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domingo, 28 de enero de 2024

96. Mi grupo de amigos y la hermana de un amigo

 


Tenía un grupo de amigos, seis en total que para todo andábamos juntos, desde la escuela hasta las parrandas, éramos inseparables; uno de mis amigos llamado Abraham tenía una hermana llamada Claudia; ella era una inocente chica bajita, rubia y de bonitas facciones; de unos 19 años más o menos; nosotros ya bordeamos los veinticinco años y fracción.

En una ocasión en que sus Papás salieron de viaje, Abraham nos invitó a su casa a una fiesta y como era de esperarse, sus amigos inseparables no podíamos faltar. Fui con mi novia y otros tres amigos también; la fiesta estuvo muy bien, pero lo que más llamó mi atención era la minifalda que la hermana de mi amigo se había puesto; con una blusa ceñida y unas botas que llevaban a los muslos y aunque mi novia también era muy atractiva, Claudia llamó la atención de todos nosotros; intenté disimular, pero como también bebí mucho, mi novia se dio cuenta de que no podía dejar de mirar a Claudia. Lo malo fue que ella se estaba dando unos tremendos bailes sensuales con un muchacho que parecía ser su novio. Se hizo tarde y mi novia quería irse a su casa; yo la iba a llevar pero ella no quiso porque me vio muy tomado; la verdad es que yo no estaba tan tomado, estaba fingiendo para quedarme donde estaba Claudia y el truco me salió a la perfección; así que uno de mis amigos se llevó a mi novia y a las otras chicas; pero le dijimos que regresara porque se iba a poner bueno.

Mis amigos y yo estuvimos haciéndonos los borrachos, esperando que el novio de Claudia se fuera, pero el tipo no se largaba, nos dimos cuenta que le daba miedo dejar a la niña sola con nosotros, así que hicimos como si nos fuéramos a dormir y nos encerramos en una habitación que nos prestó Abraham; apagamos las luces y nos hicimos los dormidos para que nadie sospechara nada y esperamos un rato; luego Javier, uno de mis amigos se asomó a ver que sucedía y vio que ya todo estaba en calma y las luces apagadas; supusimos que el novio de Claudia ya se había ido y que tanto ella como Abraham se habían ido a acostar; nos desnudamos y salimos en silencio; previamente ya habíamos localizado la recámara de Claudia para no tener que andarla buscando; hacia allá nos dirigimos y con mucho cuidado abrimos con un pasador pues estaba cerrada con seguro.

Al entrar nos llevamos una gran sorpresa, pues la “inocente” Claudia estaba sobre la cama en tremenda performance con su novio; ambos estaban vestidos, pero las caricias que se daban hacían pensar que no tardarían en pasar a algo más; el novio le metía mano por todos lados mientras ella le acariciaba el bulto en sus pantalones. Como la luz estaba muy tenue, casi apagada, ellos tardaron un poco en darse cuenta de nuestra presencia, no fue sino hasta que los iluminamos con una lámpara que se separaron espantados; preguntándonos que hacíamos allí; ya habíamos cerrado la puerta de nuevo con seguro y encendimos la luz; Claudia y su novio se sorprendieron de vernos desnudos; nosotros no perdimos tiempo y aprovechando el factor sorpresa nos fuimos sobre ellos; tres de nosotros sujetamos al novio; rápidamente lo atamos a una silla y lo golpeamos mientras le preguntábamos donde estaba Abraham; él nos confesó que le había puesto una pastilla para dormir en su bebida para poder seducir a Claudia; cuando nos confesó esto, lo amordazamos para que no hiciera ruido.

