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viernes, 8 de marzo de 2024

110. La vida de mi madre

 


Desde que iba en secundaria he tenido que aguantar los piropos obscenos de mis compañeros hacia mi madre. Durante tres años escuché decirme como se la cogerían, de que se comerían sus tetas y las bañarían de semen. Cosas como que debe ser bien puta en la cama y que ente varios se la cogerían hasta por el culo.  La verdad no los culpo, mi madre es muy bella de cara, con grandes tetas y un culo gigantesco, tiene lonjitas pero no cambia el hecho que para su edad es una mujer muy bien cuidada y deseable.

Yo era muy pequeño para darme cuenta de lo puta que es mi madre pero ahora con 18 años, me doy cuenta que es una zorra que le gusta tragar vergas. Ya sé, está mal que lo diga, pero el sol no se puede tapar con un dedo. Ahora duermo en el mismo cuarto que mi madre, en camas separadas ya que vivimos con mis abuelos y no hay muchos cuartos en la casa. Mi madre duerme con un babydoll que no es trasparente pero se puede visualizar fácilmente sus pezones cuando están duros por el frío que es casi siempre porque ponemos el aire acondicionado.

Ella no es muy discreta y no hay muchos lugares con lo cual pueda hablar en privado así que me ha tocado más de una vez escuchar hablar con uno de sus novios por teléfono donde he alcanzado oír como la llaman “Mi putita” o “Mi culito”. También cuando le llega un mensaje lo miro de reojo para leer las obscenidades que le mandan, incluso me ha tocado ver una que otra foto de vergas, pero grandes vergas, una vez vi que le enviaron la foto de una verga negra del tamaño de un brazo. También le envían mensajes cuando estamos viendo la televisión y ella rápidamente va al baño, una vez que no oí que cerraba la puerta la seguí. La vi con la blusa bajada y el short en el suelo, tomándose una foto de sus tetas y de su culo para enviárselo a uno o a varios de sus amantes.

No soy el único de la familia que piensa que mi madre es una puta, mi primo el Seba también. Una vez que vino de visita lo encontré masturbándose con la ropa interior de mi madre. Un día estábamos jugando videojuegos mientras mi madre dormía, él me dijo que iba al baño a cagar y que siguiera sin él pero yo no le creí. Espere unos minutos y subí con delicadeza y me desplacé hacia nuestro cuarto. Mi primo estaba con los pantalones abajo, sujetando su verga con la mano derecha y con la izquierda el celular, vi a mí madre que seguía dormida pero las tetas las tenía al descubierto. Mi primo se estaba masturbando mientras tomaba fotos a mi madre y pegaba su verga hasta quedar unos centímetros de distancia de su cara. Me quedé observando la escena, no niego que me calenté, asi que me quedé en silencio viendo lo que sucedería. Incluso llegó a ponerle la verga en los labios. La erección que tenia llegaba a ser molesta, porque mi verga se rosaba con mi bóxer. En eso mi madre se despertó pero lejos de putear a mi primo o dar un grito, se la empezó a chupar sin poner objeción. Mi primo se sorprendió ante tal reacción pero se notaba que le gustaba la forma caliente en que mi madre le comía la verga. No tardó mucho en acabar, llenándole la boca de semen. “¡Eres toda una putita!” –le dijo Seba, ella solo sonrió. Cuando ya estaba listo para volver a jugar play, yo bajé enseguida y tres minutos después bajó mi primo. “Parece que tenías mucha caca acumulada, te tardaste mucho y me aburrí” –le dije. No hizo ningún comentario al respecto de mi madre, pero si me respondió: “Tú sabes primo que esas cosas no se controlan y cuando las ganas llegan, pues llegan”.

Mi madre suele llegar tarde a la casa por irse de fiesta, incluso a veces ni llega. Una de esas noches me quede masturbándome con una porno de Gangbang cuando escuche la puerta de la casa abrirse. Apagué la pantalla de mi celular y la luz, me hice el dormido. Unos minutos después escucho como entra al cuarto y prende la luz, se acercó a mí y me dio un beso en la frente, cuando lo hizo pude oler el alcohol en su aliento y el semen de su cabello. Pasaron otros minutos cuando decidí abrir los ojos, la luz seguía encendida. Vi a mi madre parada enfrente de su cama, dándome la espalda. En ese momento se quitó el vestido, quedando desnuda. Yo clave mis ojos en su tremendo culo que estaba todo rojo, con marcas de diferentes manos. Además, pude notar como hilos de semen se escurrían de su vagina y de su ano. No había duda que lo había hecho con más de uno. Ella agarro su celular y empezó a fotografiarse. Yo cerré los ojos por precaución. Después oí como apago la luz. Escuché que mandó un mensaje de audio diciendo: “Me la pasé tan rico esta noche, tengo mis agujeros abiertos y aun chorreando semen. Gracias, fue delicioso”. Ni siquiera se puso el babydoll, solo se tiró en la cama y dio un exquisito suspiro. Ella se durmió enseguida pero yo me quedé despierto con la verga en mi mano, masturbándome con intensidad, imaginando que un ladrón entrara en la casa, a nuestro cuarto y se la cogiera, o tal vez mi abuelo al verla desnuda en la cama se la metiera por todos lados y la hiciera gritar como puta mientras me masturbo mirando.

