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jueves, 29 de junio de 2023

23. Quería ser la puta de papi y lo conseguí

 

Vivo en la Ciudad de Santiago, estoy por cumplir los 30, soy de piernas grandes, cabello largo negro ondulado que me llega casi a la cintura, ojos negros y lo que siempre me ha caracterizado son mis tetas, son muy grandes, tocándolas con las dos manos apenas las cubres, me encantan.

De adolescente vivía en la casa con mis papás y mis inicios en el sexo fueron escuchándolos detrás de la puerta. Todo empezaba cuando escuchaba que cerraban la puerta y ponían el seguro, en ese segundo mi concha se mojaba y no podía aguantar las ganas de tocarme, tumbarme en el suelo junto a la puerta y callarme para poder escuchar. A veces las cosas empezaban rápido, otras no, pero imaginar la verga que tenía mi padre y lo puta que era mi madre al gemir tan fuerte que le tenía que tapar la boca, o ponerla contra el colchón, imaginarme qué hacían me ponía tan caliente que acababa a veces con solo tocar mi vagina suavemente por debajo de mis calzones. Otras veces no podía más y tenía que apretarme fuertemente los pezones y meterme el desodorante hasta adentro, el placer era extremo, cogían dos o tres veces por semana. Pensarán que soy una zorra voyerista y déjenme decirle que no hay mejor descripción. Escuchar el sonido de la cama y pensar en los tumbos que le daba, cómo se la metía y lo mucho que le gustaba, no aguantaba más eso, quería entrar y pedirle que me cogiera a mí también. Estaba harta de escuchar como se la metía y como mi mamá gemía y gritaba como una puta a causa del placer.

Una mañana después de escucharlos en la noche, estaba tan enardecida porque a mí no me tocara nada de eso, que estaba decidida a tenerlo. Me puse un pijama diminuto, unos shorts que dejaban ver la mitad de mis nalgas, y me puse un top blanco, deslavado y viejo sin el brasier abajo, se transparentaba todo. Me arreglé el cabello, me lavé la cara y bajé a desayunar. Me aseguré de que al bajar mi mamá estuviera en la cocina ocupada y mi papá en la sala. Estaba tan excitada que mis fluidos corrían por el short sin tanga que me puse, bajé y miré a mi papá, como queriéndole decir: “Mira lo que tienes frente a ti, cógeme a mí también”. Se le abrieron los ojos al ver mi top, no dejaba de mirar mis tetas, hasta que se dio cuenta que era demasiado evidente y volteó la mirada. Por primera vez ya no me estaba viendo como a su nenita, yo sonreí y me di la vuelta fingiendo que veía la tele, para que pudiera observarme por atrás, se notaba que no traía nada abajo.

Quería ver el bulto de su verga, que se diera cuenta que quería excitarlo, mis movimientos fueron muy discretos y me fui a sentar junto a él, le puse el pie sobre su pierna , tumbada en el sillón, sabiendo que así alcanzaría a ver mi coño y yo sin quitar la mirada de la televisión, dejándolo observarme, desearme. Subí un poco más el pie y sentí como su verga se había puesto dura, que ganas de sacársela y metérmela en la boca, seguro que le gustaría la forma que se la chuparía y seguro que mi madre vería a su hija comiéndose lo que a ella la hace gritar. Con ese fuego lleno de adrenalina consumiéndonos en el sofá, sabía que era cuestión de tiempo para que mi morbosa fantasía se hiciera realidad. Mi mamá nos llamó a desayunar y yo sin ningún tapujo, fui a la cocina así, con las tetas paradas, los pezones duros y la blusa casi transparente. Mi mamá me vio y solamente dijo: “¡Sube a cambiarte esa pijama para desayunar!”. “¡Ay mamá!” –le dije. Sabía que era un punto a mi favor. Ya que si ella se dio cuenta de mis intenciones o por lo menos las intuyó era porque estaba haciendo bien mi trabajo. Como sea, me fui a cambiar la pijama, no por darle en el gusto a mamá, sino porque ya sabía que había provocado a papi. Desayunamos y el día transcurrió de lo más normal. Hasta que llegó la tarde y como la rutina dictaba estaríamos los tres en el sofá viendo una película. Mamá a un lado, papá al medio y yo al otro lado. Estábamos cubiertos por una manta y la película comenzó.