Mientras tanto, los otros dos habían sujetado a Claudia y uno le tapaba la boca mientras el otro la desnudaba; ella se retorcía tratando de que la soltaran, pero mis amigos no la dejaron; en ese momento alguien tocó en la puerta de la recámara; todos nos detuvimos pensando que sería Abraham, Mario, otro amigo, se acercó a la puerta mientras José y yo nos preparábamos para atar a Abraham también; pero al abrir vimos que era Iván, el amigo que había llevado a las chicas a sus casas; él traía una cámara de video para grabar todo. Tranquilos, seguimos con nuestro plan; rápidamente le rompimos la blusa y le sacamos la falda a Claudia, le arrancamos el sostén y Mario se pegó a una de sus tetas y Félix a la otra, succionándolas como enajenados y yo me hinqué y me dediqué a bajarle su tanga blanca; vi su rubio vello púbico mientras Adrián la sostenía fuertemente y le tapaba la boca para evitar cualquier contingencia. Le dejamos puestas las botas porque así nos excitaba más. Claudia lloraba, gemía y pataleaba pero no nos conmovió; acaricié sus nalgas perfectas; la hice abrir las piernas y comencé a lengüetearle el clítoris, haciendo que mi verga se levantara en toda su extensión. Con un dedo estuve jugando en la entrada de la vagina y con otro en su ano; después de lamerla y juguetear un rato, les dije a mis amigos que ya era hora; al decir esto, ellos se movieron rápido; en un santiamén le ataron a Claudia los brazos atrás; Félix se sentó en la cama, recargando su espalda en la cabecera, acercamos a Claudia; le ordenamos que mamara la verga de Félix; ella quiso resistirse, pero le dijimos que si no hacía lo que le decíamos sería peor para ella y su novio, así que tuvo que obedecer. Claudia abrió la boca y empezó a mamar la verga de Félix; pudimos apreciar su magnífico cuerpo. Yo me subí a la cama y me coloqué detrás de Claudia que estaba en posición “de perrito” y mientras que Iván encendió la cámara, yo me coloqué en medio de las piernas de ella; sin ninguna contemplación puse mi verga en la entrada de su vagina, ella movió la cabeza diciéndome que no; yo solo sonreí y empujé lo más fuerte que pude; la penetré salvajemente, gozando con su dolor y desesperación.

Metí y saqué mi verga esa vagina que el estúpido novio había dejado húmeda. Claudia mientras ella llorando se la chupaba a Félix e Iván filmaba; mis demás amigos nos alentaban a continuar y el novio de ella desesperado pataleaba y gritaba algo por debajo de la mordaza. Uno de mis amigos le soltó un golpe en el rostro y le ordenó que se estuviera quieto. Me incliné sobre Claudia y le besé el cuello mientras mis manos acariciaban sus tetas; seguí penetrándola  durante unos veinte minutos hasta que tuve un tremendo orgasmo y descargué todo mi semen dentro de ella; noté que lloraba queriendo evitar mi descarga, pero ya estaba hecho. Un poco después Félix soltó su descarga obligándola a tragarse su semen.

En cuanto terminamos y sin darle tiempo de gritar, Adrián se sentó para que Claudia se la mamara y Mario se colocó en medio de las piernas de ella y de igual manera la penetraron ambos sin ninguna compasión, solo se escuchaban los quejidos de ella ahogados por la verga que chupaba y los gemidos de placer de mis amigos; Iván no perdía detalle con la cámara y el novio se agitaba y noté que trataba de decirnos algo. Me acerqué a él y le quité la mordaza, no sin antes advertirle que si gritaba le pondríamos una madriza como nunca; él me pidió que me acercara y al agacharme me dijo al oído que lo único que quería era que lo dejáramos cogerse a Claudia amarrada como la teníamos, pues era una fantasía que ella nunca le había querido cumplir. Yo me asombré, pues creí que el chico era más tranquilo, pero vi que era un gañán como todos nosotros; lo miré sonriente y le di dos palmaditas en la espalda diciéndole que solo esperara su turno.

