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lunes, 29 de julio de 2024

158. Perrita en celo


Muchas personas me han dicho que me parezco mucho más joven de lo que soy, razón por la cual mis amigos y vecinos siempre han tenido un trato especial conmigo, podría decir que me sobreprotegen, aunque en el fondo sé que lo único que desean es meterse entre mis piernas y llenarme de su semen. Actualmente tengo 19 años, pero parezco de 16, asisto a la universidad de mi ciudad, pero por motivos de la cuarentena se han suspendido las clases por lo que mis padres no me permiten salir, solo a mi rutina de running. Cerca de mi casa vive un chico que siempre ha estado enamorado de mí y me ha pedido muchas veces que sea su novia; sin embargo, lo mantengo en la friendzone, aunque a veces le doy cierta esperanza para que siga atento a mí, mis padres lo conocen y creen que es un buen chico para mí, pero no me interesa como hombre. Él tiene un hermoso perro llamado Sansón, al que algunas veces he llevado a pasear para que me proteja de los pervertidos y poder hacer mi rutina running, para mí solo era eso, un perro guardián, pero un día empecé a verlo de manera diferente.

Todo esto comenzó la semana pasada después de que un chico en línea me envió un gif de una hermosa mujer siendo follada por un enorme perro negro. Estaba tan hipnotizada ante el espectáculo. ¡Esto es algo en lo que nunca había visto antes! Mis bragas inmediatamente se inundaron en mis fluidos. Me dejó tan excitada que era lo único que pude pensar durante días. Por lo cual seguí investigando sobre este tema. En un foro de zoofilia otros chicos, a petición mía, lo admito, me enviaron más gifs de perro/mujer y algunos videos cortos, lo que me puso más caliente y ansiosa aun, pero nunca pensé que terminaría por probarlo yo misma. Así que decidí idear un plan para hacer realidad mi fantasía sexual.

Mis padres son médicos, así que algunas noches ambos trabajan y yo me quedo sola en casa, y por la pandemia de covid 19 sus guardias has sido más seguidas y algunas veces pasan hasta 2 días en el hospital, así que disponía de tiempo pero no de un buen perro que me hiciera suya; después de tanto pensar y pensar en esto, tuve una maravillosa idea, recordé que mi amigo algunas veces me había permitido pasear a Sansón, así que esperé el día en que mis padres estuviesen todo el día en el trabajo, llamé a mi amigo y les pregunté si podía llevar a Sansón a mi rutina de running, ya que por disposición del gobierno ahora estaba permitido salir a pasear a nuestras mascotas. Estaba tan emocionada y nerviosa cuando hablé con él, que me preguntó si estaba enferma o algo, solo atiné a decirle que tenía mi periodo y los cólicos me estaban matando, para generar más presión en su ego masculino, así que me despedí y quedé de confirmar el día que pasaría por mi futuro amante.

Pasaron algunos días y por fin mis padres tenían guardia al mismo tiempo, así que la noche anterior le dije que pasaría al siguiente día temprano para lo que sería la cita amorosa más excitante de toda mi vida, pasé la noche sin poder dormir y con mi vagina caliente, me masturbaba pensando en lo delicioso que sería coger con Sansón y si tendría la misma fuerza de los perros que había visto. Los orgasmos que tenía eran brutales, teniendo que poner la almohada en mi boca para no despertar a mis padres con mis gritos placenteros. Al amanecer mis padres se fueron temprano a su trabajo, esperé algunos minutos para evitar que regresaran y me dañaran mis planes. Estaba tan caliente que no pude resistir masturbarme otra vez como posesa imaginando cada detalle de ese idílico encuentro que había planeado. Me vestí con un top deportivo, unas bragas de color blanco con encaje, unos leggins que se ajustaban perfectamente a mi cuerpo y que marcaban mi entrepierna, y las zapatillas de running. Salí de la casa y empecé a hacer los ejercicios de calentamiento, no los previos que había hecho en casa antes de salir, aunque las ganas eran inevitables. Comencé a trotar calle abajo hacia la casa de mi anhelado macho. Al llegar la alegría de mi amigo era mayor que la de Sansón, me excitaba pensar que al final quien sonreiría seriamos mi Sansón y yo. Él quería acompañarnos, pero le recordé que no era posible por las restricciones de la cuarentena, pero que si no quería prestarme a Sansón me iría de allí sin problema, puse mi cara de ángel enojado y desistió de acompañarme, le di un beso muy cerca de su boca y pegue mis tetas a su pecho que de la excitación ya tenía los pezones duros para que se sintiera mejor, tomé la correa de Sansón y salí trotando de allí con este enorme weimaraner a cuestas.

