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miércoles, 3 de mayo de 2023

4. Unos días extenuantes de cautiverio

Esta es una historia real que me ocurrió en la ciudad de Santiago, en Chile, una noche caliente de primavera, hace apenas un año. Mi nombre es Fernanda, tengo 24 años, siempre me definí como una chica liberal y sin complejos, gozo por suerte de la naturaleza de un magnifico cuerpo, tengo 120 de tetas, 65 de cadera y un culo que mide 130. Soy morena, pelo hasta más abajo de los hombros, ondulado, labios carnosos y trabajados de tanto chupar verga. Como han visto este cuerpo me ayudó a ganarme la vida de la forma más fácil, venderme, alquilarme al mejor postor, desde los 17 años que lo venía haciendo por cuenta propia, siempre quise ser puta.

Hace dos años escaseaba el trabajo para mí, y empecé a emplearme en cabarets y casas de acompañantes, prostíbulos de la ciudad de Santiago. Anduve por varios pero no duré mucho en cada uno de ellos, un motivo era por la poca plata que ganaba, otra era por las terribles pruebas que debía realizar para ser parte del staff: Algunos me pedían que me acueste con tres tipos a la vez para darme un aumento. Otra mujer, dueña de un cabaret, me pidió que me bañe con ella todas las noches de la semana de trabajo, con ella y su esposo, desde ya que no aceptaba, aunque mis colegas si lo hacían para trabajar, y así las drogaban, las cogían, las maltrataban, les hacían de todo y hasta a veces las maltrataban tanto que arrojaban sus cuerpos malheridos afuera de la ciudad.

En fin, hasta que un día por medio de los clasificados del diario decidí ir a un departamento privado que solicitaba mujeres jóvenes y muy calientes para trabajar de acompañantes. Era en el llamado “Casco Histórico” de Santiago, ese era un lugar conocido en la jerga de la noche como un lugar gay y de travestis, había alguna chica que trabajaba de manera independiente, aunque era peligroso, siempre había clientes en la Plaza de Armas que buscaban obtener algún “trabajito”. Pero lo que no sabía es que en ese lugar me iba a pasar la experiencia más terrible y caliente de mi vida. Eran las 18:30 hrs. de la tarde más o menos, llegué con el diario, y vestida para la ocasión, me había puesto un vestido negro de gasa transparente, sin brasier ni bragas, se veía todo, las tetas, el culo, mi concha depilada, las piernas sin medias y perfumada. Debía dar una buena impresión para que me den el trabajo. Desde ya que por la calle iba cubierta de un abrigo largo negro. Era un edificio de unos 12 pisos, en una calle escondida del barrio, toco el timbre, era en el 5to. piso, dpto. F, me atiende la voz de una mujer, le dije que era por el aviso de trabajo, me abrió la puerta eléctrica y entré.

El lugar era bastante desolado, era un edificio viejo, había un solo ascensor igual de antiguo que el edificio, lo tomé y me fui hasta el quinto piso. Este piso me dio miedo, oscuridad total, no se veía nada, a pesar de ser de día, había un montón de departamentos pero parecían vacíos, llegue hasta el F, toqué el timbre, me respondieron ya va, abrieron la puerta una mujer de unos 50 años largo, media gorda, mal vestida y de clase baja, estaba muy maquillada. Me pidió que pasara. Era un departamento chico, había un hall con dos sillones y un pasillo tapado por una cortina azul, un olor raro como sahumerio hindú se olía en el aire, la mujer me dijo que pasara por el pasillo, y lo hice antes me pidió que me ponga cómoda y me ayudó a sacar el abrigo, quedé con el ajustado vestido transparente con mis tetas y mi culo a la vista, la mujer abrió los ojos, no dejaba de mirarme, me dijo: “¡Que hermosas tetas tienes! ¡Qué culo! Estás para que llenen de leche”. Se rio. Yo me sonreí, pero no me gustó la insinuación.

Entré a un segundo cuarto en donde se veían dos dormitorios con camas, hacía mucho calor. En eso entraron dos mujeres, una morocha de rulos, mediana de estatura, estaba en ropa interior roja, con medias, la otra estaba vestida de jeans y camisa negra, era más alta y corpulenta, cuando las miré a la cara me di cuenta que no eran mujeres, travestis operados, la que estaba casi desnuda era más femenina que la otra. Me asombré, la que estaba vestida, la rubia teñida, se presentó como La Cacho: “Soy la dueña del negocio” – me dijo. Añadió: “Eres hermosa. ¡Qué cuerpo!”. La otra se unió al elogio y me empezó a rodear mirándome y tocándome, decía: “¡Qué culo tiene esta puta!”.  No paraba de repetirlo, les  dije que venía por el trabajo y que buscaban una mujer para ser puta. La Cacho dijo: “No, buscamos un culo y un par de tetas par ensartar, puta”.

