentero dolor. Él bufaba y resoplaba, su verga se hincha y empieza a palpitar, siento que está eyaculando en mi culito, su cálido semen inunda mis intestinos. La saca y la lleva a hacia mi boca, me dice: “¡Ya sabes los que tienes que hacer perra! ¡Qué quede reluciente!”. De inmediato obediente se la empiezo a lamer desde la base hasta el glande, no importó si esta ve salió sucia, estaba tan caliente que sin asco se la chupé completa. El desconocido me miraba y una sonrisa se dibujó en sus labios pero no dijo una sola palabra, su labor consistía solo en cogerme e ignorame.

Hace que me gire y quedó boca arriba en la cama, mete otra vez su erecta verga en mi boca y me la coge como si fuera mi vagina, había unnmomentl en qué sentía que me ahogaba. Cuando estuvo satisfecho, bajó hasta mi vagina que seguía siendo torturada por el vibrador, por primera vez desde que me cogió la primera vez hasta ahora sentí como lamía mi vagina con gran habilidad. Sacó el vibrador creí que para darme descanso, pero no era parte de su maquiavélico plan. empezó por el clítoris. Me retorcí de placer al sentir el marcado recorrido que seguía, incluso hasta sentí su lengua en mi culo. “¡Mierda que rico! ¡Así. Oh. Qué exquisito!” –le decía entre gemidos. Dos de sus dedos invadieron mi vagina y me penetraba con demencia, gemía y me retorcía de placer en menos de 5 minutos ya había tenido otro orgasmo en ese momento me la saca de la boca y se queda mirando mi cuerpo desnudo por un par de minutos. “¿Cómo puede ser que una simple puta sea tan bella?” –me dice. Se quita la ropa, se acerca, me lleva al borde de la cama, abre mis piernas y me mira a los ojos con su mirada intimidante dice: “Hoy saldrás de aquí deseando que yo sea el único que te meta la verga por todos tus huecos, puta de mierda”. Me calentó demasiado oírlo, no entendía por qué me calentaba tanto que me tratara así, solo entiendo que en este momento a sus ojos solo soy una puta que merece ser cogida sin ninguna consideración.

De una sola estocada me la metió hasta el fondo de mi vagina, arrancando un grito que estoy segura se oyó en todo el lugar. Empezó con ese delicioso mete y saca con esa violencia muy característica en él. Ya estaba jadeando por otro orgasmo, perdí la cuenta de cuántas veces había acabado, él solo seguía bombeando sin detenerse, con fuerza. En la posición que estaba me tenía con el culo y la vagina casi en el aire, sus fuertes brazos eran el soporte para no caer al piso. Fue cuando noté la perversión en su mirada, era fascinante mirar sus ojos llenos de lujuria y perversión. Sacó su verga y me la metió por el culo, estaba tan dilatado que no opuso resistencia, después me la sacó y metió en mi concha, alternando diez embestidas por mis agujeros. Él solo gime como el semental que es y esa manera de follarme me estaba llevando al éxtasis absoluto. Ya mis piernas temblaban y de mi boca salía la petición de que siguiera, que no se detuviera, quería que continuara dándole a mi culo y a mi vagina de esa manera bestial. Me la sacó después de estar metida en mi culo, se acercó a mi boca y me dice: “¡Te la tragas toda puta! ¡No dejes caer ninguna gota!”. Ni un minuto después de estarle chupando su verga descargó su semen en mi boca y yo como una buena chica la saboree y me la comí toda. No tuvo que decir que se la dejara limpia con mi lengua, ya que aprendí lo que a él le gustaba.

Después de unos minutos ya estaba listo otra vez para seguir cogiéndome furiosamente. “Es imposible no querer follarse a una puta como tú” –me dice. Sus sucias palabras me encantaban, ya que en verdad me hacía sentir puta. “Voy a dejarte bien follada y con ganas de más” –dice frunciendo el ceño. Ya habían pasado más de dos horas cogiendo como animales y ahora pensé que me iba a dar hasta que se cansara de mi cuerpo, que ya estaba maltrado y agotado, aunque mis ganas de que me la metiera eran igual o más que al principio.