Lo llevé hasta un parque que está cercano a mi casa y empezamos a trotar con el fin de disimular un poco mi estado de excitación, pero esto no duró mucho tiempo y lo llevé hasta mi casa, entramos rápidamente para evitar las miradas de los vecinos, pero por ser temprano la mayoría aún estaban en cama, al ingresar a casa cerré la puerta lo más rápido que pude, las cortinas y persianas. Él me conocía, así que estaba muy relajado y cómodo. ¡Todo salió bien! Yo estaba muy nerviosa, mis tetas se querían salir del top y mi vulva era una gran fuente de fluidos y el calor se había apoderado el ambiente, así que lo llevé al cuarto de servicio que estaba vacío desde que nuestra maid se fue a su casa a pasar la cuarentena. Me pareció el mejor sitio para disfrutar de mi fantasía. Puse varias toallas sobre el suelo y me quité toda la ropa, me sentía sexy, ningún hombre me había provocado a desnudarme tan rápido como él lo hacía. Sansón me miraba sin saber qué extraño comportamiento tenía esta humana, así que para tranquilizarlo me arrodillé junto a él y comencé a acariciarlo y hablarle dulcemente, le preguntaba si alguna vez había comido perrita humana, si quería montarme, si yo sería su novia preferida, porque era el semental de algunos criaderos de esa raza de perros.

Mi mente era un océano de pensamientos sucios y calientes, sentía que llegaría mi primer orgasmo sin tener contacto en mi sexo, solo por la fuerza y energía sexual que había en esa habitación en ese momento, él parecía sentir que algo placentero iba a suceder, pues cuanto más lo acariciaba y frotaba su pelaje más meneaba la cola. Lo empujé un poco sobre su espalda y comencé a frotar y rascar su estómago, moviendo mis manos más cerca de su verga, no quería asustarlo ni nada, parece que le gustó cuando empecé masajeando su verga y sus bolas, comenzó a hacer sutiles ruidos que parecía gemir suavemente. Por mis piernas sentía correr todos mis fluidos, así que tomé un poco entre mis manos para lubricar la rica paja que le estaba haciendo. Al ver su roja verga brillando por la cantidad de mis fluidos mi vagina empezó a contraerse y sentí esa electricidad sexual llegar hasta mi clítoris y explotar en un orgasmo sublime que recorrió todo mi cuerpo hasta mis ojos, los que se llenaron de lágrimas de placer, la onda expansiva llego hasta el dorso de mi primer dedo del pie izquierdo en donde sentí el hormigueo que pocas veces he sentido cuando mi placer esta al máximo. No lo podía creer, fue un orgasmo espontaneo, había oído hablar de esa experiencia, algo que ningún hombre había logrado, lo logró Sansón sin siquiera estimularme físicamente.

Una vez que mi cuerpo volvió en control, seguí masajeando su verga, estaba muy dura y comenzó a extenderse: muy rojo y de aspecto húmedo, más aun por mis fluidos. Él tenía una erección increíblemente enorme y su bola también era muy grande, muy hinchada y roja. Creo que él sabía lo que quería que hiciera, porque rodó sobre sus pies, me asusté pensando en que lo había lastimado, pero se fue directo a olfatear y lamer mi vagina, me senté al borde de la cama, abrí mis piernas y él solo movió su cabeza hacia mi entrepierna. No necesitaba más a partir de ese momento, simplemente me recosté y dejé que me lamiera todo el tiempo que él quisiera. ¡Estaba goteando literalmente, no sabía si era su saliva o mis fluidos, pero la humedad era abundante! Miré hacia abajo y vi que esa erección enorme y rígida desaparecía, por lo que me preocupe al pensar que había perdido interés, pero estaba equivocada, solo preparaba a su pequeña perra con deliciosos juegos previos; lo supe porque intente pararme para volver a masturbarlo, ante lo cual se levantó tratando de montarme, así que, para estar segura, me levanté lo que parecía no gustarle porque dio un ladrido de molestia.