Empecé a asustarme, les pare la mano les dije que mejor me iba pero no, la que estaba semidesnuda, se llamaba o le decían  Baby Loy, nunca usan sus nombres reales estos monstruos, me agarró de atrás me apretó con sus fuerzas masculinas los brazos hacia atrás, la otra se me tiró, me empezó a manosear las tetas que se movían dentro de mi vestido de gasa transparente, me dijeron que ya era tarde me iban a tomar la prueba, que me iban a pagar bien, pero que yo iba ser su esclava ese día. Me taparon la boca y me llevaron al dormitorio de La Cacho, la otra mujer Olga, se cagaba de la risa y decía: “Métansela bien, rómpanle el culo”. Me tiraron en la cama, en un segundo me arrancaron el vestido, como no llevaba ropa interior quedé completamente desnuda, mis enormes tetas se balanceaban y mi culo se movía como gelatina. Los travestis se desnudaron. La Cacho, el más masculino tenía un cuerpo horrible, era media deforme, no parecía ni mujer ni hombre, pero cuando se sacó el calzón tenía una verga enorme, muy gruesa, la tenía erecta, se había calentado con mirarme el culo. La otra, Baby, era más femenina, tenia linda piel, buen cuerpo de mujer, pero también una verga grande e igual de erecta. Me pidieron que me meta en la cama dentro de las sabanas rosas. Obedecí estaba entregada, no puse resistencia, no me quedaba otra, solo ser obediente a sus peticiones.

Lo único antes de que pase la inevitable orgia, les pedí una explicación, le pregunté como siendo travestis asumidos les gustaban las mujeres, ella me dijo: “No nos gustan las mujeres, pero nos gustan las enormes tetas, las conchas depiladas, las piernas largas y carnosas, y en especial los culos grandes y parados, y tú tienes todo eso puta de mierda”. Se metieron en la cama y comenzaron a acariciarme suavemente por todos lados, me manoseaban las tetas, jugaban con ellas , la Baby Loy, me chupaba los pezones y bajaba hasta el abdomen, metió su lengua en mi ombligo, la otra me besaba en la boca, sus labios eran húmedos y carnosos, me lengüeteaba, me exigió que abriera la boca, para que ella metiese su larga lengua y lo hizo, me chupó el cuello suavemente, me tocaron la concha, me acariciaban las piernas entre ambas, me besaban por las caderas y pasaban sus húmedas lenguas, me babearon toda, este juego de seducción que hasta me llegó a gustar un poco, duró como dos horas, solo besos, manoseo y lenguas recibía, por todo mi desnudo cuerpo. Estaba demasiado excitada pero no quería decirles nada, solo que se tomaran su tiempo para hacerme disfrutar con su lujuria y perversión.

No sabía bien si ya era de noche, la habitación no tenía ventana. Luego de tantos besos y caricias. La Cacho me pidió que la pajee, y lo hice, su verga estaba tan erecta, al punto de reventar, juro por mi vida que nunca un hombre con quien estuve tenía la tenía así de grande como ese travesti, me la puso en los labios la otra hizo lo mismo: “Chúpamela puta” –dijo La Cacho. Comencé a chupar, las lamí, les chupé sus sucios testículos  y me las tragué sin asco, era buena en eso. Ellas gemían como locas. Confieso que me gustó chuparles las vergas,  sentía que su caliente semen se escapaba a borbotones y hervía dentro de dentro de mi boca. Se las estuve chupando más de una hora a ambas, iba de verga en verga, haciendo que acabaran varias veces. La Cacho decidió parar y se fue hacia atrás, cambio de posición, les había estado chupando las vergas sentada sobre una almohada y ellas arrodilladas a cada lado sobre la cama, ahora me obligó a ponerme en cuatro con mi culo abierto y mis piernas separadas,  seguía chupándosela a Baby, cada vez más intenso y rápido. La Cacho, escupió sobre mi culo me acarició los glúteos, y colocó la punta de su miembro erecto en mi ano, pero antes decidió pasar su lengua y la metió en mi hoyo, al rato la otra me cambio de posición y me chupo la concha, tenía a las dos con sus lenguas dentro mío, era placentero, yo gemía y disfrutaba, les dije que me gustaba y que me tenían loca, el placer se había convertido en un exquisito aliado, al sentir como sus lenguas me estaban llevando al orgasmo. Cada orgasmo era como un golpe de corriente que me recorría por completo, me tenían jadeando y gimiendo, les decía que no se detuvieran, que siguieran con sus lenguas escarbando mis agujeros, que estaba siendo sacudida de forma intensa por una ola de orgasmos sublimes.