Adrián tenía a Claudia tomada del cabello y la forzaba a subir y bajar la cabeza para que él sintiera más placer; un rato después tuvo un gran orgasmo y sostuvo la cabeza de ella para que no se derramara el semen; él se quitó y tomó su lugar Javier, poco después Mario se vino, sacó su verga y llenó las nalgas de Claudia de semen que le escurrió por las piernas; en cuanto Mario se quitó fue Iván el que la penetró, entregándome previamente la cámara para que yo siguiera filmando la orgía. Con la cámara hice acercamientos a las caras de placer de mis amigos y a la cara de Claudia mamando la verga de Javier, esto me excitó de nuevo, pues ella chupaba con maestría, no parecía que la estuvieran obligando a ello. Luego hice una toma recorriendo el hermoso cuerpo de Claudia; realmente era una hembra en toda la extensión de la palabra. Javier se vino primero y le ordenó a Claudia que le limpiara muy bien la verga; ella se tragó el semen con asco, luego, Iván terminó dentro de Claudia que no paraba de llorar y gemir. Iván se salió e hicimos que Claudia se levantara; la llevamos hasta donde estaba el novio, la desatamos y le ordenamos que le bajara el pantalón y le mamara la verga; ella se hincó y se la mamó; el chico cerró los ojos gozando la chupada que Claudia le daba; los dejamos un rato así y luego le ordenamos a Claudia que se detuviera, la hicimos levantarse y la llevamos de nuevo a la cama; le atamos de nuevo los brazos a la espalda y la hicimos hincarse en la orilla de la cama de tal manera que su cuerpo quedaba sobre el colchón y sus piernas quedaban abajo; desatamos al novio y le dijimos que ahora era su oportunidad; Claudia empezó a lloriquear y a pedirle al novio que no lo hiciera, pero él le dijo que lo estábamos obligando, aunque se notaba que estaba ansioso por violarla.

El novio se colocó detrás de Claudia mientras Iván la amordazaba para evitar que gritara; el muchacho se hincó y empujó su verga dentro de la panocha de Claudia, penetrándola por completo de un golpe; ella gimió de dolor y cerró con fuerza los ojos de los cuales ya escurrían lágrimas por el dolor. El novio estuvo bombeando a Claudia durante un buen rato, al tiempo que le daba tremendas nalgadas, haciéndola sufrir más. El novio estuvo gozando de la violación a Claudia mientras yo seguía filmando todo lo ocurrido; sin poder aguantar más, le di la cámara a Iván y me acosté sobre la cama de lado, poniendo mi verga frente a la cara de Claudia; le quité la mordaza y tomándola del cabello, la obligué a mamármela; ella ya resignada obedecía sin chistar y me chupó la verga en silencio; de sus bellos ojos cerrados seguían escurriendo lágrimas pero siguió mamándomela; yo cerré los ojos y la tomé del cabello, gozando la chupada hasta que terminé sin soltarla para que se tragara mi semen.

Abrí los ojos y vi que ya no era el novio el que la cogía sino Adrián, mientras mis demás amigos y su novio ya confiado veían la escena. Mario, al ver que yo me levantaba, ocupó mi lugar, haciendo que Claudia le mamara la verga un buen rato; no la dejamos descansar, pues en cuanto Adrián terminó, Félix tomó su lugar y cuando terminó Mario, fue Javier el que la penetró y al venirse Félix en la cara de Claudia, Iván tomó su puesto. Javier e Iván terminaron, llenando el cuerpo, la cara y el pelo de Claudia de semen; ella ya no decía nada ni se movía, solo lloraba en silencio. Desatamos a Claudia y le dijimos que nadie debería de enterarse de lo ocurrido o mostraríamos a todo mundo el video, debidamente editado. Ella asintió y se acostó; el novio hizo por acercarse, pero Claudia lo rechazó y le dijo que no quería volver a verlo jamás. Nos salimos todos en silencio, nos vestimos y nos fuimos.

Me parece que la familia de Claudia nunca supo del incidente; nosotros en ocasiones lo comentamos y Adrián ya está planeando hacerle una visita sorpresa a Claudia, dice que él puede ir solo o acompañado. Como dicen: “No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla”. Adrián decidió dar paso a su plan, me llamo para decirme que si me unía, ya que los otros dijeron que estaban arrepentidos de lo hicieron y no querían volver a repetir la experiencia. “Tú eres de los que no se arrepiente compadre” –me dijo. “Claro, pero deberíamos dejar que pase un poco más de agua debajo de puente. ¿Tú crees que Claudia no estaría esperando un nuevo ataque en el menor tiempo posible? Voy a todas, pero esperemos un tiempo más” –le dije. “Por eso eres el más inteligente del grupo, piensas en todo compadre” –me dijo riendo. Logré convencerlo de dejar pasar un poco de tiempo. Yo estudié su rutina diaria, por donde caminaba, qué tan concurrida era la calle y con quien se devolvía a casa, para asi estar seguros de que todo saliera bien. Era incluso excitante seguirla a la distancia, ya que ella nunca se dio cuenta que la estaba acechando.