Yo no quiero cogerme a mi madre, solo quiero ver que se la cojan, que la llenen de semen, que dejen su culo todo rojo, que la humillen y la traten como la puta que es entre varias personas. Quiero verla con una verga en cada agujero. Esa es mi fantasía. Mi mente empezó a tejer un plan maquiavélico para cumplir esa perversa fantasía, mientras imaginaba los morbosos detalles me masturbaba como un demente. Incluso me acordaba cuando Seba se masturbaba cerca de ella y después se la chupó hasta hacerlo acabar en su boca. En eso mi maliciosa mente me hizo pensar que si ya había probado tanto semen en una noche, no se daría cuenta si eyaculaba en sus tetas. Me levanté sigiloso, sin hacer ruido, con el tenue brillo de la luz en la pantalla de mi celular me acerqué y me masturbé a su lado. Alumbré y cuando vi sus deliciosas tetas acabé en ellas, dejándoselas con mi tibio semen. Me fui a acostar y me dormí plácidamente.

Los días pasaron y fui de visita a la casa de Seba, le conté de mis intenciones y obviamente dijo que quería participar, ya que no tendríamos que hacer mucho esfuerzo para que ella cediera. “¿Cómo lo sabes?” –le pregunté. “¿Recuerdas cuando te aburriste de esperarme?” –dijo en tono de pregunta. “Sí” –le respondí aunque sabía lo que diría. “La cosa es que me estaba pajeando a la zorra de tu madre, la muy puta se despertó y me la chupó hasta que acabé en su boca” –me dijo. “No seas mentiroso” –le dije obviamente mintiendo. “¿Por qué te mentiría? Sabes como es mi tía, así que no te hagas el tonto” –me dijo. “Bueno, en eso sí tienes razón. No le negaría una mamada a nadie” –le dije. “Por eso te digo que no tendríamos que insistir mucho para que haga lo que bien sabe hacer” –dijo él. “Tengo unos compañeros que quieren cogérsela desde hace mucho, voy a organizar algo y lo hacemos” –le dije. “Sí, vas a ver que a la puta le gustara” –dijo él.

Al otro día estábamos cenando cuando mi abuelo dijo que se irían a pasar el fin de semana al campo con el club de adultos mayores. En el rostro de mamá se formó una sonrisa, imagino que pensando en las cosas que podría hacer si mis abuelos no estaban en casa. “¿No tienes planes para el fin de semana hijo?” –me preguntó. “La verdad si, queríamos con unos compañeros hacer un asado y como soy el único que tiene piscina, pensé que lo podíamos hacer aquí para relajarnos y capear el calor” –respondí. “Me gusta la idea, solo que dejen todo ordenado después” –dijo mi abuelo. “Obvio abuelo, de eso no te preocupes” –le dije. ¿Cuántos serán los invitados?” –preguntó mi madre. “Seremos cinco incluyendo a Seba” –le respondí. En eso noté que sus ojos se iluminaron, tal vez recordando lo que pasó ese día. “Bueno, yo les ayudó entonces, ya que siempre es necesario el toque femenino” –dijo ella sonriendo. Esa misma noche les escribí a mis compañeros del asado y de lo que tenía pensado, los malditos no se negaron, para ellos sería como un sueño erótico que se hace realidad.