Por alguna razón quise saber la hora, ya eran como cerca de las once de la noche, me habían estado acariciando, lamiendo y teniéndome presa del placer por más de cinco horas. “Ahora te vamos a coger como la puta que eres” –me dijeron. La Cacho, tomó mi culo y me clavó hasta el fondo, yo estaba chupándosela a la otra, lancé un grito desgarrador, me mató con esa fuerza con la que la hizo entrar, me dolió hasta el alma, sin querer le mordí la verga al otro puto, lo que me valió tres fuertes cachetadas que casi me desarmaron pero se sintieron placenteras. La Cacho me la estuvo metiendo sin parar por una hora, sí que tenía resistencia, mi culo no daba más de tanto que lo taladraba, yo era una máquina de orgasmos, cada uno más intenso que el otro; el sudor en mi cuerpo era abundante y mi culo era simplemente el objeto usado para saciar el deseo de ese hombre que intentaba ser mujer. La otra refregaba su verga cada vez más caliente en mis enormes tetas. Luego Baby hizo un movimiento y La Cacho se detuvo. Baby me agarró y me subió encima de ella, su verga se metió sin problemas en mi concha y me la empezó a mover con fuerza. Ahora La Cacho otra vez me estaba rompiendo el culo, yo gemí de placer, me gustaba sus vergas. Les pedí que siguieran dándome por mis agujeros, lo estaba disfrutando de manera morbosa, no se detuvieron, sus embestidas eran más violentas. Al cabo de un rato largo más, La Cacho sacó su miembro  a punto de explotar y me la colocó en la cara. “Chupa puta” –me dijo. Obedecí, pero apenas toqué con la punta de la lengua su miembro, su verga dejó salir una catarata de semen caliente y espeso sobre mi cara, mi boca y mis tetas, chorreó hasta mi ombligo, nunca había recibido tanto semen. La otra acabó dentro de mi concha y desparramó un poco por mis piernas.

Al poco rato La Cacho se recuperó y comenzó a metérmela otra vez, me puso boca abajo, ella encima de mí me cogía mientras me decía cosas sucias al oído. Escucharla me calentaba más de lo que ya estaba, lo que era un juego perverso de dos travestis se había transformado para mí en un delirante placer. Se fueron turnando para cogerme por atrás, destrozando mi culo, estaba demasiado abierto por tantas veces que me habían clavado sus vergas sin misericordia. Cada parte de mi cuerpo estaba lleno por el semen de ambas, mis tetas, mi cara, mi espalda, mis manos, mi culo desbordaba semen; mi aliento olía a verga y a semen. Para mí era una experiencia llena de morbo y placer, que me usaran de esa forma, solo como un receptáculo de sus fluidos era un deleite. Lejos estaba de la repulsión al estar así, al contrario, les suplicaba que acabaran y me dejaran chorreando su esperma por donde quisieran. Mi vagina también escurría semen, me sentía como en bukake interminable. Cuando terminaron de darme duro, sus vergas quedaron estrujadas y flácidas, se acostaron mientras bajaban los decibeles de su cansancio. Me quedé dormida profundamente, ellas también al lado mío, en la enorme cama.