Cuando ya descubrí que no había peligro en la rutina de Claudia, llamé a mi amigo Adrián y le dije que todo estaba bien y que podíamos llevar a cabo el maquiavélico plan. Era viernes por la tarde, Claudia caminaba por la calle acostumbrada, sola, ya la última de sus amigas con quienes siempre andaba se había despedido unas calles atrás. Todo estaba listo, íbamos en una Tundra de color negro con vidrios polarizados, avanzamos lentamente a su lado, el movimiento debía ser rápido, Adrián debía bajarse y hacerla entrar a la camioneta a como diera lugar y sin formar un escándalo. Sin perder un segundo, Adrián se baja de la camioneta, la toma con fuerza y la sube. A toda velocidad salimos de ahí sin que nadie se diera cuenta. “¡Déjenme malditos! ¿No tuvieron suficiente hace tiempo?” –dice Claudia a los gritos. “¡Ponle un bozal a la perra para que no ladre!” –le dijo a Adrián. Él tomo una cinta adhesiva y la puso en la boca de Claudia, también aprovechó de inmovilizar sus manos. Conduje hasta las afueras de la ciudad, a una casa de mi familia que está olvidada en lo más profundo de un bosque. Al llegar, no había testigos de lo que íbamos a hacer, además tendríamos bastante tiempo para hacer y deshacer todo lo que quisiéramos. Al bajarla, ella forcejeaba, pero entre los dos pudimos doblegarla y hacerla entrar. “Ahora, harás todo lo que te digamos, de lo contrario, lo pasarás muy mal” –le dice Adrián. Ya con las cosas claras, al menos para nosotros, corté la cinta que inmovilizaba sus manos y le quité la cinta de la boca. En seguida, Claudia dijo con enojo: “¡Son unos hijos de puta!”. “No está tu novio para impresionar con el papel de inocente, tampoco lo eres. ¿No recuerdas lo que estabas haciendo con él?” –le dije. “Así que quítate la ropa de una vez putita y dejamos verte” –le dice Adrián. “¡Son unos animales!” –nos dice Claudia. “¡Sí y te vamos a coger como animales! Así que no pierdas el tiempo y desnúdate puta” –le dije. Al ver que no estábamos jugando, Claudia se empezó a quitar la ropa lentamente mientras la mirábamos embobados. “¡Hazlo más lento!” –le ordenó Adrián.