En medio de la película me di cuenta que la manta se movía en el lado de papá y la mano de mamá había desaparecido, la zorrita lo estaba pajeando sin pudor al lado mío, me puse demasiado caliente; mami le susurraba cosas en el oído y él solo reía. De pronto, sentí como su mano empezó a subir por mi muslo. ¡Dios mío, esa sensación! ¡Papi me estaba tocando! Si ya estaba caliente viendo como mamá sin ningún pudor lo pajeaba, sentir su mano recorriendo mi muslo me puso más caliente aún. Separé mis piernas para dejar que me tocara con más libertad, cuando su mano llegó a mi vagina y rozó por encima de mi pantalón, intenté no gemir pero era casi imposible, lo deseaba, quería que me tomara en el sofá a vista y paciencia de mami. Su mano se metió entre mis bragas y palpó mi vagina húmeda por él, no sé cómo lo hacía para que mamá no se diera cuenta pero masajeaba tan rico mi clítoris que apretaba mis dientes y mis labios para no gemir. A los pocos minutos de su incursión furtiva ya estaba teniendo un orgasmo que tuve que reprimir, casi al mismo momento, mamá sacó la mano de debajo de la manta y lamió sus dedos, papá le había regalado su semen para que ella se embriagara con él.

Cuando terminó la película, se despidieron. Sabía perfectamente lo que iban a hacer y que sería mi oportunidad de darme placer. Les di unos minutos de ventaja para que no sospecharan que iría detrás para oírlos y masturbarme escuchándolos al otro lado de la puerta. Cuando llegué frente a la puerta de ellos, me di cuenta que las cosas al menos esa noche serian diferentes, ya que no estaba cerrada, sino entreabierta. Podía apreciar con detalle la manera en que mamá le comía la verga estando en cuatro. Sentí envidia pero a la vez estaba agradecida por el espectáculo que me estaban dando. Mi sexo chorreaba, deseaba entrar y que papi me cogiera pero me contenía, pero no podía aguantar las ganas de tocarme mirando como mami se tragaba el miembro de papá. Mamá se subió sobre él y empezó a menearse suavemente, se veía sensual, esa cara de caliente que tenía me volvía loca, ver como se pellizcaba los pezones mientras era cogida era sin igual. Papá la tenía tomada de las caderas y ella aceleraba sus movimientos, escucharlos gemir era una tortura que repercutía en mi sexo, me tocaba como loca mirándolos, no sé si sabían que estaba siendo testigo pero me gustó ese inesperado regalo. Mami se puso en cuatro y le dijo: “¡Rómpeme el culo!”. Papito se acomodó detrás de ella y se la metió de una, el culo de ella estaba ya acostumbrado a ser cogido, aunque dio un exquisito grito de placer. “¡Oh, mi amor! ¡Qué rico!” –decía ella, mientras papá le daba embestidas violentas.  “¡Eso, cógeme el culo! ¡Dame más fuerte! ¡Fóllame como te gusta!” –le decía a papi.

Ya no daba más de placer, tuve varios orgasmos viéndolos pero seguí masturbándome, mi deseo esa más grande que mi cansancio. Mamá le dijo: “¡Así, eso! ¡Fóllame como te gustaría follarte a la nena!”. Me sorprendieron sus palabras, pero a la vez me encendieron más. ¡Mierda otro orgasmo! Ya mis piernas temblaban de placer. “Vi cuando la mirabas y no perdías detalle del culo de esa pequeña zorra” –le decía entre gemidos. “Tiene un culo tan rico como el tuyo y esas tetas están hechas para ponerle la verga en medio” –decía él. “¡Eres un perverso!” –le dijo mami. “No tanto como tú que me pajeaste a su lado” –le respondió. “Fue demasiado excitante” –decía ella sin poder contenerse y acabó deliciosamente con la verga de papi en su culo. Papá sacó su verga y se la metió en la boca, ella deseosa la recibió y se la empezó a chupar de forma desenfrenada. No pasó mucho para que papi acabara en su boca y ella degustara todo ese tibio semen. Ya no podía más con mi calentura y me fui a mi habitación, tomé el desodorante y me lo metí en la vagina amainando que era la verga de papi, estaba loca de placer, quería tenerlo entre mis piernas y que me dijera todas esas cosas sucias que pensaba de mí. Puse el desodorante en el piso y busqué la entrada de mi culo, al sentirlo ya ahí, comencé a bajar lentamente. ¡Oh, qué dolor más placentero! Subía y bajaba con lujuria, se sentía tan exquisito como mi culo era follado que tuve un orgasmo que casi me causó un infarto. Quedé rendida, cansada, solo pensaba en hacer realidad la fantasía de ser cogida por papi. Me metí en la cama desnuda y dormí plácidamente.