No sé cuánto tiempo dormí pero cuando desperté estaba la luz apagada, no me daba cuenta de la hora, los dos seguían durmiendo como bebés, intenté levantarme, me dolía todo, el culo lo tenía abierto, cuando me miré en un espejo. Estaba toda pegoteada, el semen se había secado en todo mi cuerpo y las lamidas de las travestis también. Me dirigí a la sala, fuera del dormitorio, estaba la mujer recepcionista Olga, la vieja. Me saludó, me preguntó como estaba, le dije que bien. Le pregunté la hora, cuando me lo dijo no lo podía creer, eran las siete de la tarde pero del otro día, era ya viernes. Había estado encamada por más de 24 horas, no lo podía creer, era la encamada más larga de mi existencia, ni siquiera mis andanzas de putita a los veinte años podían superar ese día.  Volví al cuarto y desperté a La Cacho de un tierno beso en la boca, me gustaba, ya que a pesar de verse masculina y como un refrigerador, tenía unas tetas de ensueño. Le pedí permiso para bañarme e para irme a mi casa, me dijo que espere que ella también se iba a bañar, se levantó, Baby seguía durmiendo. La Cacho me llevó de la mano al baño. La ducha duro dos horas más, me cogió entre agua y jabón, me baño ella, le chupé la verga desesperadamente, nos besamos, me cogió el culo  y la concha bajo el agua. Salí de la ducha follada, ella me secó el cuerpo, pero había un problema, no tenía ropa, habían destrozado mi vestido, no tenía nada que ponerme, salvo l abrigo con el que había llegado. La ropa de ella no me quedaba buena, ni la de Baby tampoco. Entonces les pedí que me alojaran con ellas por el fin de semana, hasta el lunes que llegaba una amiga de confianza que no estaba en la ciudad, para llamarla para que me trajera ropa, a ese lugar, con esa amiga no tenía problema de explicarle todo, ya que conocía muy bien lo que hacía para ganarme la vida. Felizmente me alojaron en su departamento, pues ustedes  ya saben lo que pasó el sábado y domingo: Verga, verga y más verga. Le dieron a mí ya magullado cuerpo sin parar, comía desnuda sobre la cama y les servía de mesa a ella para que se alimentaran de mi cuerpo. El sábado en la noche comí pizza enrollada en la verga de ambas, lo que acabó con una descomunal eyaculación en mi boca, que se mezcló con los trozos de pizza que engullí perversamente. Me cogieron de todas formas y en todos lados, en la cama, en el baño, en la cocina, en el hall, hasta en el ascensor, total nadie paraba en ese piso, ya que era un secreto a voces de que funcionaba una casa de putas ahí. El culo me quedó más abierto que antes, la concha rota y la boca me dolía de tanto chupárselas. Hasta tuve sexo con Olga, la vieja recepcionista, debo decir que la muy puta sabía perfectamente lo que debía hacer, me metió los dedos por mis agujeros, hasta sentí como su puño se metió en mi vagina que rebosaba de fluidos, estaba tan caliente que le decía: “Eso vieja puta, cógeme. Haz con esta putita lo que quieras”. La Cacho y Baby miraban pajeándose mientras Olga se encargaba por completo de mí. Se pararon a nuestro lado y dejaron caer su semen sobre nosotras, lo que me precipitó al orgasmo.

Llegó el lunes, llamé a Verónica mi amiga, trajo mi ropa al edificio. Llegó hasta al dpto. La atendí desnuda, me preguntó que pasaba, le dije que le explicaba después. En eso salió Baby al hall desnuda, ahí entendió Verónica lo que pasaba, al ver la verga de Baby me sonrió y dijo: “¿Has estado cogiendo todo el fin de semana? Por eso no tienes ropa”. “Bueno, sí y me lo he pasado fantástico, ni siquiera te imaginas todos los orgasmos que he tenido” –le contesté. “No hace falta que me lo digas, si con las cogidas que debes haber recibido apenas te puedes mover” –me dijo con una sonrisa traviesa. Añadió: “Además, con tremenda verga que tiene la chica, no es para menos”. “No es una sola, son dos y cogen bien rico” –le dije. Baby le dijo a Vero: “¿Te gusta lo que ves?”. Ella guardó silencio pero en sus ojos se notaba que quería probarla. Baby se acercó y le tomó la mano poniéndosela en la verga. Verónica deslizó su mano para masturbarlo, no sabía que ella también tenía una faceta de puta, ya que a pesar de ser de mente abierta, no daba indicios de ser tan desinhibida. Baby la tomó del cabello y la llevó al piso, la miró a los ojos y le dijo: “Chúpala, en tus ojos se ve que quieres hacerlo. Obediente Vero metió la verga de Baby en su boca y empezó a darle una mamada, me calentó verla, ya que nunca ni siquiera la había escuchado masturbarse. Arrodillada en medio del hall y comiéndose esa verga se veía sensual. Empecé a tocarme las tetas y a apretar mis pezones. Mis manos se deslizaron por mi abdomen y llegué a mi vagina que ya estaba húmeda y palpitante. ¡Qué ganas de unirme en esa faena y degustar con mi amiga esa sabrosa verga! También sentía ganas de que Vero se comiera mi vagina, ya que mi calentura era demasiada.