Era el momento que llevaba varios días esperando, estaba decidida a intentar la anhelada penetración, pero se acostó sobre las toallas y decidí devolverle el favor con la mejor de mis felaciones, cuando empecé a chuparla su verga creció dentro de mi boca, casi de inmediato estaba rociando liquido preseminal muy caliente y acuoso, su sabor no era desagradable, no era semen, eso vino después, este líquido acuoso me rociaba, mi cara especialmente. Tenía miedo de que eyaculara en mi boca, así que dejé de chupar. Quería su semen dentro de mí. Quería que me dejara la vagina llena de su semen. Me fui de nuevo hasta el borde de la cama y lo llamé para que viniera a mí. Me acomodé en cuatro con mi torso sobre la cama, él se paró sobre sus patas traseras y me montó, mientras guiaba su enorme verga dentro de mi vagina. ¡Dios, me estoy poniendo caliente con solo recordarlo! Entonces, él tenía sus patas delanteras contra mis caderas y costillas, me dio fuertes arañazos, nadie me advirtió sobre esto. Sentía la punta de su pene golpear entre mis labios vaginales, no sentí dolor, solo el calor de su verga abrirse paso en mi vagina. Cuando sintió mi caliente humedad, su cadera empezó los movimientos coitales más enérgicos que mi útero ha sentido, literalmente lo sentí en mi útero.

¡Sansón me follaba muy duro! Que sensación tan placentera, solo los perros pueden llevar a una mujer hasta este punto de dominio sexual. Sus patas estaban apretadas alrededor de mi cintura muy, muy duro. Quiero decir que estaba bombeando hacia mí mientras sus testículos se estrellaban contra mí clítoris, cada vez más rápido, multiplicando infinitamente el placer, Él también lo disfrutaba, jadeaba mucho y su saliva bañaba mi espalda y cuello, no podía creer que el sentir su saliva escurrir por mi cuerpo me hacía sentir más dominada, más perra. Mi vagina, mi placer y mis deseos de ser una hembra caliente, le pertenecían solo a Él. Sansón ya estaba listo para acabar. Estaba tan embriagada por la pasión que me puse en pompa para que sus embestidas fueran más profundas, me bombeaba tan duro que me empujaba hacia adelante en la cama hasta que estuve prácticamente acostada sobre esta. Mis manos estaban delante de mí sosteniéndome ante el embate de su verga, sus patas me rodeaban con fuerza. ¡Qué macho tan hábil! Con mis fluidos y su líquido preseminal que salía a chorros por todas partes y dentro de mi vagina, me estaba empujando tan fuerte que su verga llegó hasta el fondo, él y yo, macho y hembra unidos por sus sexos y por la lujuria seguimos cogiendo cada vez más fuerte. Mis orgasmos venían uno tras otros, no hubo dolor, solo placer, antes de que mis orgasmos finalizaran, su bola estaba completamente dentro de mí. No me importaba lo que pudieran pensar sobre mí si me encontraban en esa situación, porque se sentía tan bien tener su enorme verga y bola adentro, quedando sensualmente abotonados en medio del mar de orgasmos que estaba recibiendo y ese maldito deseo de seguir siendo su perra hasta que él se cansara. Los orgasmos continuaban, no se detenían, me encantó la sensación de su áspero pelaje en mi piel suave y su rudeza, su brutalidad animal empujándome toda verga dentro de mi tierna vagina mojada.

Entonces fue el turno de Sansón. Ya no era liquido preseminal, ahora me estaba llenándome con mi semen, me di cuenta por el empuje profundo y más enérgico que hizo mientras disparaba sus pegajosos espermatozoides en lo más profundo de mi matriz de perra en celo; lo logró, dejo todo ese cálido semen dentro de mis entrañas, sus vaivenes se hicieron más calmos, simplemente dejó de empujar, ya su hembra estaba abotonada y se quedó allí o más bien, acostó contra mí su pecho, mis tetas eran bañadas su saliva que había bajado por mis costillas, su cabeza sobre mi hombro por el tiempo que le tomara a su verga llenar lo más profundo de mi ser. Estaba quieto y solo se quedó allí dentro de mí, pude sentir su calor, la viscosidad de su semen escapando de nuestra unión, llenando toda mi vagina y cayendo lentamente por la cara interna de mis muslos. Cada vez que intentaba sacarlo de mí, su nudo me hacía daño, era tan grande, así que tuve que permanecer pegada a su miembro durante unos quince minutos. Yo solo lo sostuve de sus patas traseras y lo dejé lamer mi cara para mantener nuestro salvaje amor. Cuando pude sacarlo de mí, vi la inmensa monstruosidad que había invadido mi conchita, nunca pensé ser capaz de soportar la descomunal verga de Sansón. Yo no tenía fuerzas, todo mi cuerpo temblaba al ritmo de la palpitación de su verga al aire libre, no quería perder una sola gota de su elixir divino desperdiciada en el suelo, así que con las fuerzas que me quedaban lo metí en mi boca, y chupe todo el semen hasta que se fue haciendo pequeño de nuevo y volvió a la normalidad. ¡Sansón era un perro feliz!