Al despertar en la mañana no había nadie en casa, ambos se habían ido a trabajar pero no me despertaron para ir a la escuela, quizá me sintieron gimiendo como loca en la habitación y entendieron que estaba cansada, pero no ir a clases me significaba que debía encargarme de los quehaceres de la casa, por lo que me di una ducha y me vestí con ese short corto y nada más. Andaba feliz con las tetas al aire por la casa limpiando y ordenando. Preparé para almorzar lo que me queda mejor, fideos con salsa boloñesa. Cuando me di cuenta que la hora había avanzado y que estaban próximos a llegar me fui a poner una polera ceñida y sin sostén, mis pezones se veían exquisitamente erectos. La primera en llegar fue mamá y minutos más tarde llegó papá. Puse la mesa para servir la cena y les serví lo que había preparado en la hora de almuerzo. Después de comer mamá nos contó que debía hacer un viaje de tres días a otra cuidad, ya que la empresa abriría otra sucursal y ella debía dar la inducción a los nuevos empleados. No les miento, me puse feliz pero no podía demostrarlo porque si no se darían cuenta de mi plan. Seguí masturbándome escuchándolos, ya que habían estado bastante activos en cuanto a sexo se refiere. Solo esperaba mi turno, y el día llegó. El lunes siguiente mamá se estaba despidiendo de nosotros por su viaje. La abracé y le di un beso en la mejilla, papá la besó en los labios y ella se subió a su auto para irse.

“Tenemos la casa para nosotros” –le dije a papi insinuante. Él rio y dijo: “Sí, podré ver TV a mi gusto”.  Me reí ya que su respuesta me pareció graciosa. Ahora ya todo dependía de mí para conseguir mi anhelado premio, no tendría restricciones ni reparos para calentar a mi papi y que me dé una buena cogida. Él estaba mirando TV en la sala y yo me paseaba frente a él luciendo mi culito en pompa, sé que le gusta, lo escuché diciéndoselo a mamá mientras se la estaba cogiendo. Trataba de mirarme de forma disimulada pero me miraba con descaro. Incluso notaba cuando acomodaba su verga erecta entre el pantalón. Ya lo tenía atrapado en la red de mi seducción, solo imaginar lo que sucederá me tenía con la vagina chorreando de calentura. Ya anocheció y mi plan comenzaría a tomar forma, solo esperaba el momento propicio para hacer el movimiento.

 

Me puse un camisón delgado muy corto, obviamente sin nada debajo. Endurecí mis pezones masajeándolos con saliva y apretándolos, fantaseando en como me iba a coger papi, imaginando como le diría que me metiera su verga y que me diera fuerte. Mis pezones se pusieron duros y me fui a su cuarto. Solo pensar en su miembro invadiendo mi sexo me hacía humedecer y jadear en cada paso. Entré sin golpear y apagó la televisión rápido, logré escuchar gemidos, sabía que estaba viendo porno. “¿Qué pasa hija?” –preguntó. Le respondí: “No puedo dormir, me duelen los pezones”. Encendí la luz para que viera que estaban durísimos. Se quedó pálido, no supo que decir, le dije: “Es porque están frio , mira” –le dije mientras acerqué mi mano para que los tocara. Podía sentir como temblaba, al mismo tiempo se agitaba su respiración. Papi estaba en absoluto silencio mientras lo guiaba por el recorrido de su mano en mis tetas. Sus ojos mostraban lujuria, algo que solo percibía cuando se iba a coger con mamá. “Así no se van a calentar” –le dije mientras tomaba su mano y la metí por debajo de mi camisón. Apretaba mis pezones con firmeza, haciéndome gemir. “¿Te gustan papito?” –le dije. “Ya eres una chica y no es bueno que andes calentando a los hombres” –me dijo. “No es lo que pregunté papá, te pregunté si te gustaban mis tetas” –le dije. Me miró en silencio y me respondió: “Me encantan”. “¡Ay, papito! ¡Me sonrojas!” –le dije. Él sonrió pero permaneció en silencio.