Cuando se quitó la ropa Claudia nos miró con desprecio y nos dijo: “¡Ya está! ¿Contentos bastardos?”. Sonreí y le dije: “Más que contentos, puta”. Sin darle tiempo a nada, Adrián la toma del pelo y la pone de rodillas. “Ahora, muéstranos lo que esa boca sabe hacer” –le dijo. Se desabrochó el pantalón y la obligó a que le chupara la verga. Claudia no tuvo más opción que metérsela en boca y empezar a chupar. “¡Sé que sabes hacerlo mejor!” –le dice Adrián tomándola del pelo y marcándole el ritmo con el que debía hacerlo.  Claudia empezó a seguir el ritmo que Adrián le había marcado, mientras yo me acerqué por detrás y deslicé mis manos por sus tetas, apreté sus pezones con fuerza y le decía lo puta que era. Desabroché mi pantalón y saqué mi verga, le dije: “¡Chúpamela zorra!”. La tomó con una de sus manos y la metió a su boca para chupármela con la misma intensidad con la que se la chupaba a mi amigo. Estuvo alternando por varios minutos con una verga y la otra. Le dije a Adrián: “Ya es tiempo de que nos cojamos a esta puta”. “Tienes razón, no quiero que esta zorra solo me la chupe” –me dijo. La levanté del pelo y la llevé a la cama y le dije: “Ahora Claudita, nos complacerás. Te vamos a coger hasta que nos dé la gana”. Adrián se tumbó en la cama y le dijo: “¡Ven y móntame puta!”. Claudia se subió a horcajadas sobre él, parece que estaba mojada, porque la verga de mi amigo no tuvo problemas en meterse en su vagina, ya que se deslizó por completo. Claudia suspiró agónica al sentir como se clavaba en su interior. Comenzó a moverse suavemente y decía: “¡Hijos de puta!”. Empezó a moverse más rápido gimiendo descontrolada. “Te haces la que no rompe ni un huevo y eres una puta. No lo puedes negar” –le dije. Su concha húmeda se veía tan sensual engulléndose la verga de Adrián que sin pensarlo me subía la cama y la empujé hacia adelante, sin que le dijera nada ella separó sus nalgas, había leído muy bien mis intenciones. Le clavé la verga por su culo sin piedad, Claudia dio un grito que debió escucharse hasta afuera de la cabaña. Empecé a embestirla con fuerza, lo mismo hacia Adrián en su vagina. Empezó a gemir y a resoplar con fuerza, la jalaba del cabello y le susurraba cosas sucias al oído, ella gemia con descontrol, escucharla era un perverso y magistral acto que el placer causaba en ella. Seguimos sin detenernos, no queríamos desaprovechar el tiempo, queríamos que reconociera que era una zorra y lo íbamos a conseguir a como diera lugar.

Entre más la embestíamos como machos en celo, ella gemía con más fuerza, el orgasmo se acercaba y su cuerpo se sacudía con violencia. Las sensaciones en el cuerpo de Claudia se intensificaban en cada segundo, hasta que un ahogado gemido salió, que luego dio paso a gemidos intensos que resonaban como un coro celestial. “¡Dilo! ¡Di que te gusta que te cojan!” –le dice Adrián. Ella seguía gimiendo y su cuerpo retorciéndose por el orgasmo. Nosotros no parábamos de cogernos sus agujeros, Claudia se agarraba las tetas gimiendo descontrolada, hasta que ya no pudo resistir más. “¡Sí, soy una puta! ¡Disfruté cuando me cogieron en la fiesta! ¡Me gusta la verga!” –gritaba. No pasaron más de cinco minutos y ya estábamos ambos eyaculando en el interior de aquella zorra confesa, me deleité al sentir como mi verga se descargaba en su culo. Claudia sintió como nuestro semen la invadió y dijo: ¡Oh, mierda, qué rico!”. Cayó rendida sobre el pecho de Adrián que reía con satisfacción.

De inmediato la zorra se puso a chuparnos las vergas para limpiar hasta el último rastro de semen que pudiera haber quedado. “¡Eso, pasa la lengua como una buena perrita!” –le dije. Claudia sonrió y deslizó su lengua con cara de niña traviesa. Al poco rato, le dijimos que se vistiera y la llevamos a la calle en donde la recogimos. “Ahora, no podrás negarte a que te cojamos, ya sabemos que no eres una niña buena” –le dice Ardían. “Todos los viernes pueden pasar a buscarme en la misma calle y llevarme a esa cabaña” –dijo ella. “Lo de la fiesta fue el principio” –le dije. Cuando se bajó de la camioneta vimos cómo se alejaba caminando de manera sensual seduciendo nuestros ojos con un contoneo sensual de sus caderas, sabíamos que nadie se enteraría de lo que hicimos, ya que al menos para nosotros era una verdadera puta adicta al sexo.

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®

4 comentarios:

  1. Me incluyo en el grupo de las mujeres q tiene esta oscura fantasía. Excelente narrativa, sólido hilo conductor y delicioso contenido: me quitó el sueño y encendió la lujuria. Felicidades, P!

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  2. Waooo qie rico ser cogida así con una fantasía así de extensa delicioso.
    Como siempre exquisito relato Caballero

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  3. Señor el deleite de la imaginación es placentera

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  4. Excelente relato. Gracias por compartir JOL

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