En un par de minutos ya estaba otra vez al tope su verga tenía las venas marcadas, era excitante verla. “¡Metémela, destrozarme!” –le dije. Me pone en cuatro y me empieza a darme su verga con fiereza en mi vagina, los minutos pasaban y mi cuerpo temblaba en el frenesí de un intenso orgasmo. Mi vagina palpitaba intensamente y me dice: ”Así me gusta perra, que me tu vagina masajee mi verga cuando acabas”. Otra vez alternó sus embestidas en mis agujeros. Era delicioso sentirme utilizada, follaba, ser un sucio juguete sexual que solo sirve para dar placer. Sentía tu verga tan adentro como no la había sentido en toda la noche y el no paraba de bombear con la misma fuerza, en ese momento me doy cuenta de lo tarde que era ya eran casi las 02:00 de la madrugada, llevábamos más de 6 horas follando. El tiempo no era un problema, él se encargaba de mantener encendida mi calentura mientras me la metía con más fuerza. No sabía si mi cuerpo iba a resistir más, sentía que me iba a desmayar entre el cansancio y el maltrato que él me daba con su virilidad. Sin detenerse y mirándome a los ojos me dice: “Voy a acabar adentro. De ahora en adelante serás mi depósito de semen sucia perra”. Sentí como la tibieza de su semen invadió mi interior de manera abundante, lo que ocasionó en mí un orgasmo delicioso que dejó mi cuerpo tirado sobre la cama. No tenía fuerzas para moverme, solo gemir y sentir cómo su semen se esparcía por mi sexo.

Aún bufando cómo toro en celo me da unas nalgadas que me hacen exclamar: “¡Déjalas marcadas! Deja tus manos marcadas en mi culo como un perverso regalo por esta noche". Me nalgueó con la misma fuerza con la que me folló. El ardor en mi culo era placentero, estaba tirada en la cama con los brazos extendidos y las piernas separadas disfrutando de ese exquisito placer que me entregaba. El último orgasmo que pude resistir me abrazó y quedé ya sin nada de fuerzas. Podía escuchar su risa maléfica al verme así de vulnerable. Me dice: “¡Puta, la fiesta terminó! Vístete, que ya nos vamos”. Él en menos de un minuto ya estaba vestido y yo casi no logro vestirme, salimos del lugar al igual que cuando llegamos, él caminaba adelante y yo lo seguía como si fuera su perra. 

Me llevó hasta mi casa sin decirme una sola palabra, bajo de su auto y solo me dice: “Hasta la próxima perra” y se va. Entro a mi casa sin hacer ruido, ya que mis padres estaban durmiendo. El camino a mi cuarto se hizo eterno, casi no podía moverme. Quitarme la ropa fue una tortura, ya que mi cuerpo estaba resentido por la cruel cogida que había recibido por horas. Me di una larga ducha tratando de asimilar lo sucedido, también la forma en que le diría a mi novio que ya no quería saber más de él, porque me di cuenta que ese hombre de quién ni siquiera se él nombre me hace sentir como una verdadera puta. También pensaba en su exquisita verga y todos los orgasmos que me arrancó con es a fuerza de macho en celo y en la próxima vez que me cogerá dejando adoloridos mis agujeros pero llenos de placer y satisfacción.


Pasiones Prohibidas ®

4 comentarios:

  1. Infierno Lujurioso©F9 de mayo de 2023, 9:45 a.m.

    Muy excitante lectura,
    Me gustó.
    El erotismo que enciende el ambiente desde el inicio lo hace placentero, seguir la lectura hasta el más mínimo detalle es muy estimulante.
    Otro gran escrito. sin duda, una perversa historia.

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  2. Gran relato caballero. Se siente cada una de las emociones que le invaden a la protagonista. 🔥👏🔥👏

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  3. Que buen relato Caballero
    Siempre un placer leerles tanto a ud como a su señorita Fiorella
    Siempre sigo sus canales Pasiones Prohibidas e Infierno Lujurioso ya que
    Me encantan sus escritos
    Ustedes Tienen una forma especial cada uno de transmitir emociones atravez de sus letras
    Gracias mil!!!


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  4. Uffff exquisito ese tremendo placer de ser cogida como una buena persona por eso dicen no es con quien el destino te ponga si no con la persona correcta que te haga sentir así

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