 

Le quité las cobijas pensando en subirme en él y pedirle que me cogiera. Vi su verga grande, dura, me abalancé sobre él como una puta delirante, me senté sobre él en horcajadas y puse mi vagina empapada. Empecé a moverme suavemente y le dije: “¡Papi quiero que me la metas! ¡Quiero que me hagas gemir y gritar como lo hace mamá!”. Ahora estaba a su completa disposición esperando que actuara. Ya no resistía más al sentir el roce del glande por mis labios vaginales, le suplicaba que me la metiera de una vez. “¡Lo deseo papito! ¡Quiero ser tu putita” –le decía. No tuvo opción, su verga se estaba deslizando hacia la entrada de mi vagina. Me agarró de las piernas y me la ensartó de un solo golpe, me retumbó duro el interior, sentía su verga en lo profundo de mis entrañas. “¡Ah, qué rico papi!” –le decía. Comencé con movimientos suaves, para luego seguir con un frenético ritmo. Era tal como la había imaginado, yo no dejaba de gritar de placer, quería que todos los vecinos escucharan que mi papi me estaba cogiendo duro y que yo lo estaba disfrutando, sentía como salía y entraba de forma deliciosa por mis fluidos. Gritaba: “¡Cógeme fuerte!”. Entre más ensordecedores eran mis gritos, más fuerte me cogía.

Me bajó y me puso de espaldas contra el colchón, agarró mis tetas las lamió, su verga buscó el camino de mi vagina y se metió sin problemas, nunca mi temperatura había subido tanto, nunca había deseado más tener una verga adentro como la de él. Le pedía que apretara mis pezones, que se los comiera, los apretaba con sus dientes, los lamía y succionaba, toda su lengua era mía. La cama rechinaba, la cabecera pegaba contra la pared, mis gritos eran incontrolables. “¡Qué rica concha tienes hija!” –me decía mientras se movía con fuerza. “¡Es toda tuya papi!” –le respondía entre gemidos. Como buen macho, notó cuando estaba a punto de acabar y me dijo: “Quiero que acabes para mí”. Me bombeó con más fuerza, manoseando mis tetas, apretujándolas y restregándose en mi sudor, en ese momento todo mi cuerpo entró en trance, casi no me salían palabras, lo único que le decía era: “¡Quiero ser tu puta! ¡Quiero que me lo metas siempre!”. Él gemía como bestia, estaba tan caliente que no me di cuenta que estaba acabando deliciosamente para él. “¡Ah, papito, qué rico!” –le decía, mientras sentía como mi vagina palpitaba por el placer. Me jalaba el cabello, mis tetas brincaban con ese ritmo perverso que él imponía, mis gemidos no podían ser más intensos. Tuve el mejor orgasmo de toda mi vida, mi concha palpitaba, se contraía sin control.

No contento con dejarme casi sin aliento, papi me puso en cuatro sobre la cama. Mi culo estaba a su disposición, empezó a pasar mi lengua por mi vagina, bebiendo mis fluidos. “¡Oh, eso es exquisito!” –le decía moviéndome siguiendo el camino que su lengua trazaba. Ahora entiendo porque mamá grita como puta cada vez que papá se la coge, él es un pervertido en la cama, un macho que no se detiene hasta saciarse. No podías más que gemir de placer, dejar que se divirtiera con mi vagina, haciéndome estremecer por completo. Mojó mi culo con su saliva, suspiré y él se encargó de acomodar su miembro entre mis nalgas. “¿Me vas coger por el culito?” –le pregunté. Él rio de manera perversa y me dio una nalgada que me hizo temblar de placer. “Obvio que sí” –dijo con un tono perverso. Mi cuerpo temblaba al sentir como el glande se abría paso en mi culo. “¡Ay, papi, qué placer!” –le dije. Eran tan delicioso sentir como mi ano se rendía a su verga, que solo gemía pidiéndole que me la metiera hasta el fondo. Se tomó de mis caderas y empezó a moverse como un enfermo, sus testículos golpeaban en mi vulva, papi era fenomenal cogiendo y yo lo estaba disfrutando. Mi culo se había adaptado perfectamente a la forma de su verga. Al cabo de un rato me dice: “¡Voy a acabar!”. Saca su verga de mi culo y me hace chupársela. Se masturbaba mientras me la comía como posesa, sentí como se puso más dura y eyaculó, dándome a probar por primera vez su viscoso semen. “Ya es hora de que descanses zorrita” –me dijo. Amé que me llamara así, ya que era su zorrita.