Llegó el sábado y los lujuriosos invitados empezaron a llegar. “¿Cómo esta señora Luciana?” –le preguntaron mientras la saludaban con un beso en la mejilla. “Muy bien, sean bienvenidos. En el patio ya está la parrilla encendida y un cooler lleno con cervezas” –les dijo. “Oh, gracias. Supongo que nos acompañara” –dijo Luis con un tono perverso en la voz. “Claro, no tengo problemas con eso” –le respondió. Pasaron al patio y estaban embobados mirándola. El último en llegar fue Seba, que venía con un pack de cervezas. “Hola tía” –le dice mientras le da un beso en la mejilla. “Hola Seba, los muchachos están en el patio con la carne en la parrilla” –le dijo ella. Ahora, con todos mis perversos secuaces empezamos a planear la forma de conseguir el botín preciado. Seba sugirió: “Hay que invitar a la puta a la piscina, a ver que se pone para calentarnos”. “Buena idea” –le dije. Esperamos unos minutos y la llamé, le pregunté si quería meterse a la piscina o tomar el sol en el patio, ya que hacía calor y estaba el día como para broncearse. Obviamente aceptó, ya que tendría a varios espectadores. “Me voy a poner traje de baño, vuelvo en unos minutos” –dijo. “Tranquila tía toma tu tiempo” –le dice Seba. Ya estábamos los cinco con la verga parada esperándola.

No se hizo mucho esperar, al verla quedamos con la boca abierta, venía con un bikini que apenas le tapaba las tetas y una tanga que dejaba muy poco a la imaginación. “¿No les gusta cómo me veo?” –preguntó. Estábamos tan embobados que no podíamos articular palabra. Solo movimos la cabeza en señal de aprobación. ¿Nunca han visto una mujer en bikini?” –nos preguntó, pero no salíamos del asombro. “Veo que les comió la lengua el ratón. ¿Quién de ustedes tendrá el gesto de darme una cerveza?” –dijo ella con un tono sensual. No le importaba coquetearle a mis compañeros estando Seba y yo presentes. Miguel sacó una cerveza del cooler y se la dio, ella se puso en una reposera para tomar sol y beber; para todos los que ahí estábamos era un sensual espectáculo verla tan desinhibida ante el mar de hormonas juveniles, ante esos lobos hambrientos que la devoraban con la mirada. Se puso de pie después de un rato y se metió en la piscina, ya que el calor era un poco agobiante. Nosotros no dejábamos de mirarla, la calentura que sentíamos era un tanto insostenible, haciendo que nuestras vergas quisieran estallar por lo dura que estaban. Entonces fue cuando decidimos poner mi plan en acción.

Esperamos a que saliera de la piscina, sus pezones se marcaban en la tela, se veía sensual debo reconocerlo, su cuerpo cubierto de agua y la sensualidad que desprendía era un deleite para nuestros jóvenes ojos. Se recostó en la reposera para que su cuerpo se secara con los rayos del sol, aunque sabía perfectamente que había otra humedad que el sol no podría secar. “Hijo, ¿puedes abrirme otra lata cerveza? –me preguntó. “Claro, mamá, espera un minuto” –le respondí. Saqué una del cooler y sin que ella se diera cuenta la agité, cuando llegué a su lado la abrí y obviamente se desparramó el contenido de la lata, dejándola completamente empapada. Su mirada fue de enojo. Le dije: “Perdón mamá, fue un accidente”. “Lo sé, pero mira como estoy” –dijo. “Señora Luciana, no se preocupe, eso se puede arreglar” –le dice Diego. “Sí señora Luciana, eso tiene solución” –le dice Ignacio. Se acercaron a ella como lobos acechando y sin esperarlo o quizá sí, empezaron a lamer la cerveza de cuerpo. De su pecho, abdomen y muslos. Su cuerpo empezó a reaccionar a los estímulos y dijo: “Falta un espacio más”. Entonces mi primo Seba, fue como hipnotizado ante el canto de una sirena, ella separó las piernas y mi primo movió a un lado la tanga, para empezar a lamer su húmeda vagina con libertad. Ella empezó a gemir al sentir cuatro lenguas lujuriosas recorriéndola por completo, yo la miraba y disfrutaba, tenía razón Seba cuando dijo que no tendríamos que hacer mucho para que se entregara.