Me acerqué y puse mi vagina a disposición de Verónica que sin decirle nada empezó a recorrer mi sexo con esa perversa lengua que usaba a la perfección, gemía y me perdía en el placer, en eso Baby me dio un beso en los labios tan apasionado que su lengua se perdía en mi garganta. Alternó con la verga de Baby y con mi vagina, era alucinante. “Ven, todavía queda mucho por disfrutar” –le dijo Baby. La tomó de la mano y la llevó a la habitación de La Cacho, yo las seguí, no quería perder mi asiento en primera fila para ver lo que sucedería. “¡Trajiste carne fresca” –dijo La Cacho con una sonrisa perversa. La calentura en Verónica se podía percibir solo con mirarla, ya que sin que le dijeran nada se quitó la ropa. “¡Vaya sí que tiene iniciativa la zorra!” –dijo Baby.  Vero tiene un cuerpo fabuloso, es más delgada que yo pero tiene un culo hermoso. Baby se la cogió de una, no hubo juegos previos ni nada, solo se la metió de una vez en su concha. Vero gemía como una verdadera puta. La Cacho observaba como Verito jugaba con sus tetas mientras era cogida con violencia. “Ven puta, es hora de tu ración de verga” –me dijo La Cacho. Obediente me acerqué y con fuerza me puso en cuatro, la metió en mi culo, me hizo estremecer pero disfrutaba al ser cogida al lado de mi amiga.  Las frenéticas embestidas que nos proporcionaban hacían que nuestros gemidos se unieran en una bella sinfonía de placer, era algo no solo perverso sino que lo podría describir como una conexión sexual.

Por lo que me pude dar cuenta, a La Cacho le gustaba romper culos y Baby se encargaba de las vaginas, ya que intercambiaron y mi amiga recibió una brutal follada en su culo, mientras Baby se dada el tiempo de destrozar mi concha. Ambas estábamos a punto de acabar, nos aferramos con fuerza al placer y nuestros gemidos se entrelazaron al punto de tener ese añorado orgasmo casi a la vez. Pocos minutos Baby y La Cacho nos llenaban con su semen. Haciendo más delirante la experiencia. Esta vez terminó más temprano la sesión de sexo, Verónica y yo nos fuimos, bañaditas  y vestidas a las 17:20 hrs., lo recuerdo porque le pregunté la hora al del puesto de diarios que estaba  afuera, que me había visto entrar el jueves de la semana pasada y salir el Lunes a última hora. Lo cierto es que estuve encerrada más de cuatro días en ese dpto. horrible, pero me hicieron sentir en el infierno más placentero que se pueda vivir.

Cuando llegamos a casa conversamos con Verónica de lo sucedido y de lo bien que se la había pasado esas horas de cautiverio, siendo usada hasta el cansancio. Lo mejor de todo es que descubrí esa afición por el sexo que se tenía bien guardada como un secreto. Obviamente, no tomé el trabajo que ellas ofrecían como acompañante y decidí darle un giro a mi vida y cambiar de “profesión”, aunque tenía clientes que me llamaban y por los viejos tiempos nos reuníamos para hacer algunas travesuras. Ahora estaba trabajando en una tienda de retail en el centro, con horarios que iban de apertura a cierre de la tienda, así que mucho tiempo no había. Verónica por su parte, me preguntaba cuando podríamos ir a visitar a La Cacho y a Baby para pasar unas horas extenuantes de placer. Aunque oírla decirlo hacia palpitar mi vagina, de ellas no supe nada, incluso volví a llamarlas un día para ver si se daba un encuentro pero me contestó un hombre con voz de anciano, dijo que era el dueño del departamento y que sus inquilinas se habían ido por reclamos de los vecinos, ya que él no sabía que funcionaba una casa de putas en su propiedad.

Para mí fue un experiencia única, todavía siento las ganas de tener sus vergas dentro mío. Pero ahora soy una chica que se gana la vida decentemente, pero saben una cosa el otro día me compre un nuevo vestido de gasa negro transparente, tal vez salga una de estas noches con Verónica por el barrio cercano a la Plaza de Armas para ver qué pasa.

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®


5 comentarios:

  1. Wao caballero 👏👏👏🔥

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  2. Me gustó mucho
    Como Te lo dije en la mañana
    Es diferente muy interesante la verdad
    la trama tiene unos contrastes interesantes
    Ingredientes nuevos
    el inicio da apertura muchas posibilidades
    Y los detalles como siempre son muy precisos
    Un excelente y perverso relato
    Sabes que siempre he admirado tu forma de escribir

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  3. Waoo muy buena lectura,algo diferente y fuera de lo normal ricoo

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