Me abrazó fuerte. Dormí con él toda la noche, si así se puede decir. No dejó de tocarme mis tetas, de repente se volteaba, las lamía, pasaba su mano entre mi concha, me la metía otra vez. Esa noche me cogió tres veces, se la chupé, amaba sentirla en mi boca, me cogió de pie, me mecía sobre su verga, lo monté, hasta sentir su semen dentro de mi vagina. Ha sido de las noches más deliciosas de mi vida. En la mañana estábamos acostados, él dormía plácidamente, su verga estaba erecta por el descanso de la noche, aproveché de chupársela y saciar mi hambre de sexo matutino pero él se despertó; me jaló del cabello y mi boca babeaba. “¡Tienes una cara de zorra!” –me dijo y me puso a chupársela hasta que acabó deliciosamente, me tragué cada chorro de semen que expulsó, quedando complacido. Nos dimos una ducha por separado, él se fue a trabajar y yo a clases. Cuando llegué a casa me desnudé y cuando ya estaba por llegar lo esperé de rodillas cerca de la puerta. Al verme en esa posición, tiró su maletín al piso y bajó el cierre de su pantalón. “Busca lo que quieres zorrita” –me dijo. Metí mi mano para buscar su verga entre la ropa, la saqué y se la chupé. Él gemía y me tomaba del cabello, marcando el ritmo que debía seguir. Me llevó a la sala y me folló en el piso, no sabía cómo mamá podía aguantar el ímpetu de papi, ya que era demasiado intenso. Gritaba de placer, creo que a ninguno nos importaba si alguien escuchaba, ya que la perversión nos tenía presos. No sé cuántas veces acabé pero si sé que mi cuerpo no resistía esa forma brutal de coger. La noche fue igual de lujuriosa que la primera, solo que esta vez solo se dedicó a darme por el culo. Lo disfruté tanto que ya no podía pensar de manera coherente, me hizo acabar varias veces y él siempre me dejaba su semen en mi culito. Nos dieron las seis de la mañana cogiendo, hasta que por fin tuve descanso, el culo me dolía, me palpitaba y su semen escurría abriéndose paso en mi vulva. Terminé exhausta. Por razones obvias no asistí a clases, ya mi culo no se había cerrado.

Él se fue a trabajar y yo me quedé durmiendo, hice las cosas de la casa y al estar por llegar lo esperaba desnuda cerca de la puerta. Al abrirse la puerta, sorpresa fue enorme, era mamá quien entraba, al verme dijo: “¿Qué mierda haces?”. No sabía que responderle, por primera vez no tenía argumentos para mi defensa. “Veo que te has portado mal” –dijo. Mi silencio era sepulcral, me hizo ponerme de pie jalándome del pelo. “¡Responde puta!” –me dijo y me dio una bofetada que lejos de dolerme me excitó. Puse cara de haberlo disfrutado. Volvió a abofetearme y yo gemí. “¿Te gustó zorrita?” –me preguntó. Sonreí y le contesté: “¡Demasiado!”. “Veremos si te seguirá gustando” –dijo con un tono lleno de erotismo. Me llevó hasta la sala y me hizo apoyar sobre el sofá, dejando mis nalgas para su deleite. “¡Tienes ricas nalgas!” –dijo mientras pasaba su mano por ellas, yo estaba mojada y ella se dio cuenta. “¡Te gusta que te acaricien el culo!” –me dijo sonriendo. “¡Mami, he sido una niña mala!” –Le decía. “Eso lo sé, pero se ve que no lo has pasado tan mal” –me dijo. “¡Papito me ha cogido tan rico como lo hace contigo!” –le dije con lujuria. Sus caricias se transformaron en fuertes nalgadas que arrancaban gemidos de mi interior, incluso azotaba mi concha. ¡Qué deliciosas caricias! Noté que mami estaba caliente, ya que jadeaba con intensidad. “¡Por qué mejor no te desnudas y me coges!” –le dije. No lo dudó, se quitó toda la ropa, su lengua recorrió mi vagina haciéndome estremecer. “¡Mami eres igual de puta que yo! ¡Me gusta, sigue!” –le decía entre gemidos. Su lengua se hundía perversamente en mi sexo que chorreaba por mis fluidos y la saliva de mamá.