Volví a la sobriedad después de la embriaguez por la cogida que acababa de tener, pero estaba exhausta. ¡Me había convertido en un desastre pegajoso! Su semen salía de mí y mis manos no podían contenerlo para llevarlo a mi boca, estaba sobre mis piernas y abdomen, su liquido preseminal se había secado por toda mi cara, mis tetas y en todas partes. Mi cabello se había endurecido al secarse su viril eyaculación, tenía el olor de su semen en mi cabello, en mis brazos, en todas partes, mi alma de hembra en celo tenía el aroma del semen de su macho. Eso pareció volver a excitarlo, me estaba olisqueando y relamiendo por todas partes, como revisando su obra, supongo. Pude notar como volvía su erección, así que decidí intentarlo de nuevo. Me acosté sobre la cama y dejé que me montara de nuevo esta vez frente en un lindo misionero Inter especie. Algo que nunca en mi corta experiencia sexual vi hacer a un hombre, su erección era fuerte al instante, fue el mismo empuje frenético de un macho para dejar descendencia en el interior de su receptiva hembra; otra vez, su nudo volvió a deslizarse dentro de mí, su eyaculación fue esta vez mas presurosa, acabó de nuevo dentro de mí en una serie de gruñidos de placer para perros. Con sus patas me apretaba los costados con tanta fuerza que me di cuenta de que estaba realmente disparando hasta la última gota de su semen dentro de mí. También me acabé muy fuerte que grité con todas las fuerzas de mi ser, tuve que apoyarme contra la cama  para aguantar la fuerza de su deseo; llegó mi segundo orgasmo, justo después de que Sansón había disparado su preciosa carga en mí. Su nudo salió con más facilidad en esta posición, los dos estábamos jadeantes de tanto placer, me quedé recostada sobre la cama y descansé alrededor de media hora. ¡Él me encantó!

Me desperté de mi letargo postcoital cuando Sansón de un salto se subió a la cama, también estaba cansado y que mejor forma de descansar que acostado al lado de su nueva perra mujer, me acerqué a él y lo abracé, me había dado los más intensos y electrizantes orgasmos de mi vida, en ese momento era realmente feliz, deseaba seguir siendo cogida por él cuando tuviera oportunidad, ser una verdadera perra para mi Sansón. Pude ver como la deliciosa punta de su verga permanecía asomada, tentándome al pecado, así que lo tomé con mi mano y lo metí en mi boca, la posición era muy incómoda, así que decidí ponerme de rodillas en el piso justo en el borde de la cama. Lo acerqué frente a mí para seguir disfrutando de su libidinoso manjar, presionaba suavemente sus testículos, la fuente del vicio de mis entrañas, su semen salía por la comisura de mis labios y caía sobre mis manos y yo chupaba con devoción, algunas veces salía de mi boca y caía sobre mi mis tetas y mi vientre. ¡Quería saber cuánto esperma caliente podría disparar este perro! Sansón parecía muy, muy contento de tener una amiga humana tan atenta y en celo, alguien que se encargaría de que tuviera una buena experiencia cuando lo llevase a pasear.

Para entonces ya habíamos terminado, así que me di una corta ducha, pero no lavé mi vagina, ni lave mi boca, quería su olor en mi sexo y su sabor en mi boca, lo llevé a la casa de mi amigo, durante el trayecto de regreso podía sentir como sus semen empapaba mis bragas, mi vagina era una cascada de semen canino que formaba un rio que bajaba por mis muslos, era tanta la descarga que apareció una macha de humedad en el área de mi trasero, de la cual se percató mi amigo, quien creyó que se trataba de un accidente menstrual, me sentí sonrojada y excitada. “Debió correrse la compresa” –fue lo que se me ocurrió decir, me ofreció su casa para cambiarme, pero desistí de esto porque sabía que no era mi periodo lo que bañaba mi entrepierna. Me despedí cariñosamente de mi amante canino y en agradecimiento a amigo le di un largo beso para dejar algo de semen en sus labios. Él nunca sabrá nada de lo que hicimos esa mañana.

Desde ese día mi amigo me dice que su perro prefiere salir a correr conmigo y esas ocasiones llega exhausto a casa, no sabe cómo le descargo su energía sexual. En recompensa lo dejo besarme sin saber que tengo la boca y mi sexo lleno del semen de Sansón. Sansón es un perro muy afortunado y yo soy una universitaria en celo muy satisfecha. Ahora yo trato de coincidir mi ovulación con los encuentros con Sansón, él percibe mi aroma de hembra caliente y no tengo que esforzarme para recibir todo ese semen delicioso en mi conchita y deleitarme en las cogidas y orgasmos que me da, soy su perrita en celo, siempre lista cuando podemos para complacerlo.

 

 

 

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