Me senté en una silla de frente a ellos para ver como mamá hacía lo mejor que sabe hacer, saciar a sus amantes. Mis amigos estaban parados a su lado y mamá atendía sus vergas con manos y boca. Seba seguía pegado a su vagina comiéndosela como un loco. No pude resistirme más y me empecé a masturbar deliciosamente ante semejante espectáculo, mi fantasía se estaba cumpliendo, podía ver que mi madre sería cogida por varios hombres a la vez. La forma en que se la chipaba y masturbaba a mis amigos era demencial, se notaba en su cara que estaba caliente. Mis amigos le quitaron la parte de arriba del bikini y Seba se encargó de sacarle la tanga, estaba desnuda ante mis ojos, en su rostro se veía la lujuria. Mis amigos y mi primo se quitaron los trajes de baño y se dispusieron a la acción: Mamá sería cogida inevitablemente. El primero en tener ese privilegio fue Seba, quien de un solo golpe le ensartó la verga en su concha. Ella gimió y se retorció. Seba la cogía con fuerza como si quisiera partirla en dos. “Mira primo, así se cogen a las putas” –me decía. Eso sí me calentaba más y ella no paraba de comerse las vergas de mis amigos. Uno a uno se cogió a mi madre, dándole verga en su concha, lo que era perverso y rico a mis ojos. Cada vez que una verga se perdía en su vagina, era un intenso orgasmo. “¡Qué grata sorpresa!” –decía entre gemidos.

La hicieron que se pusiera de pie, Seba se recostó en la reposera, ella se subió encima de él regalándole su culo, no le importó si estaba dilatado o no, lo hizo entrar a fuerza gritando de placer, entonces Diego, sin perder tiempo se metió en su concha. Sus gemidos intensos fueron acallados por las vergas de Miguel e Ignacio, las que ella chupó sin siquiera ahogarse, se notaba que era una experta, porque mis amigos le follaban la boca como endemoniados. Yo seguía masturbándome perversamente ante la imagen más sensual y morbosa que mis ojos han visto. Ver como se la cogían salvajemente y ella solo dejaba que mis amigos y Seba hicieran lo que quisieran superaba con creces todas mis sucias fantasías. Ella estando al punto del orgasmo, me miró a los ojos y me dijo: “Mira cómo se cogen a tu mamita. ¿Te gusta hijo que sea una puta?”. No podía decir nada, solo mirarla y masturbarme como un loco viéndola coger. Se retorcía de placer siendo penetrada y mis amigos le retorcían los pezones, poco a poco se aproximó al orgasmo, en sus ojos había mezclado placer, un deleite para quien la observara.

Sin darle descanso, fue el turno de Miguel e Ignacio para cogérsela, Miguel prefirió meter su verga en la vagina de mi madre e Ignacio fue el afortunado de cogerse su culo. Mientras que Seba y Diego fueron los afortunados en sentir su sucia boca chupando sus vergas sin inconvenientes. Yo no sabía cuanto tiempo seguiría pajeándome, ya estaba casi por eyacular pero me aguantaba las ganas, quería que ellos fueran los primeros en llenar de leche todo su puto cuerpo y que la dejaran abierta como una buena zorra. Me detuve y observé en silencio, incluso para los muchachos se hacía imposible aguantar a semejante zorra, sus ojos estaban eyectados en lujuria y perversión. En cosa de minutos estarían llenándola de semen, por lo que mi espera no sería tan larga. Los muchachos se detuvieron y llevaron a mi madre al piso para masturbarse alrededor de ella, como loca les chupaba la verga los masturbaba y esperaba con la boca abierta recibir ese premio que se había ganado como la mejor puta. Al fin los muchachos empezaron a eyacular, uno a uno dejaban su tibio semen donde cayera, en su cara, en sus tetas, en su boca; ella lo recibia gustosa, disfrutando de cómo era bañada sin ninguna delicadeza, bueno, está a acostumbrada así, ya que sus amantes cada vez que se la cogen lo hacen de la misma forma. Con su cuerpo cubierto de semen mi madre se veía hermosa, me miró y me dijo: “¿No le vas a dar semen a tu sucia mamita?”. Me puse de pie y caminé hacía ella, mi verga iba a explotar, pero no podía negarme a lo que ella pedía. Cuando estuve frente a ella me la empezó a chupar de la manera más perversa que alguien me la haya chupado antes, en verdad quería que acabara en su boca y no se detendría hasta conseguirlo. Para ayudarle en su cometido, empecé a cogerle la boca como poseído, era tan excitante verla babear en cada embestida, llegaba gasta su garganta y seguía con mis movimientos. Hasta que al fin acabé en su boca, dándole a probar los chorros de mi semen, que ella tragó sin contratiempos. Después de la intensa sesión de sexo, seguimos como si nada, pero mamá seguía atendiendo como buena anfitriona a los invitados con ese toque perverso en el aire.

Ahora, cada vez que los abuelos salían de fin de semana con el club de ancianos, nos juntábamos, ya no con la excusa del asado, sino que para coger con mi madre; disfrutamos de su cuerpo en varias ocasiones, incluso Seba venia de visita más seguido solo para cogérsela y yo masturbarme hasta llenarle su boca con mi espeso semen.

 

 

 

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