Me hizo ponerme de pie, mientras ella se acostó en el sofá, me dijo que le lamiera su vagina. Separó las piernas y procedí según me lo indicó. Sus fluidos eran exquisitos, sentirlos en la boca mientras me comía su sexo era excitante, tanto como oírla gemir. “¡Eres una putita!” –me decía mientras ella apretaba sus tetas, sus pezones estaban duros, me detuve un momento de darle placer con mi lengua solo para morder esos erectos pezones. “¡Mierda, me gusta!” –decía retorciéndose de placer. Segui lamiendo su deliciosa concha, cuando sentí que algo se metía en mi culo, papá había llegado y lejos de enojarse se unió a la “fiesta”. Sus fuertes manos apresaron mis caderas y me la ensartó de una. ¡Qué infinito placer! Sus bruscos movimientos me llevaban al infierno, me quemaba por la lujuria que corria por mis venas. “Veo que se estaban divirtiendo” –dijo papi. “Ahora más, mi amor que llegaste. No sabes cuánto extrañé tu verga” –dice mami. A los pocos minutos ambas estábamos siendo abrasadas por ese fuego de placer llamado orgasmo. Mamá se sentó en el sofá y dejó que papi me la metiera. Al poco rato papá sacó su miembro de mi culo y se lo dio a mami para que se la chupara. Ella lo devoró con locura, hasta la base, lo sacaba y lo metía con un ritmo intenso y perfecto, yo estaba recostada en el piso con las piernas abiertas, tocándome viendo como mami engullía esa verga que tanto placer me ha dado. Papá llevo a mamá al piso y la hizo que se pusiera en cuatro para que me lamiera la concha, él se acomodó detrás de ella y se la metió por el culo. Mami dio un intenso grito de placer al sentirla entrar y puso su boca en mi sexo para ahogar sus gemidos, esta vez no usó solo la lengua, también sus dedos para penetrarme. La escena era por demás candente. Entre nuestros gemidos hacíamos que el morbo aumentara. Papi decidió que ambas compartiéramos su semen, nos pusimos de rodillas y su semen se desparramó sobre nosotras. Vernos cubierta con el semen de papá fue idílico, al punto de besarnos y caer rendidas por ese intenso momento.

Por demás está decir que mi habitación desde ese momento era la de mis padres, los tres compartíamos, la cama, la lujuria y la perversión. Pasaron los años y a mis treinta todavía sigo siendo la putita de papá, pero con el placer compartido a vez con mamá, solo basta una mirada de él para tenernos desnudas y dispuestas a darle el placer que se merece.

 

Pasiones Prohibidas ®


9 comentarios:

  1. Que relato más perverso y excitante 👏👏👏🔥🔥🔥Gracias caballero por regalarnos tan lujuriosas letras.

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  2. Wow!! que interesante historia
    Excelente Caballero 👏🏻👏🏻
    Mis respetos y saludos a su Señorita Fiorella
    Gracias mil
    Por el contenido que publican!!!
    Me encanta seguirles!!

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  3. Infierno L©Fiorella de Mr.P29 de junio de 2023, 11:24 a.m.

    Que rico papi!!! Jajjaja 😈😈😈
    Deliciosamente excitante Amor
    Escribes de una forma fascinante
    Me encanta que seas tan explicito en tus letras
    Muy excitante y candente
    Y me encanta que me calientes de esa forma tu sabes ...😈💋
    Que rico disfrutar contigo de cada ocurrencia 🔥🔥

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  4. Wowwww que excitante y delirante relato, pura perversión, gracias por compartir

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  5. Exquisita lectura con respeto guardo el comentario le doy gracias por regalarme mi mejor velada

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  6. Super exxitante y perverxxo

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  7. Increíble relato muy evitarte hacer volar la imaginación más perversa y sentirse así de puta como que fuera una la protagonistas de ta historia como siempre saludos Caballero

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  8. Hermoso y excitante relato que despierta el morbo y deseos incestuosos

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